30/7/20

"¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!" (2ª PARTE)


CONTINUACIÓN:

La intervención de Gomá

Isidro_Gomá
Isidro Gomá

El teocrático Isidro Gomá habló “de una ofrenda cristiana, tan cristiana como española”. En su opinión, la interrupción de esta ofrenda se debió 'al espíritu extranjerizante', dando por hecho que quienes elaboraron la Constitución de 1931 eran 'marcianos'.

Y, en cuanto al contenido de la ofrenda, reflexionó sobre 'la paz', repitiendo las reflexiones de su pastoral 'La cuaresma de España (30.1.1937)'. Extrañaba que 'un purpurado de la Iglesia', que consideraba la fe como “el bien más preciado de un pueblo”, se mostrara 'partidario de la guerra' y la justificase con 'citas de la Biblia y santo Tomás. 'Si la guerra era fruto del pecado', poco reparó Gomá en que 'todos eran pecadores', aunque un poco más los republicanos.  

Si Gomá se declaraba tan 'amante de la paz', ¿por qué no alzó su voz contra el golpe de Estado nada más proclamarse y ver su inmediato fracaso? La pastoral de Gomá se diluía en un océano de 'contradicciones y paradojas', resueltas por la vía de la consideración de "la guerra como acto justo -versión de santo Tomás-", cuando se trataba de derribar a los 'enemigos de Dios' que, en un 'reduccionismo teológico comprensible', "era media España la que apoyaba al Gobierno republicano". En definitiva, la guerra quedaba convertida en un 'problema religioso', cuando, en realidad, era un 'problema político y económico'.

Gomá quiso convertir su petición al apóstol “en una férvida plegaria por la paz en 'una guerra tan terrible como gloriosa', porque la paz, es el bien fundamental de los pueblos”. Sin duda. Kant ya lo había dicho en 'La paz perpetua', de quien Gomá 'no cita ni una coma'. Lógico. "Kant abogaba por 'la razón' para solucionar las controversias entre los seres humanos, apostando por 'la cooperación' entre los individuos como valor esencial frente al poder".

Del 'disfrute de la paz' que deseaba Gomá, en principio, solo participarán de ella 'quienes la hubiesen merecido': “Fuera de los campos de batalla la han merecido especialmente los 'miles de mártires cristianos, sacerdotes y seglares' que han dado su sangre en testimonio de su fe y la han unido a la del glorioso apóstol”.


¿Y para los futuros vencidos de la guerra? Para estos dirá:

“Cuando llegue la hora de esta paz podemos asegurar -porque conocemos el corazón magnánimo del Generalísimo-, no se oirá sobre los campos rotos de España, el Vae Victis (¡ay de los vencidos!) de los paganos” -esto también lo decía Kant-, “ni deberán quedar flotantes los odios de los hermanos sobre los viejos campos de batalla; ni bajo la tierra arada por la metralla, el rescoldo de viejas reivindicaciones políticas y sociales que pudiesen alimentar la tremenda hoguera de nuevas guerras. Será una paz cristiana, fruto de la confluencia de pensamiento y corazón de todos los españoles, garantía de un porvenir venturoso. Todo hombre de buena voluntad deberá hallar en el suelo pacificado de España un lugar paz, para vivir en paz. Que cada cual viva en paz, a la sombra de su higuera y de su parral”.

¡Qué comprensión! ¡Qué ternura!

"Caigamos del burro del asombro", porque Gomá bien sabía que 'dicha paz no era nada fácil de conquistar'. De ahí que, 'increíblemente confuso en su prosa', añadió:

“Para ello, será necesario recuperar de nuevo nuestra alma (…) porque 'la revolución quiso cambiarnos el alma' y el pueblo se ha opuesto con las armas porque esto hubiese sido someternos a la servidumbre definitiva de un pueblo extranjero. La 'contrarrevolución'  debe aspirar a la 'restauración del alma nacional', a la revalorización de todo factor netamente español, a una 'reclasificación radical de todos los hechos humanos, a su reajuste según las existencias de nuestra historia'. Porque no hay ciudad bien cimentada cuando no se cimenta en Dios, que ha sido siempre el primer ciudadano de todos los pueblos grandes, la justicia que se debe a Dios que es la primera de todas las justicias. Todo esto ha sido deshecho por la 'revolución'; y la 'contrarrevolución' para no errar el camino, debe rehacerlo y valorizarlo según las leyes providenciales.”

Francisco Franco

Es evidente que, en lo que a la paz se refiere, 'Gomá se equivocó'. A los dos años de esta ofrenda comprobaría que 'el corazón del Generalísimo no era tan magnánimo' y que no lo conocía tan bien como presumía.

En realidad, "el cardenal no tenía idea acerca de los flujos 'sanguinarios' que bombeaban el corazón de 'semejante elemento'".

Pronto lo sabría. En 1939, un año antes de morir, escribió la pastoral 'Lecciones de la guerra y deberes de la paz' y su sorpresa fue mayúscula cuando 'la censura prohibió su publicación' en la prensa.

La censura entonces, estaba en manos de Serrano Súñer, Laín Entralgo y Antonio Tovar, 'falangistas de pro'; con posterioridad, los dos últimos 'reconvertidos en demócratas de toda la vida', sobre todo Laín. Fue entonces cuando ni el 'Generalísimo de generoso corazón' salió en su ayuda.

En esta pastoral, Gomá completaría su inacabada reflexión sobre la paz, iniciada en 'La cuaresma de España'', repetida en la 'Carta Colectiva de los obispos españoles' publicada recientemente (1.7.1937) y, ahora, en la ofrenda. Solo que, en 1939, terciaría sobre un concepto eternamente pospuesto: 'el del perdón y la reconciliación'.

Pedro Laín Entralgo

De forma ingenua, Gomá pedía “perdonar al enemigo cristianamente”, olvidando que, si había algo 'a lo que no estaba dispuesto el régimen', era, precisamente, a eso, a 'perdonar a los vencidos'. Su petición encajaba en la 'doctrina evangélica', pero no en el comportamiento de los 'dirigentes fascistas'.

En cualquier caso, Gomá olvidó decir que 'quienes tenían que pedir perdón eran los fascistas', pues, a la vista estaba, que 'no habían sido buena gente'. El mismo los sufrió en carne propia. "Ni siquiera le permitieron la publicación de su pastoral que ni cuestionaba la razón de ser del golpe, ni de la guerra, ni la figura del Generalísimo".

A lo sumo, y de manera un tanto críptica,"su pastoral solo ponía en solfa a Serrano Suñer y su 'parafernalia falangista', idéntica a la 'nazi', algo que a Gomá le sacaba de sus casillas teocráticas".

De hecho, después de dicha 'pastoral', nada cambió y 'el olvido sobre Gomá fue total'.

Año de 1938, la versión más guerrera

 
Serrano Súñer

En esta ocasión, "fue el ministro del Interior, Serrano Suñer, quien hizo los honores al santo en nombre de su cuñado".

Al acto asistieron los embajadores de Italia, Portugal, Japón, el cónsul general de Alemania, el general jefe de la Octava Región militar, Gil Yuste, el contralmirante Luis de Castro; el alcalde de Santiago, el coronel de Estado Mayor; el nuncio del papa, monseñor Cicognati, el arzobispo de Santiago, Tomás Muniz, el obispo de Madrid, Eijo, el de Mondoñedo y el de Oviedo.

El ministro recuperó la figura de Santiago en su dimensión más 'guerrera e intransigente'. Después de señalar que se encontraba allí, “en nombre de los que aquí están y de los que sufren porque no están y en nombre de los que ya rindieron 'tributo a la muerte' en servicio del Señor y de España, dirigiéndose a Santiago, es un decir, le diría, es otro decir, que “Vos fuisteis quien pidió 'fuego del cielo que consumiera a las gentes protervas'.

Y 'gentes protervas', sinónimo de 'malignas', "eran los rojos, los comunistas, los masones; en definitiva, quienes formaban el 'bando gubernamental'" y a los que, como se vio anteriormente, Gomá integraba en la 'revolución', mientras que los 'golpistas' formaban la 'contrarrevolución'.

Se trataba de una 'contraposición terminológica delirante'. A fin de cuentas, ¿dónde estaba esa revolución contra la que se rebelaron los golpistas? En todo caso, cabría hablar de una 'imaginaria revolución, republicana', obviamente, y que ya me dirán, ustedes, cuándo se puso en práctica mientras duró el gobierno del Frente Popular.


Fue esta 'contrarrevolución' -en realidad, un golpe de estado fracasado-, la que inició "la 'violencia' y la 'salvajada' de la guerra contra un Gobierno que, ni en sus defensores más radicales, cupo la idea de que en España se estuviera fraguando una 'revolución comunista', diseñada por el Soviet".

El 'falangista filonazi', Serrano Suñer, al leer sus folios dedicados a la imagen del apóstol,"rescató de éste su lado más violento y fogoso": Vuestra inclinación por 'lo eficaz y lo imperial', sobrenaturalizadas luego, se convirtieron en el más prodigioso apostolado. Haced a España Una, Grande y Libre, 'faro del mundo con los extraviados', pero 'firme, dura e inflexible' como Vos, ante la traición y las fuerzas del mal”.

A continuación, tomó la palabra el arzobispo, Tomás Muniz, quien no tuvo 'reparo alguno' en asegurar la idea de que España fue hecha a 'imagen y semejanza' de su apóstol y Patrono, es decir, ¿a imagen de un beligerante con los infieles y con las fuerzas del mal? Seguro.

Para concluir que “Santiago es nuestro, cosa de familia. Y porque 'España es así, y no ha dejado de ser católica', Santiago no la dejará torcerse en sus destinos. Nosotros somos así o no somos. 'Venceremos o moriremos en la contienda'.

Año 1939, ofrenda sobria 

General Moscardó

¿Cómo fue la ofrenda de 1939, año en que la Guerra había llegado a su fin? No cambió de formato ni de contenido. Como de costumbre, 'Franco tenía mejores cosas que hacer y no asistió al acto', delegando su representación en el general Moscardó, el 'héroe del Alcázar'. Lo acompañaron el vesánico Millán Astray, el arzobispo de Santiago y los obispos habituales, de Madrid, de Lugo y de Mondoñedo.

La lectura de la ofrenda la hizo el general Moscardó. Apenas un folio de extensión aunque con 'idéntica retórica' grandilocuente de los dos años anteriores. 'Le salvó del naufragio total su brevedad'. Se limitó a decir que había venido a Santiago a darle las gracias al santo, porque “había guiado al Generalísimo (…) y a reiterar con 'sangre' de nuestros muertos y los 'laureles' de nuestros héroes la primicia inmaculada de nuestro 'triunfo'. El triunfo final del Generalísimo estaba escrito, pues “era un Destino providencial que 'Dios' nos señaló”.

En cuanto a las palabras del 'arzobispo', tras recordar la 'historia de la ofrenda', fue tan breve como un telegrama: “Yo recibo, en nombre del glorioso Apóstol, el donativo que le ofrece el Generalísimo y reconozco en nombre mío y de esta santa Iglesia la merced que se le hace”. Amén.

Y por estos derroteros de 'oratoria fascista' seguirían las ofrendas celebradas en años posteriores, permitiendo a los oferentes 'explayarse' en consonancia con su 'talante expresivo'. Por ejemplo, la intervención, en 1950, del capitán general del Departamento de El Ferrol, el Almirante Juan Pastor Tomassety, recuperaría el 'empaque retórico' de estos primeros años, convirtiendo su ofrenda en 'un discurso interminable y farragoso' que no parecía tener fin. Con decir que en su ofrenda dio cita al Cid Campeador, a san Francisco de Asís y a santo Domingo de Guzmán, está insinuada 'su enorme capacidad para hablar mucho sin decir nada'. Por supuesto, el almirante Pastor lo hizo “en nombre del Caudillo de España, encarnación de nuestra raza por su fe y valor”. Pues eso.

Al cierre


Pocos quieren recordar que la 'Ofrenda actual', con sus variaciones correspondientes, es la misma que sigue hoy 'en pie de guerra anticonstitucional'.

Se reconozca o no, "la 'Ofrenda a Santiago' sigue siendo una tradición religiosa'establecida 'manu militari' por el 'fascismo'", pues 'fascista' era la ideología de los 'golpistas' en 1936. No se entiende bien que gente, que se dice 'demócrata y constitucional', "siga manteniendo tal 'abuso teocrático' en un 'formato religioso' que impuso nada más y nada menos el 'golpismo'".

Al igual que en 1931, "dicha ofrenda no cuadra ni es congruente con la naturaleza 'aconfesional' del Estado español", a la que están sometidos tanto los 'reyes' como los 'políticos' que rigen lo que llaman pomposamente 'el destino de la Nación'. "Y nada tan peligroso para la salud de una Nación que cuando sus políticos le señalan un destino". Miedo da pensar en el significado práctico de tal declaración.

"Ni los reyes, ni los políticos, incluidos los presidentes de Gobierno, han sido congruentes, ni lo siguen siendo, con la naturaleza aconfesional del Estado que presiden". No lo fue ni Rodríguez Zapatero. Algo lógico, si se recuerda que su cargo como presidente 'lo juró delante de un crucifijo'.

Para colmo, "están prolongando en el tiempo una 'celebración religiosa' impuesta por unos 'militares perjuros', a quienes la religión les importaba 'una higa', hasta que descubrieron en ella su potencial de instrumentalización ideológica para 'manipular a las masas'", gracias, obviamente, al 'asesoramiento' de una Jerarquía Eclesiástica 'obsesionada por el poder y la ambición', tanto o más que los 'militares africanistas'.


FUENTE: nuevatribuna.es
Víctor Moreno
24/07/2020

Estoy convencido, y asi lo he expresado públicamente en diversas ocasiones, que uno de los factores determinantes de aquel golpe de Estado y posterior Guerra Civil, fue el hecho de que el gobierno republicano, con la ley y la constitución de su parte, retirara a la Iglesia el omnímodo poder que significaba la Educación, haciéndola depender directamente del Estado. Aquí la Institución católica perdió uno de sus principales pilares: el control de la conciencia a través de la enseñanza religiosa y... ¡claro! había que recuperarla como fuera.

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