31/8/20

'ER CALÓ'

Miguel Ángel G. Yanes

CRUELDAD, SADISMO Y PERVERSIÓN DEL SANTO OFICIO


'Garrucha', 'pera', 'doncella de hierro' y otros pavorosos métodos de tortura de la Inquisición
 
Tribunal del Santo Oficio

La Inquisición o Tribunal del Santo Oficio, en cualquiera de sus variantes Española, Episcopal, Pontificia, nacida en el siglo XIII y muerta en el XIX, exactamente en 1808 por orden de Napoleón Bonaparte, no tuvo otra función que "torturar hasta la muerte, o perdonar al desdichado que caía en sus fauces si confesaba…", aunque en ese punto ya quedaba idiota o inválido para el resto su vida.

"Nadie estaba a salvo". Para la Iglesia, "herejes eran todos", con mínimas excepciones o distracciones: judíos, conversos (llamados marranos o cristianos nuevos), homosexuales, masones, brujas (¡!), blasfemos, desviados de la religión oficial, ladrones, asesinos, apóstatas… y sospechosos de cualquiera de esos cargos.

En un principio, las formas de muerte más comunes fueron la horca o la hoguera, pero en 1252, al  
papa Inocencio IV le parecieron demasiado piadosas y poco efectivas, ya que los condenados morían muy rápido, y estableció oficialmente la tortura para lograr que "aquellos desviados de la religión oficial confiesen sus pecados".

Inocencio IV

La norma, proclamada por medio de una bula, fue una obra maestra de la hipocresía: "El oficial o párroco debe obtener de todos los herejes que capture una confesión mediante la tortura… sin dañar su cuerpo o causar peligro de muerte".

Empezó entonces la larga noche de los instrumentos de tortura: "la apoteosis de la crueldad y la perversión. Paradoja: una obra del Demonio. Eso que querían encontrar en los cuerpos y almas de los desdichados…"

Veamos el catálogo…

EL POTRO

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Una de las torturas más difundidas desde la Edad Media. Sencilla, fácil de construir y muy efectiva, como rezaría un eslogan publicitario.

Se acostaba al prisionero sobre una mesa con cuerdas en sus extremos. Dos para los brazos, dos para las piernas…, que se enrollaban en una rueda giratoria. De ese modo, a medida en que las preguntas del inquisidor del 'tribunal de fe' no eran respondidas, "el verdugo hacía girar la rueda, los miembros se estiraban, el dolor superaba la barrera de la resistencia –a veces, el cuerpo se alargaba hasta 30 centímetros–, y si aun así no había confesión, la diabólica máquina dislocaba y fracturaba brazos y piernas…, y en su punto máximo los separaba del cuerpo. Un descuartizamiento…"

Según escribió el catedrático Luis Muñoz en su obra Origen, Historia Criminal y Juicio de la Iglesia Católica, "luego de unas vueltas era imposible mantenerse en pie o caminar siquiera dos pasos".

EL APLASTA PULGARES

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Un simple instrumento de metal, portable, en el que "introducían los dedos de las manos y los pies del reo, y se hacía girar un tornillo cuya punta destrozaba, uno a uno y hasta que mediara la confesión, cada uno de los dedos".

El insoportable dolor y los consiguientes gritos del torturado, más la oscuridad de la cámara de tormentos, apenas iluminada por antorchas, creaba un escenario fantasmal

EL AHOGADO

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Había varias versiones de este horror. La más simple, básica y no menos criminal era "acostar al condenado sobre una mesa, atarle manos y pies, taparle las fosas nasales, ponerle una pieza de metal en la boca para impedir que la cerrara rápidamente, y meterle ocho cuartos de líquido por el gaznate", según la narración de Luis Muñoz. La sensación de ahogo era el prólogo de la muerte. A veces, el desdichado perdía el conocimiento, y poco después moría por la distensión, hasta la ruptura, del estómago.

Los años, que a veces son buenos consejeros, en este caso perfeccionaron la tortura y su espanto: "trapo de lino metido en la garganta, agua filtrándose gota a gota al llegar al trapo, y esa lenta inundación obligando a la víctima a respirar con desesperado esfuerzo…", hasta la confesión o la muerte. Confesión inevitable de cualquier cargo con tal de escapar de la trampa.

Hacia el final del siglo XVI (1598), un inocente fue acusado de ser un hombre lobo poseído por el demonio (¿?). El verdugo lo ahogó, pero modificando el método: ¡el preso colocado boca abajo! Por supuesto, se puso de moda

LA PERA

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Tortura vaginal, oral o anal, consistía en un objeto en forma de pera que se introducía en la boca vagina o ano del reo. La oral se destinaba a "predicadores heréticos", la vaginal a mujeres "con relaciones sexuales con Satanás o con algún familiar", y la anal a "los homosexuales pasivos".

Una vez instalado en alguna de las cavidades, "la pera se agrandaba por medio de un tornillo, y al mismo tiempo, en sus paredes exteriores, aparecían púas que desgarraban los tejidos".

Era un doble suplicio: "la expansión progresiva de la pera que destrozaba la cavidad para siempre, y por otro las hemorragias provocadas por las púas. Imposible sobrevivir…"

LA GARRUCHA

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Similar al potro, pero no menos dolorosa. "Se ataban las manos del acusado por la espalda, se lo alzaba a varios metros del suelo y tirando de las muñecas con un mecanismo de poleas, y llegado al límite se lo dejaba caer… sin que el cuerpo tocara el suelo" (Nota: una pavorosa versión del bungee jumping actual). Repetido el rito varias veces, la víctima quedaba desconyuntada…, salvo que al segundo o tercer intento confesara crímenes y pecados inexistentes…

La garrucha tenía también una atroz variante. Una vez que el prisionero estaba en el aire, le ataban en los pies bloques de hierro de casi 40 kilos que, al dejarlo caer, le quebraba las piernas. Los jueces recomendaban "dejarlo suspendido en el aire el tiempo que se tarda en recitar dos veces el salmo Miserere, oración de arrepentimiento"

Método que alargaba la tensión y el sufrimiento… Y si aún así no confesaba, se le estrangulaba, y se quemaba su cuerpo.

LA CUNA DE JUDAS

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Era un artefacto formado por dos partes: "un sistema de poleas que permitía alzar al preso varios metros y dejarlo suspendido en el aire, y una pequeña pirámide de madera con su punta muy aguzada".

"Al dejarlo caer, esa punta desgarraba el ano, el escroto o la vagina".

LA DONCELLA DE HIERRO

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De siniestra y rebuscada concepción, se trataba de "un sarcófago con forma humana y varias agujas en sus paredes interiores. Al encerrar al acusado en esa celda, las agujas le desgarraban distintas partes de su cuerpo hasta que moría desangrado".

Según un artículo del diario español ABC en 2012, "la primera ejecución bajo este método sucedió el 14 de agosto de 1515, y la víctima fue un falsificador". Acerca de este caso, el autor alemán del siglo XIX Gustav Freytag escribió: "Las puntas afiladísimas le penetraban en los brazos, en las piernas, en la barriga, en el pecho, en la vejiga, en la raíz del miembro viril, en los ojos, en los hombros y en las nalgas, pero no tanto como para matarlo, y así permaneció con gritos y lamentos dos días, hasta que murió".

LA SIERRA
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Considerada como una de las torturas más brutales, por lo común "estaba reservada a las mujeres que, según los inquisidores y sus canallescos Autos de Fé, habían sido preñadas por Satanás y darían a luz un 'niño-demonio'".

"La acusada era colgada boca abajo con el ano abierto, y una sierra la cortaba hasta llegar a su vientre –cuna del imaginario hijo de Satanás–, y por fin al pecho". No se le exigía confesión: era una condena a muerte.

Cualquier tratado elemental de psicología –o cualquier humano de capacidad mental estándarsaben que aquellos monstruosos tormentos no buscaban la verdad: "eran sólo venganza y alimento para el sadismo, el odio y la perversión de los jueces".


(Post scriptum) Entre los procesos célebres figuran el del Niño de la Guardia, judío, al que se le arrancó el corazón; el sufrido por Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, acusado de hechicería, y absuelto; el de Fray Luis de León, procesado por su traducción del Cantar de los Cantares, y absuelto 5 años después. Al volver a su cátedra, pronunció aquellas famosas palabras: "Decíamos ayer…". Y también padecieron procesos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Por cierto, la Inquisición y sus torturas crearon escuela. El 'potro' fue reemplazado por la 'picana eléctrica'. El 'ahogado' todavía se aplica en algunas cuevas de los servicios de Inteligencia. La 'quebradura de dedos, piernas y brazos' aun funciona como castigo de las 'mafias italianas', y su variante con bloques de hierro en los pies de los prisioneros fue usada por los nazis en Auschwitz. En rigor de verdad, desde siempre y hasta hoy, en cualquier comisaría de países civilizados (o no tanto), los interrogatorios son reforzados por golpes que no dejan marca –con guías telefónicas, toallas o rollos de papel–, y en los sótanos de las dictaduras aun funciona el Submarino Seco: varios intentos de asfixia envolviendo la cabeza del sospechoso con una bolsa de plástico. Y arrancar las uñas no es algo del pasado.

FUENTE: infobae.com
Alfredo Serra
02/12/2018

¡¡¡El horror!!!

Una de las épocas más abominables y oscuras de la sociedad occidental, y todo ello...

"a mayor gloria de Dios".


30/8/20

DECIR SANDECES ESTÁ MUY DE MODA


¡Coño! Ahora me entero de que comer pescado lleva la economía a la ruina.

¿Y tú qué comes?... ¿Cagajones de burro?

Miguel Ángel G. Yanes

REGULARIZACIÓN DE MIGRANTES: UNA NECESIDAD, UNA OPORTUNIDAD

De las torturas en Libia a la miserable paz de una chabola en Lepe: "A veces trabajo con los papeles de otro"

Adagra recaló en la localidad onubense hace más de 2 años, tras llegar a Italia desde Libia. Aquí nunca le ha faltado trabajo en el campo y confía en que su jefe le ayude a regularizar su situación si logra acreditar 3 años de estancia en el país.

Un trabajador migrantes se lava las manos en el asentamiento en el que vive en Lepe, Huelva, en julio de 2020.- JAIRO VARGAS
Un trabajador migrante se lava las manos en el asentamiento 
en el que vive en Lepe, Huelva, en julio de  2020. 
JAIRO VARGAS

En Lepe, junto a la carretera nacional que viene de Cartaya, hay una trocha entre pinos que no debería llevar a ninguna parte. No hay sendero más allá de las huellas de sandalia o de pies descalzos que han aplastado la hierba tantas veces ya que dejan intuir, serpenteante, la tierra rojiza y suelta que se agarra a cualquier pliegue de la piel. "A los costados del camino, casi como hitos de cuneta, se disponen al tuntún garrafas, bidones y botellas de agua; todas llenas, en hilera, cargadas hasta donde haya permitido el cansancio de quien vive sin un grifo cerca'".
Una verja de alambre oxidada, dada ya de sí por diarias idas y venidas, anuncia el final del sendero y entonces se pueden ver, al borde del barranco que se asoma a la calzada, "unas 20 casetas, cubos casi perfectos de palés de madera, cartones y esfuerzo, todo forrado de plástico de invernadero". En una de ellas vive Adagra, de 39 años, que rápidamente limpia con su mano una mesa plástica comida por el sol y rebusca en la parcela una silla que conserve las cuatro patas. "Siéntate, por favor", pide en un dificultoso castellano el anfitrión Adagra.

"Aunque ese no es su verdadero nombre'. No quiere que figure por la misma razón que no quiere mostrar al mundo la imagen que todos los días oculta a su hermana y a su hijo' a miles de kilómetros, en algún lugar de Costa de Marfil. "Yo no puedo hablar de esto a mi familia. Si yo les digo cómo vivo sé que van a sufrir", reconoce. Por eso solo hace las videollamadas desde el pueblo, cerca de algún bar, en una plaza, "no puedo enseñarles esto", dice negando con la cabeza y enmarcando con los brazos la realidad obscena de su vida. "Les digo que todo está bien y les mando dinero cada mes. Cuando puedo, 100 euros a mi hermana; 200 a mi hijo. Siempre, pase lo que pase", apunta.

Incendio en Lepe. EFE
El Ejército se desplaza a Lepe ante la precaria situación de los temporeros.
SERVIMEDIA

Lleva aquí 2 años y medio y, si no hay ningún incendio de esos tan comunes en los asentamientos de migrantes de la zona, o si ninguna máquina municipal arrasa su pequeño campamento, seguirá ahí hasta que pueda alquilar una casa' "Pero para eso necesito los papeles", advierte. Está seguro de que, tarde o temprano, los conseguirá, aunque lamenta tener que sobrevivir así tanto tiempo 3 años, como mínimo— para lograrlo. "Si me dieran 'papeles' mañana, yo sería la persona más feliz del mundo", sostiene; "cambiarían tantas cosas en mi vida...".

Adagra sabe que "es indigno vivir en una chabola sin agua, sin luz, con calor extremo en verano, un frío terrible en invierno y donde, si llueve, se moja como si no hubiera techo" porque, en realidad, no hay nada que se pueda llamar techo. Piensa que "no es humano" ver cómo tan solo a pocos cientos de metros, unos abren el grifo si tienen sed mientras que él tiene que 'carrear'bidones de agua si quiere beber y lavarse todos los días. Cree que "no es justo vivir así a pesar de trabajar duro, duro, muy duro" en el campo para que media Europa tenga fresas, arándanos, frambuesas o naranjas frescas. No entiende que después de trabajar durante todo el año' que lo único que haya recibido del Gobierno sea una orden de expulsión'al denegarle su petición de asilo. Que lo único que reciba en Lepe, después de casi 3 años, sea total indiferencia.

Adagra no es temporero, porque él no va ni viene. Él lleva ya más de 2 años trabajando para 'un mismo jefe', "un buen jefe, una buena persona", asegura; que le trata bien, que respeta los horarios casi siempre, que le paga 40 euros cada peonada, que le viene a buscar y le lleva de vuelta todos los días desde la finca, en La Redondela, a 15 minutos en coche —qué buen trabajador tiene que ser Adagra, y que le ha prometido que le hará un contrato de un año —lo que él necesita para poder pedir el permiso de residencia en cuanto pueda demostrar que ha pasado los 3 años de infamia e irregularidad a los que la Ley de Extranjería le tiene condenado. "A él y a otros cientos de miles de extranjeros no comunitarios que viven en España, trabajan en España, pero a los que España ignora por completo".

Un grupo de personas, de origen africano, duermen al raso en Lleida. AMADOU DOUMBIA.
Los temporeros que huyeron de las llamas de las chabolas en Lepe 
duermen al raso: "Tenemos miedo".
FERRÁN BARBER

"Nunca podré olvidar Libia"

Pero allí, entre los colchones sucios que ahora saca al exterior de su chamizo para aprovechar la brisa fresca de la noche de Huelva, entre restos de la lumbre donde cuece el arroz blanco o el té de la mañana, Adagra se siente "tranquilo, en paz, afortunado incluso, porque ha estado en lugares peores". No en su país, que abandonó ya ni se acuerda exactamente cuándo, donde se vive con "la 'dignidad' que da una casa, un patio, un cuarto de baño y una calle asfaltada", pero donde falta el trabajo digno. Luego descubrió que, en Europa, también falta para los que son como él.

Adagra habla de Libia, ese inferno del migrante, la última etapa antes arriesgar la vida en el Mediterráneo, un agujero negro del mundo donde pasó, recuerda, tres meses en prisión. "No olvidaré Libia nunca en mi vida, es imposible", casi susurra.
  
Trabajo indigno

"Nos pegaban todas las mañanas hasta que pudiéramos pagar para salir"

El marfileño no era un delincuente, solo un negro en un país fallido, profundamente racista, sumido en una nueva guerra civil, donde mafias y grupos armados trafican con todo, desde armas y petróleo hasta con personas como él."Al mes de llegar a Libia me cogieron y me encerraron con más personas. Nos hacían llamar a nuestras familias para que mandaran dinero, necesario para poder irnos de allí", recuerda. "'Nos pegaban' todas las mañanas hasta que 'pudiéramos pagar', todo el día encerrados allí, muchas personas. Muy duro", describe. 

Pero un día, la guerra entre grupos armados llegó a su centro de detención. "¡Buuum!, ¡buuum!", recuerda. Una explosión sacudió su celda. "Gracias a dios pude escapar, pero vi a dos compañeros muertos por las bombas", rememora. No fueron los únicos. Ni el suyo tampoco fue el único centro de detención de migrantes que acabó bombardeado. Después, otro mes de espera hasta echarse al mar en un bote de goma que llegó a Italia y, luego, alguien le dijo que era mejor 'uscar trabajo en España.

Miembros de los servicios de bomberos extinguen las llamas tras un incendio declarado en un asentamiento chabolista de Lepe, Huelva. - EFE
Un nuevo incendio arrasa un campamento de migrantes en Lepe.
EFE

Lepe, donde se puede trabajar sin papeles

Así acabó en Binéfar (Huesca), donde muchos migrantes trabajan en mataderos o en el campo' siempre lugares ocultos, escondidos, donde solo hay españoles en los puestos de encargado, donde todo el mundo tiene miedo a quejarse de cualquier cosa. "Pero yo no tenía papeles y no encontraba trabajo allí", explica. Un compañero africano, que le acogía en su casa, le habló de Lepe, conocía a gente que iba hacia allá, a la campaña de la fresa. "Allí se puede trabajar sin papeles", le dijeron, y otro africano se unió a sus planes. Así fue como llegó hasta el final del sendero que no debería llevar a ninguna parte, donde arrastró palés y plásticos y se hizo la 'chabola' en la que vive desde entonces.

Vio que se podía trabajar sin contrato, no parecía importar mucho a quien necesita brazos y espaldas fuertes. Y lo que es peor, "podía trabajar con los papeles de otro' Nos los prestamos, algunos los alquilan. Puede haber contratos diferentes con los mismos papeles, de personas diferentes, sobre todo para la época de coger naranjas y mandarinas", confiesa. "Poco a poco", pensaba él. Poco a poco iría mejorando su vida. "Por eso, por Libia, todo esto me parece bien. Tengo trabajo, estoy tranquilo, mando dinero a mi familia. Aquí no hay problemas", afirma mientras su oscuro rostro ya se difumina con la noche cerrada que envuelve el asentamiento.

Chabolas de trabajadores migrantes en un asentamiento de Lepe, julio de 2020.- JAIRO VARGAS
Chabolas de trabajadores migrantes en un asentamiento de Lepe. JAIRO VARGAS

Peor que la chabola, la gente

Pero más de 2 años después, pocas cosas han cambiado. Adagra no tiene amigos, a excepción de Franco, que les deja a él y al resto de migrantes de su pequeño asentamiento cargar los móviles y coger agua en su cercana nave industrial, y de Antonio Abad, un activista que lleva años intentando mejorar la vida de estas personas en los asentamientos. 

"Son los únicos aquí que ayudan sin preguntar y sin pedirte nada después", sostiene. Adagra se siente muy al margen. "Lo peor no es la chabola. Lo que menos me gusta de todo es la actitud de la gente: La gente de Lepe 'comme ci, comme ça'", dice en francés, "regular", y menea la mano y estirando la comisura de sus gruesos y oscuros labios, chasquea la lengua varias veces. "No quieren mucho a los africanos", resume.

Incendio Lepe
Dos heridos y 50 chabolas quemadas en un nuevo incendio
en un asentamiento de temporeros en Lepe. 
PÚBLICO | AGENCIAS

Dice que hay dos realidades en Lepe que viven pero no conviven, paralelas casi siempre, pero que se cruzan a diario sin que lleguen a caminar juntas nunca' "Aquí solo existimos para trabajar, solo nos quieren para eso'. Puedes encontrarte en la calle con un español al que ves en el trabajo todos los días, pero no te saluda. La gente de Lepe nos ignora, a pesar de que nosotros hacemos el peor trabajo, lo más duro", lamenta. Y piensa —está convencido—de  que "eso cambiará cuando tenga los papeles en regla", cuando deje de ser un africano en situación irregular.

"Aunque si se pregunta en otras chabolas, en otros asentamientos, es muy común encontrar a trabajadores con papeles y contrato desde hace años que no han logrado salir de esas cabañas. No es fácil que un migrante subsahariano pueda alquilar una casa. Hay desconfianza, y un racismo latente cuya intensidad por ahora llega solo hasta ahí, pero ya resulta demasiado", denuncia Antonio Abad.

"No tener papeles significa no existir, no poder abrir una cuenta en el banco y tener que guardar el dinero en casa de algún conocido o llevarlo encima siempre'". Significa "no poder salir de aquí, no poder buscar tu vida, hacerla en otro sitio, buscar un trabajo mejor", enumera Adagra; significa no poder ver a la familia que dejó atrás' significa que tu dinero, en realidad, no vale para nada. "Si yo tengo 2.000 euros y un inmigrante con papeles'tiene el mismo dinero, él puede comprar un billete de avión para ir a su país, estar dos o tres meses con su familia y volver. Él puede alquilar una casa, puede realizarse. Yo no puedo, mi dinero no sirve", resume.

Imagen de archivo de un coche de la Guardia Civil. - EUROPA PRESS
La Guardia Civil investiga el origen del incendio que ha arrasado
67 chabolas en un asentamiento de migrantes en Huelva
PÚBLICO | EFE

"Somos muchos así, muchos inmigrantes en esta situación. No damos ningún problema, solo queremos trabajar y vivir bien. Hay trabajo, mucha gente trabaja sin papeles en Lepe, mucha gente cada año. Todo sería mucho mejor para nosotros si fuera más fácil conseguir los papeles", considera el marfileño. No es el único que lo piensa en esta localidad donde, irregulares o no, han sido trabajadores esenciales que no han parado' ni durante los momentos más duros de la pandemia'

Ahora, después de la cosecha, "Cientos de ellos duermen sobre cartones en la Plaza de España de Lepe". Sus chabolas ardieron' hace más de un mes y nadie se preocupa por ellos. "Piden un techo digno, piden tener derecho' piden una regularización amplia de migrantes para sentirse tratados como personas, no solo como mano de obra barata".

FUENTE: publico.es
Lepe (Huelva)
Jairo Vargas
19/08/2020

La esclavitud sigue imperante en la sociedad moderna. Solo han cambiado los métodos. 

Convencer a los esclavos de que son libres, ya ha sido la puntilla.

29/8/20

EL LEGADO


Miguel Ángel G. Yanes

ESTRAPERLO FRANQUISTA - LA DESMEMORIA

 
Wanted
La Boca del Logo

 “Échame a mí la culpa de lo que pase…” se tararea hoy en los mentideros de Marbella, repasando los santos de la prensa traída de la capital del Reino mientras se apura el 'brunch' con las tostadas francesas.

Anda estos días la derecha patria un poco nerviosa, conteniendo los aspavientos, teniendo al 'asesino en casa' y buscando cómo culpar a alguien –da igual Pedro Sánchez, que Podemos, que los catalanes, que el contubernio judeomasónico por la espantada del Borbón, camino del inclemente olvido.

Juan Carlos de Borbón

“... cúbrete las espaldas con mi dolor...” repite su mente en bucle mientras se afanan en señalar al chivo expiatorio del pacto constitucional, ese del que todos se saben cómplices mientras borran de la agenda el teléfono de la agencia Cenyt. Saben que "esta huida marca el fin de una época de la que otra vez saldrán indemnes, bien forrado el riñón y sin antecedentes, dispuestos a conseguir, de nuevo, ser 'ellos' los que escriban la historia".

Andaba la españolísima derecha entretenida en culparse a sí misma del carajal político de sus luchas fratricidas, las mismas que le van a costar no volver al Gobierno en décadas, cuando de pronto cuatro 'troncos', por un "quítame allá unas grabaciones y unos años de cárcel", han conseguido el sueño húmedo del falangismo español, tantas décadas ahogado a base de comisiones, impunidades y títulos nobiliarios: "cargarse a Juanito, el 'niñato de la CIA' –que diría el marqués de Villaverde, que Dios tenga en su Gloria–  y dejar hecho un solar el monte de La Zarzuela".

Vista aérea del Palacio de La Zarzuela

Que vale que el Borbón juró los principios fundamentales, y era un traidor, y un don nadie, y un poco golfo como todos, y tenía sus cosas como cualquiera en Suiza, pero estas cosas se hablan antes, que luego vienen los desarrapados y te montan una república de esas bolivarianas en menos de lo que se te carga el iPad.

¡Ay! ¡Quién nos iba a decir a tantos republicanos acallados por el régimen del 78, ahítos de las mentiras a voces del rey campechano, paladín de la democracia y hacedor de constituciones, que iba a ser al final Pepe Villarejo, el más listo de los mimados integrantes de la brigada político social en aquellas Vascongadas de los estados de excepción de los 70, tan 'enrollao' y tan profusamente 'condecorao' por sus 'indesclasificables servicios' –junto al nazi Roberto Conesa y el 'simpático' Billy el Niño–, el amigo de la familia Cospedalhada madrina de Pablo Casado–, quien al final pusiera de patitas en el extranjero al Borbón, vía teocracia petrolera y jet privado. Que iba a ser Juan Villalonga de Credit Suisse First Boston Telefónica Univision y otras yerbas, ubicuo pijo de la pijería, compañero de clase del aznarato en el Pilar, ilustre y presunto defraudador fiscal, 'como Dios manda', quien iba a coger aparatosamente, de un derrote cornigordo, al emérito en un 'natural' con toda la plaza en pie! 

Juan Villalonga

Ya nos vale. Que Juan Carlos era lo que mi madre llamaría un perdulario lo sabíamos tirios, troyanos y cualquiera con conexión a internet, pero que tuviera que venir 'la caverna' a cargárselo nos lo deberíamos hacer mirar. Lo sabía hasta el último ujier de Zarzuela y lo callábamos todos como se calla lo que ya no es noticia para nadie, fundamentalmente porque nunca se va a publicar. España es 'asín'.

Tanto como sabíamos que su todavía majestad jamás pudo fiarse de esa 'biutiful gentuza' y no le quedó más remedio que 'borbonearla' con la paciente discrecionalidad de quien administra indultos, adjudicaciones y títulos nobiliarios. El centro neurálgico de la impunidad que el sagrado pacto constitucional colocó en la inviolabilidad de la Corona, ese lugar desde el que ni la Democracia, ni el Estado de derecho te afectan, donde la prensa no mete la nariz y donde las leyes sirven para hacerse rico saltándoselas. 


Vamos, lo que viene a ser el estraperlo franquista de toda la vida, pero "con la billetera a la izquierda” y la complicidad de todos los que ahora buscan culpables entre lágrima y lágrima de cocodrilo Lacoste.

“Y que una nube de tu memoria me borre a mí”, a ti, y a todos tus compañeros, delitos y delincuentes, cuentas en Suiza y chantajes en Estremera, cuadros en Baqueira Beret... Que el mejor amigo del 'establisment' siempre fue la desmemoria, y que por eso "en España la desmemoria es amnesia". Que lo importante es que la gente de la cárcel sea fuerte y aguantar el ruido en los titulares. Total, “nos conocemos, nos queremos, nos respetamos, lo demás 'merde'.

Baqueira Beret

"Aquí nadie ha nombrado a nadie su sucesor" ni a título de rey ni de consejero delegado, aquí no hay golpes de Estado ni pelotazos, aquí lo que hay es una democracia ejemplar y un bipartidismo amable amenazado 'de siempre' por los rojoseparatistas enemigos de España. Y si tiene que venir una república que venga. Pero 'con orden'.

Tanta desmemoria solo tiene el problema, y es lo que se barrunta don Felipe de Borbón y Grecia (que se dice pronto), de cómo legitimar esta cosa de la monarquía que parece que ya no le vale a nadie si no es para redimir todas las golfadas de una generación que envejece sin un 23F que llevarse a las rotativas, y otra generación que no le ve el interés a esto de mantener un espacio de impunidad por herencia de la bruma, de la ausencia, de la nada... y menos ahora que amenaza lluvia y ya sabe a quién le va a tocar otra vez mojarse.


Que a la fuerza exilian y hace bien Su Majestad reinante en soltar amarras no solo con su padre sino también con los 'amigos' de su padre, los mismos que ayer le aconsejaron "pegarse un tiro en el pie" –perdón por la metáfora borbónica– en Catalunya y que hoy lo defienden con la misma eficacia bananera con la que alegremente trituran la Constitución, la bandera o la fiesta de los toros.

Es probable que a estas horas Don Felipe ya haya aprendido en corona ajena que a los fachas de pulsera solo le mueve fomentar el ahorro internacional y la crispación nacional. Lo primero les permite salvarse de España y lo segundo salvar a España que, como todo el mundo sabe y López Madrid nos recuerda, a veces “es un país muy difícil”.


"Yo no soy nadie para dar consejos y menos a un rey en su trono" pero, aunque solo sea por disentir de Vox cuando le aconseja preparar un golpe de Estado, creo que, salvo que sea 'para pararlo luego', sería mejor buscar una solución un poco más innovadora e incluso hasta constitucional.

Que es verdad que "lo único malo de ser rey es que no tienes más legitimidad que la represión golpista... o la herencia esa a la que dices que has renunciado", y que vienen malos tiempos para ir por la vida sin la legitimidad puesta. Que se coge un constipado republicano por culpa de unos recortes holandeses y acaba uno en no se sabe dónde, sin que nadie de los tuyos diga más “¡ay!... ¡qué malo es 'El Coletas'!”.

Pablo Iglesias, 'El Coletas'

Que es verdad que "es mejor arriesgar un órdago que perder de muerte dulce al tran tran de la Historia". Pero anda la legitimidad muy cara en el mercado de futuros como para comprársela de saldo a los cachorros de Steve Bannon, que les hablan en rublos y no conocen ni a su madre.

Majestad, aún está a tiempo de pedir al presidente que le proponga convocar un referéndum de esos del Art. 92 sobre su augusta figura, mientras todos los fachas del reino se lanzan a su cuello 'socialcomunista'. Quizá alguno hasta vote a favor de su monarquía, que hay mucho cayetano despistado con esto del trifachito.

Steve Bannon

“Sabes mejor que nadie que me fallaste…” tarareaban ayer mismo, bajito y a coro, media docena de señoros de rizos engominados, en esa terraza que está ahora tan de moda en Puerto Banús, justo al mismo tiempo que TVE emitía un documental de 'Juan Carlos, ese hombre'. 

"Tómeselo en serio. Haga un referéndum. Yo no le voy a votar. Pero, hágame caso, estos a la mínima le van a dejar tirado con un porrón de millones en una playa del Caribe sin ni siquiera un mal tratado de extradición que echarse al Supremo".

Felipe VI

Usted verá lo que prefiere.

FUENTE: ctxt.es
Gloria Elizo
10/08/2020

28/8/20

APLICABLE A LA MAYORÍA DE LOS PAÍSES


Faltó añadir monarcas.

Miguel Ángel G. Yanes

GARRUCHA


Garrucha - Almería

Aunque la mayoría la identifique con un pueblo costero de Almería, esta palabra, sinónimo de polea*, era empleada comúnmente por los trabajadores de la construcción allá por los años de mi infancia. Es algo que mis oídos ya no escuchan, no sé bien si porque está en desuso (la palabra) o porque las crisis cíclicas del capitalismo la han eliminado (la máquina) o si ha sido sustituida por otros artilugios más modernos.


Al hilo de la palabra existe también un tipo de tormento o tortura 'la garrucha', que consistía en atar las manos del condenado a la espalda e izarlo lentamente mediante una polea. Luego se le dejaba caer con violencia, pero sin que llegara a tocar el suelo. La maniobra solía significar la dislocación de las extremidades superiores del condenado. Si el propio peso del cuerpo no era suficiente se añadía, colgando de los pies, un peso adicional. Fue una de las torturas más empleadas por la Inquisición, aunque en épocas recientes fue utilizada también por las dictaduras iberoamericanas.



¡Garrucha!... Es una hemosa palabra que me gusta como suena, más allá de las tristes connotaciones que pueda tener en manos de criminales sádicos a las órdenes de sádicos criminales, tales como:

 Hugo Banzer (Bolivia)

 Anastasio Somoza (Nicaragua)
 
 
Alfredo Stroessner (Paraguay)

 
Jorge Videla (Argentina)

 
Augusto Pinochet (Chile)

Hubo muchos más, pero sirvan estos 'angelitos' como muestra.
 
(*) Una polea es un mecanismo o máquina simple, un dispositivo mecánico de tracción que sirve para transmitir una fuerza. Consiste en una rueda con un canal o garganta en su periferia, por el cual pasa una correa, cuerda o cadena que gira sobre un eje central. Se utiliza para mover o desplazar cosas pesadas.


Miguel Ángel G. Yanes