Garrucha - Almería
Aunque la mayoría la identifique con un pueblo costero de Almería, esta palabra, sinónimo de polea*, era empleada comúnmente por los trabajadores de la construcción allá por los años de mi infancia. Es algo que mis oídos ya no escuchan, no sé bien si porque está en desuso (la palabra) o porque las crisis cíclicas del capitalismo la han eliminado (la máquina) o si ha sido sustituida por otros artilugios más modernos.
Al hilo de la palabra existe también un tipo de tormento o tortura 'la garrucha', que consistía en atar las manos del condenado a la espalda e izarlo lentamente mediante una polea. Luego se le dejaba caer con violencia, pero sin que llegara a
tocar el suelo. La maniobra solía significar la dislocación de las extremidades superiores del condenado. Si el propio peso del cuerpo no era suficiente se añadía, colgando de los pies, un peso adicional.
Fue una de las torturas más empleadas por la Inquisición, aunque en épocas recientes fue utilizada también por las dictaduras iberoamericanas.
¡Garrucha!... Es una hemosa palabra que me gusta como suena, más allá de las tristes connotaciones que pueda tener en manos de criminales sádicos a las órdenes de sádicos criminales, tales como:
Hugo Banzer (Bolivia)
Anastasio Somoza (Nicaragua)
Alfredo Stroessner (Paraguay)
Jorge Videla (Argentina)
Augusto Pinochet (Chile)
Hubo muchos más, pero sirvan estos 'angelitos' como muestra.
(*) Una polea es un mecanismo o máquina simple, un dispositivo mecánico de
tracción que sirve para transmitir una fuerza. Consiste en una rueda
con un canal o garganta en su periferia, por el cual pasa una correa, cuerda o cadena que gira sobre
un eje central. Se utiliza para mover o desplazar cosas pesadas.
Miguel Ángel G. Yanes
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