Hoy quiero contarles una anécdota relatada por mi amigo RH (no sé si positivo o negativo) que le aconteció durante su estancia en un centro hospitalario.

Lo ingresaron para una delicada operación quirúrgica: hacerle un "bypass" coronario de vena safena, para lo cual era condición "sine que non" que bajara de peso, sí o sí.


Lo mantuvieron durante una serie de días exclusivamente a puré de calabaza, algo que odia, pero que no tenía más remedio que tragarse porque no había otra cosa.

El día anterior a la operación, en el que la dieta ha de ser absoluta, le pudo más el hambre que la razón,  así que, a la hora del almuerzo, aprovechando que su compañero de habitación había salido momentáneamente, se abalanzó sobre su bandeja y se zampó un plato de espaguetis que no le correspondía, lo que le costó una monumental reprimenda de la enfermera de turno y, por supuesto, posponer la operación.

-Miguel -me dijo- tú me conoces. Yo nunca había robado nada, pero no me puede reprimir.

Miguel Ángel G. Yanes