30/4/18

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN

Navegando por las procelosas aguas de Internet he hallado un magnífico articulo sobre uno de los grandes escritores de la llamada Generación del 98, Don Ramón María del Valle-Inclán:

Fantasmagórico bohemio del Madrid finisecular

Celebramos los 150 años del nacimiento de uno de los escritores clave del siglo XX español, el autor de textos inmortales como 'Luces de Bohemia', un intelectual modesto, siempre brillante y relevante  


Aquel tan peregrino caballero, el de las luengas barbas y melena universal, con aire misterioso de anárquica bohemia y ligera hambre de hidalgo venido a menos, nacido en 1866 en Villanueva de Arosa (Pontevedra), albergaba desde muy temprana edad en su corazón el sueño literario que cultivó con fruición en la biblioteca familiar. Leyó a Cervantes, Quevedo, Chateaubriand. Admiraba a la figura del Cid Campeador, adoraba las armas, se sentía un conquistador, un hidalgo que soñaba con aventuras caballerescas como don Quijote.

Ya apuntaba desde muy joven el gusto por el vagabundeo sin destino, y el contacto con mendigos y gentes que se cruzaba en su libre deambular. Fue un soñador de caminos inciertos, de leyendas lejanas de un país como el suyo, lírico de bellezas antiguas y piedras heroicas y monacales. Las humedades de su Galicia natal, de esa Galicia sensual y supersticiosa quedarían para siempre en su alma y en su literatura. Su innata tristeza nostálgica le había hecho descubrir las bellezas del Universo, había comenzado su diálogo con la luna y con las rosas, todo había colmado sus horas de soledad.


Horreo gallego

Siempre le gustó alardear de rancio abolengo. En don Ramón se unieron los apellidos de uno de sus más ilustres antepasados: don Francisco Valle Inclán, catedrático de la Universidad compostelana. Nuestro escritor parecía haber heredado el espíritu y genio de su noble antepasado, un hombre contradictorio, de vasta cultura, que escribía «contra todos los hombres, todos los siglos y todo el mundo». Aunque el apellido que más le enorgullecía era el de su abuela materna doña Josefa Montenegro. En su Sonata de Otoño nos habla de sus orígenes, del marquesado de Bradomín.

Entre 1887 y 1988 cursa, en Santiago de Compostela, los primeros años de la carrera de Leyes. No es un buen estudiante aunque sí un buen conversador, tenía salidas a veces intempestivas pero ingeniosas. Ya comienza sus primeras tertulias en el Ateneo y en el Café del Siglo de la ciudad compostelana, donde se complace en discutirlo todo. A la muerte de su padre en 1890, abandona la carrera de Leyes y marcha a Madrid, muy escaso de equipaje, en busca de su verdadera vocación y destino: la literatura. En la Villa Y Corte finisecular ya percibió algunas figuras de traza esperpéntica. Estaban de moda las bufonadas, el género chico donde temas como el amor, los celos, el dolor humano, las lágrimas o el hambre aparecían exentas de patetismo y envueltas en una alienadora comicidad.


Santiago de Compostela

En el Madrid de 1891 fue cuando descubrió el café como elemento aglutinador de miles de españoles. Aún no era esa sorprendente figura fantasmagórica, noctámbulo y eterno paseante, ávido de fortuitos encuentros en la calle, en el café, en la taberna o en el mesón. Tras corta temporada en Madrid, realiza su primera excursión americana a la ciudad de Méjico. Sentía en lo más profundo de su alma errante el deseo de perderse en la inmensidad del viejo Imperio azteca. Allí descubrió la inmensa gama de colores de la vida; le sedujo tanto la historia como la naturaleza de aquel país, su mar, su cielo, su sol, aquella tierra caliente de voluptuosa sensualidad. Vuelve a España en 1893 decidido a dedicarse a su gran pasión: la literatura.

Tras una estancia en Galicia vuelve a la capital de España, y publica en 1894, Femeninas, su primer libro, y en 1897 Epitalamio. Había aprendido el valor orquestal y cromático de la palabra. Gustaba de expresiones artificiosas e ingeniosas propias del simbolismo y del parnasianismo francés, siendo notoria la huella de D´Annunzio en los cuentos de Femeninas y en Epitalamio, fiel reflejo, este último, del hechizo de la «tradición erótica y galante del Renacimiento florentino». Bohemio de aristocrático refinamiento, acorde con el decadentismo de los poetas parisinos, había llegado a España a la usanza mejicana, con su sombrero, su melena y su chalina roja que pronto cambió por el de copa, barba puntiaguda y larga melena que caía sobre su macferland, y sus clásicos quevedos. Era la mejor máscara que cruzaba la calle de Alcalá. Vive en modestas casas de huéspedes; adora aquellos días de dura bohemia que culminarían en una de sus obras cumbres: el esperpento Luces de Bohemia, donde encontraría esa luz que le haría inmortal en la literatura española.



Vivía en un modestísimo piso de la calle Martín de los Heros en el barrio de Argüelles, donde sólo disponía de una cama, una mesa y un par de sillas. Más tarde se mudó a una ruinosa casa, cerca de las Ventas, donde se pasaba el día en la cama y al atardecer se encaminaba hacia el centro de Madrid para recalar hasta el amanecer en los cenáculos de los cafés madrileños, de donde salía aquella bohemia literaria deseosa de escándalo. La bohemia literaria madrileña acoge como a su mejor amigo a un poeta puritano de la noche y la pobreza.

Valle se crecía en la compañía del rebelde literario Alejandro Sawa, su contrafigura de infortunio y nocturnidad, no sólo en la realidad sino en su esperpento Luces de Bohemia donde, con el nombre de Max Estrella, representa a un poeta ciego y clarividente, pobre y sabio, loco en su afán por encontrar la belleza. Toda una estampa bíblica la del personaje que, con su perro como compañero, sólo le quedaba el grito consolador a sus desdichas terrenales experimentando la dicha en la muerte por inanición, y elevando sus ojos ciegos hacia las estrellas.

Alejandro Sawa

Presente en todas las tertulias del Café de Madrid, del Inglés o del Fornos, estaba el poeta nicaragüense con su copa de ajenjo, Rubén Darío. Los cafés están llenos de humo y de gente desocupada, en una España enferma, aunque a pesar de ello se divierte. Es la España del Desastre, la del 98, la que se vio privada de sus últimas colonias ultramarinas.

Corría el mes de julio de 1899. En el madrileño café de la Montaña –sito entre Alcalá y la Carrera de San Jerónimo– se produce un fuerte debate. Valle, siempre polémico y discutidor, grita con fuerza y pontifica. Manuel Bueno que acaba de incorporarse a la tertulia intenta cortar el debate pero ambos acaban agrediéndose. Manuel Bueno le asestó un bastonazo con tan mala fortuna que le incrustó en la muñeca izquierda el gemelo del puño de la camisa. A los pocos días le sobreviene la gangrena y la consiguiente amputación del brazo. Valle quedó manco, pero le quedaba la mano derecha para estrechar la de Manuel Bueno en un acto de libre conciliación.


En 1902 establece su tertulia en el Café de Levante de la calle Arenal un café con música de baratos melómanos donde se masticaba el humo de las pipas. Allí concurrían literatos, pintores, artistas e intelectuales aficionados al arte de la charla: Luis Bello, Darío Regoyos, Vivanco, Ricardo Baroja, Gutiérrez Solana, Zuloaga, Rusiñol, Antonio y Manuel Machado, Julio Romero de Torres. En 1906 se agrega al grupo un joven desconocido de acento catalán, Mateo Morral, autor del atentado contra Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia el día de su boda, al paso del cortejo por la calle Mayor.

Valle y sus contertulios del Café de Levante recalan en el Central Kursaal donde de noche se habilitaba un escenario para espectáculo de varietés donde contemplaban la erótica sensualidad de la danza de Mata-Hari y los cuplés de La Fornarina. También actuaban las Hermanas Camelias, dos malagueñas, muy guapas. Una de ellas, Anita, despierta un amor apasionado en el maharajá de Kapurthala que acabará haciéndola su esposa.


Margaretha Geertruida Zelle , más conocida como Mata Hari,  
famosa bailarina, cortesana y espía holandesa.

Valle suele ir hacia 1903 a una reunión que se establece en un salón del Teatro Español donde conoce a la gran María Guerrero. Pero dos años más tarde, el escritor, ya no será el centro del Teatro Español sino de aquellos por los que pase la joven actriz Josefina Blanco de la que se ha, perdidamente, enamorado. La había conocido en el domicilio de la actriz María Tubau cuando contaba 16 años y a penas se iniciaba en el teatro. Ella describe al escritor como una figura fantasmagórica y espectral pero afirma que le dejó en su alma «una impresión mezclada con cierta inefable dulzura». Vio en él como un hombre caballeresco que le brindaba protección y capaz de hacerla feliz. Fue un noviazgo muy reñido pero ninguno puede vivir sin el otro, contrayendo matrimonio en la iglesia madrileña de San Sebastián el 24 de agosto de 1907, cuando el escritor tiene 40 años y ella 28.

En 1910 marcha a América en compañía de su esposa, contratada en la compañía de María Guerrero. Los éxitos teatrales de su esposa y lo ahorrado por sus conferencias en América, proporcionan una época de bienestar en su vida. Tienen una casa confortable en el barrio de Luchana en Chamberí y, aunque dura poco, va a vivir como un gran señor que despotricaba de los días de su absurda bohemia. Pero son breves los días de dicha. Llega el desahucio y volverá a entrar en una época de vagar trashumante. De nuevo el abandono y la desidia y el naufragio; se ha sentido enfermo de esa enfermedad que arrastra desde sus hambrunas, desde sus épocas de escaseces, la tuberculosis€ Sus hijos lo veneraban. Disimulaba su enfermedad entre libros, venciendo el frío invierno con esa sonrisa irónica del amor al arte.



Mª Ana de Jesús Guerrero Torija, conocida como María Guerrero,
actriz y empresaria teatral española

Y vuelve a mostrar su verbo enardecido junto a los veladores de Fornos donde conoce a Belmonte y con el que fragua una gran amistad. Al parecer siempre ha habido un secreto común a los toros y a la poesía. Tal vez ese poder de transfiguración. La amistad entre toreros y escritores es cosa vieja en España. Ambos crean una belleza momentánea y sublime. Más adelante acudiría a las tertulias del café Regina donde también asisten Azaña y Bello. En ese Madrid maravilloso y chulesco Valle era el artista anárquico y bohemio, el de las grandes paradojas que llegó a decir: «Mi estética es una superación del dolor y de la risa, como deben ser las conversaciones de los muertos, al contarse historias de los vivos». 

Se comenta que va por las calles como un alma en pena, que está en la miseria. Pero aquel melenudo estrafalario con aire de faquir nunca se avergonzó de su pobreza, aceptándola con dignidad. Hay momentos en que desfallece y , sin fuerzas para luchar, prefiere una muerte rápida a vivir en esa agonía. Deambulaba desde los sanatorios de su Galicia natal para volver a su Madrid, barbudo, cansado y envuelto en la bufanda de su silencio y siempre estrafalario.


Su café, el café era su gloria, era su vida. Le confesó a Unamuno que su vicio predilecto era el café, donde perdió su juventud y donde perdería su vida. Noches de palabras que salían a borbotones y donde veían la amanecida, mezcla de luz y de sombra. Dentro de su pobreza se sentía el señor de la noche y de la calle y libre para gritar su verdad, aquella verdad que acabó siendo cinismo.

Tras su separación en 1932 de Josefina, debido a su carácter insufrible y a su modo de vida, vivía con sus hijos que le adoraban. Recibió ayuda económica de sus amigos Zuloaga, Rodríguez Acosta y Marañón quien ya le había desahuciado del cáncer que padecía. Aún así se le veía, por cavernosas calles oscuras, cruzando la noche bohemia, regresando de madrugada exhausto, vomitando una mezcla de sangre y pus. Corría el año 33; su vida transcurría del sanatorio al café y del café al sanatorio. Aliviado, tras una estancia en La Cruz Roja, retorna al hogar, a la miseria, a la indignidad. Vivía en un caserón de la Plaza del Progreso donde seguía escribiendo miles de palabras en forzada posición en la cama. En su etapa final sus obras rezumaban un estilo de agónica tristeza.



Pasa unos días relativamente cómodos antes de morir, pues a instancias de sus leales amigos Azorín y Marañón, consiguen de la Junta General que le nombren director de la Academia de España en Roma. Valle está ilusionado con ese sueño renacentista por habitar el viejo palacio de San Pietro in Montorio en la más imperial de las ciudades. Se paseaba por los jardines de la Academia absorto en sus líricas meditaciones. Apenas escribe y, abrumado por la melancolía, comienza a obsesionarle la muerte. Su salud volvía a quebrantarse con la aparición, cada vez más agravada, de la dolencia vesicular que venía padeciendo. Las hematurias son continuas, algunas le duran varios días que no se resuelven sino con transfusiones. La enfermedad puede más que el encanto de Roma, y Valle está cada día está más deprimido. Voces oscuras le hablan de una muerte al acecho. De regreso a España ya había enterrado su pluma gloriosa para siempre. Su voz bronca, rota, parecía despedirse del mundo. La muerte era una liberación: «¡Qué felizmente debe pudrirse uno en esta paz!» Tuvo apenas año y medio de vida.

Hasta el final se mantuvo lúcido, brillante. Multitud de recuerdos regresaban de forma insólita a su mente. Tal vez era la clarividencia de la muerte próxima. Y aquel cuerpo escuálido donde tropezaban los huesos, aparecía de nuevo junto a la ventana del Gato Negro, de la calle del Príncipe como en los años juveniles. Volvía a vivir como una despedida otra etapa de la fantasmagórica bohemia.




En marzo de 1935 ingresó en el Sanatorio Médico-Quirúrgico para tratamiento del aparato génito-urinario y aplicaciones del rádium, dirigido por el doctor Villar Iglesias, en Santiago, donde ya había sido tratado anteriormente. A principios de noviembre se acostó para no levantarse más. Penosas horas, días, semanas, de inquietud que va serenando la certidumbre del fin. Solía decir «no le faltan dolores al cuerpo ni penas al espíritu. Todo se junta al final de la vida». Moría el día de Reyes de 1936, como él mismo había vaticinado, del cáncer que venía padeciendo. Y aquel que defendió el Arte con mayúscula y la ética como modelo de vida, cerró sus ojos para siempre desangrado de la esperanza de vivir.

Su entierro fue multitudinario, y aunque su féretro fue muy modesto como su propia existencia, su obra reluce pura y limpia en la memoria de todos los amantes de la gran literatura.




FUENTE: laopiniondemalaga.es
M 
14-05-2016

29/4/18

TODOS MENOS EL PP

 
La "isla" de residuos plásticos del Océano Pacífico, alcanza ya la superficie 
de Francia, España y Alemania juntas y se le calcula un peso de 80.000 toneladas

Asisto, atónito, a la rotunda negativa del Partido Popular de apoyar la desaparición de los utensilios de plástico de un solo uso para el año 2020, tal y como el resto de fuerza políticas parlamentarias solicitaban.


Menos mal que de vez en cuando, la oposición, más allá de colores, siglas y puñetas, decide unirse y llevarle la contraria a los gobernantes, como en este caso en el que han logrado salirse con la suya y aprobar (con la oposición a regañadientes de los populares) que todos los utensilios citados se fabriquen con, al menos, un 50% de sustancias biodegradables a partir de 2020, y con un 60% a partir de 2025.


Cuando uno observa, alucinado casi por el asombro, que los gobernantes están más por los negocios que por la salud de los ciudadanos y del medio ambiente, es hora de preguntarse, qué carajo de democracia es ésta y para que sirve. ¿No creen?

Miguel Ángel G. Yanes

28/4/18

LA MÁSCARA



Miguel Ángel G. Yanes

LA DESAPARICIÓN DE LOS POLINIZADORES

"Medio ambiente Europa busca restringir el uso de pesticidas que están matando en masa a las abejas"


Este titular de prensa me ha dado pie, y no es la primera vez que lo hago, para hurgar en el tema.

La desaparición de las abejas o despoblamiento de las colmenas, se ha convertido ya en un problema mundial del que se culpabiliza a los pesticidas, pero a mí hay algo que no me cuadra.

No cabe duda de que el uso y abuso de pesticidas no hace distingos entre insectos beneficiosos o perjudiciales para la agricultura y arrasa todo los que encuentra. No obstante, los pesticidas o insecticidas son utilizados por la humanidad desde hace milenios: cenizas, azufre, compuestos arsenicales, tabaco molido, cianuro de hidrógeno, compuestos de mercurio, zinc y plomo... son los llamados insecticidas de 1ª generación, por lo general muy tóxicos pero de escasa efectividad, de ahí que en la actualidad se utilicen muy poco.


Los avances químicos han permitido la aparición de una 2ª generación de insecticidas que se divide en tres grupos principales: organoclorados (clorocarbonados), los organofosfatos y los carbamatos. 

Mi razonamiento es simple: si bien los pesticidas llevan muchísimos años entre nosotros (al parecer, cada vez más eficaces y menos tóxicos, aunque en 2005 comenzaron a utilizarse unas sustancias bastante agresivas: clotianidina, imidacloprid y tiametoxam) la manipulación genética de los vegetales es algo relativamente reciente. 

¿Serán los pesticidas los que están acabando con la abejas o será que, con la manipulación genética, determinados vegetales resultan indetectables para ellas?


¿No se estarán muriendo de hambre? 

En en la película The Happening (El Incidente/El fin de los tiempos), el director M. Night Shyamalan, retomó una frase atribuida a Albert Einstein que dice: 

“Si la abeja desapareciera del planeta,
al hombre le quedarían 4 años de existencia”. 


Aunque la cita no sea suya, resulta aterradora, ya que, sin polinización (y las abejas se encargan del 90%) no existirían plantas, y sin ellas tampoco animales ni personas. Paulatinamente todo iría desapareciendo.

Miguel Ángel G. Yanes
 

26/4/18

EPIDEMIA


"Trincosis pepera"

Miguel Ángel G. Yanes

LA DIMISIÓN

Cifuentes y una cabeza de caballo

 
Cristina Cifuentes

Cristina Cifuentes dimite, pero no lo hace por el caso Lezo, ni por la más que presunta corrupción de la cafetería de la Asamblea de Madrid, ni por la Púnica, ni la Gürtel, ni por saquear el Canal de Isabel II, ni por el atraco de Bankia ni por hundir una Universidad pública, ni por saquear la Ciudad de la Justicia, sino porque las cloacas del Estado han publicado, siete años después, que había robado de una cooperativa, Eroski (no en el Corte Inglés ni en el Carrefour), dos botes de crema. 40 euros.

Botes de crema anti-edad Olay Regenerist similares a los sustraídos por Cristina Cifuentes

Como ha dicho Pablo Echenique, el propio PP le ha mandado a Cifuentes una cabeza de caballo* a través del pseudoperiodista Eduardo Inda, el más capacitado para publicar lo que le entreguen las cloacas del Estado siempre y cuando lo considere lo suficientemente atractivo. Por las mismas razones, sostendrá a Cifuentes o le dará con los botes de crema en la cabeza, estará con Cospedal o con Saénz de Santamaría. Que el que paga manda.


Eduardo Inda destapando el asunto

Parecía imposible que Cifuentes pudiera hacer más daño a la Comunidad de Madrid. Pero lo ha logrado dejando tras ella como sustituto a uno de los mismos que le han mandado esa cabeza de caballo. Gente que son igual que ella pero que, además, ahora están más vinculados a las cloacas del Estado y sus voceros. ¿Cómo es que aparece ahora ese vídeo siete años después? ¿Quién lo tenía?¿Quién ha pagado con él? ¿Cuántas veces lo han usado? ¿Qué ha hecho o qué no ha hecho Cifuentes para esa gente no lo haya sacado hasta ahora? El PP está pareciéndose cada vez más a Berlusconi y a sus relaciones con lo más oscuro de nuestras sociedad. Y ahí está Ciudadanos apoyándolo.

Cabeza de caballo

A Cifuentes va a sustituirla, con apoyo de Ciudadanos, gente idéntica, una persona de la misma banda, alguien a quien ¿por qué no? también tendrán en nómina de una manera o de otra en las mismas cloacas.


Cifuentes resulta patética y demuestra qué tipo de gente ha ascendido durante estos años en nuestro país. Pero los del PP, que rematan la faena con un acto mafioso son aún peores y junto con Ciudadanos que los sostiene, se convierten en los máximos responsables de la putrefacción. Nunca ha hecho más falta una moción de censura. A ver si se nos quita un poco el asco.

FUENTE: publico.es
Comiendo tierra
Juan Carlos Monedero
25/04/2018

Cuando ha dejado de serles útil la arrojan a las fauces de sus propias fieras. Así funciona el Estado de derecha en este "pís".

(*) La cabeza de caballo viene a cuento de una escena de la película El Padrino, en la que Jack Woltz (Marley) un productor cinematográfico, despierta con las sábanas de seda manchadas de sangre y descubre horrorizado, por los pies de la cama, la cabeza de Khartoum, su mejor caballo de carreras, como un aviso de la Mafia para que se pliegue a sus condiciones.


25/4/18

24/4/18

PÁJARO

Pájaro: "Si la izquierda de España se uniera en un frente común, otro gallo cantaría"

El músico sevillano vuelve a la carga con su disco más combativo, 'Gran poder', donde homenajea a los derrotados en el 36

Pájaro presenta su tercer disco, 'Gran Poder' / FOTOS: JUAN PÉREZ-FAJARDO

Menudo Pájaro: un metro ochenta de planta; cincuenta y cinco años muy vividos; una nariz rotunda que despunta entre sus frondosas patillas y su flequillo en cascada; una chaqueta por plumaje, también una corbata anudada que ha resistido dos días de mucho ajetreo y sueño escaso. Andrés Herrera (Sevilla, 1963) defiende este jueves su nuevo disco en el Teatro Lara de Madrid, donde retumbarán los tambores y metales guiados por su voz rescatada. Ecos de spaghetti western y Semana Santa. Canción protesta a lomos de Paco Ibáñez. Surf costalero con matasellos californiano e hispalense. Swing y rock. Silvio y Hendrix. Lirismo y épica. Y, claro, una guitarra.

A Andrés sólo lo llaman Andrés los del banco y sus vecinos de pupitre. Sus silbidos a lo Ennio Morricone y su protuberante napia le merecieron el apodo de Pájaro, que ha terminado dando nombre a su banda. Tres álbumes en apenas seis años de vida. El último, Gran Poder (Happy Place Records), da voz a los desheredados, a los perdedores, a los que todavía yacen en las cunetas. Antes había tirado de viejos compañeros de viaje, de estampas de su devoción, de letras suyas compuestas para otros y de versos ajenos que parecían escritos a la medida de su guitarra, con la que empezó todo: él fue las seis cuerdas de Pata Negra, de Kiko Veneno y de Silvio, hasta que el Pájaro echó a volar.

Sevilla era flamenco hasta que se construyó la base aérea de Morón.


Las guitarras eléctricas llegaron con los americanos, a cambio de piedras de hachís. La música estadounidense influyó mucho en la ciudad, aunque a mí no me cogió esa época. Personalmente, me marcó escuchar a los trece años Electric Ladyland, de Jimi Hendrix, que me hizo soltar la guitarra española y agarrar la eléctrica.

¿Cómo ha influido la ciudad y la idiosincrasia local en el rock?


El entorno siempre ha sido complicado, porque los alcaldes lo han puesto muy difícil. Escasean las licencias de salas de conciertos, mientras debes soportar a las bandas de Semana Santa tocando todos los días a las puertas de tu casa, sin poder hacer nada. Aunque eso ha influido negativamente, está viviendo una explosión de grupos de rock y quizás ahora sea su mejor momento.

En cambio, ¿no han preparado el escenario y el pasado de Sevilla un caldo de cultivo propicio para que se desarrollasen otros géneros?

Sí, es una cuestión de herencia. En la serie La Peste ves que no ha cambiado mucho la cosa, excepto que ya no te llenas los pies de barro. En mi caso, por narices tenía que ver los pasos de Semana Santa y escuchar la música en la calle, algo que te influye de mayor. Pero Sevilla desde siempre ha sido roquera.


La serie muestra una ciudad de pícaros, encarnados en los luceros, niños huérfanos que robaban a los borrachos amparándose en la oscuridad. ¿Visten hoy los pícaros traje y corbata?

Esas escenas me recuerdan a Monipodio, el personaje de la novela de Rinconete y Cortadillo, por cuyas manos pasaba todo el dinero que robaban los críos. La picaresca de esos personajes embaucadores se está perdiendo, aunque quizás perviva en algunos barrios, donde ahora hay bloques, coches y droga.



Por el puerto de Sevilla entraba todo, por lo que aquellas culturas foráneas influyeron mucho en lo que ahora es la ciudad. Piensa que la urbe tuvo mucha vida y fue el centro del mundo. Ahora bien, a Sevilla le gusta vestirse bien y aparentar, como refleja un diálogo de la serie: “Si no tienes un apellido, no eres nadie”. Y, de alguna forma, eso sigue pasando.

Precoz en todo —la comunión, la guitarra, la boda, los hijos—, menos en su debut en solitario con Santa Leone, prácticamente a los cincuenta. ¿Tuvo que vivir para contar?


Siempre tuve en mente hacer mi música, aunque confieso que soy un poco vaguete. Cuando tocaba con otros, me iba bastante bien, pero el arte va en los genes. La música se mama: en la casa de los Amador, si no cantas, bailas o tocas las palmas, no eres de la familia.

Pájaro. / JUAN PÉREZ-FAJARDO
Pájaro / JUAN PÉREZ-FAJARDO

¿Su padre tocaba la guitarra?

No, aunque era un gran aficionado a la música. Una vez lo sorprendí con una guitarra y le dije: 

“Papá, qué manos tan bonitas tienes, pero suena como el culo”. Por la mañana trabajaba en el Ayuntamiento y por la noche echaba cine.


Él fue el inductor de que yo fuera músico. Se pasaba los domingos conmigo y me decía: “Niño, sílbame esto con la guitarra”. Porque yo no cantaba, silbaba. También se preocupaba por comprar discos de Glenn Miller, de Elvis y, por supuesto, de Semana Santa. Así, poco a poco, me metió en este veneno tan chulo.

Los pecios de la infancia: las cornetas de las cofradías y las bandas sonoras de las películas que proyectaba su padre. Ahí está todo: ¡ése es el conservatorio de música de Pájaro!


Glenn Miller

Su música, al principio, era muy referencial. Luego hizo suyas esas influencias en una evolución hacia lo personal, pero sin bandazos.

Exactamente. Después de tocar tantos años con Pata Negra, Kiko Veneno y Silvio, algún guiño se me ha quedado. Cuando empecé a escribir, iba con cuidado, por eso al principio tenía menos letras propias.

¿Pesa la sombra de Silvio?


No, al contrario. Es como si yo viviera su vida. Él no salía de Sevilla, Cádiz y Huelva porque era muy complicado sacarlo de ahí. Cuando toco en Bilbao, donde me adoran, me digo: “Un poco de Silvio está aquí”. De hecho, he vuelto a tocar de nuevo con él. Sin querer, porque mi hijo se llama Silvio y también canta y le da a la guitarra.

¿Quién ha penetrado más en su música?

Jimi Hendrix

Yo he soñado que estaba con Jimi Hendrix. A los trece años, tenía un póster en mi habitación y le daba un beso en la mano antes de acostarme. A mí me ha influido hasta Bambino, que no tenía rock, pero sí roll.

Antes su guitarra flanqueaba a los artistas y ahora es usted quien se sitúa en el centro del escenario. ¿Cómo está la cosa?



La palabra cosa ya me da hasta miedo. Nunca he currado más que ahora, aunque para mí tocar no es un trabajo, sino un placer. Me refiero a currármelo de verdad, pese a que no sea el mejor momento. Sin embargo, superas las dificultades y te vas haciendo más fuerte. Ser roquero no es sinónimo de tener pasta.

“La música es el silencio bien cortado”, decía Silvio. ¡Qué tío!


Los silencios soy muy importantes, porque son espacios de respeto donde está toda la magia.


Paco Ibáñez

En Los callados habla del manto de silencio tras la guerra civil.

Los callados son esos que no van a hablar nunca porque están bajo las cunetas. Tuvieron la desgracia de perder una guerra y de que sus hijos fuesen estigmatizados. En este país no se ha estrechado la mano. Todavía hay dos Españas, y parece que cada vez están más distantes. No creo que los callados vuelvan a hablar, pero trato de que al menos se les respete como se merecen.


De ahí que en el disco haya dado la voz a los perdedores. Retoma A galopar, de Paco Ibáñez, en clave paella western de combate. ¿Contra quién?


Es una canción antifascista contra toda la chusma que está vaciando a las familias de esperanza. Ya no digo de pasta, sino de alegría, porque no ves a la gente feliz. De hecho, veo una sociedad un poco más violenta que antes. Las desigualdades se van a pagar caras, porque ahora hay muy pocos ricos y mucha gente tiesa, que trabaja para comer y pagar la luz. Algún día, eso se les va a volver en contra.


Pájaro. / JUAN PÉREZ-FAJARDO

¿La corrupción en España es de abajo arriba, o de arriba abajo?

Es de arriba abajo y abajo arriba. Si los gobernantes son unos mangantes, la gente hace lo mismo. Nunca me había planteado componer canciones como Los callados, pero el músico debe cantar lo que ve y lo que vive.


¿Alguna solución a la vista?


Si la izquierda de España se uniera en un frente común, otro gallo cantaría.



¿Qué jaulas nos aprisionan?

¡Joder, todas! Ahora vivimos en una dictadura encubierta por una democracia. Contra Franco, vivíamos mejor.

Usted que se crió en un cine, ¿para cuándo una banda sonora?

Me encantan las bandas sonoras y no descarto que algún día un director me llame para hacer algo. Algunas de mis canciones funcionan perfectamente como fondo de una película, por ejemplo El condenado, incluida en el disco He matado al ángel, con la que el productor y guitarrista de la banda Paco Lamato envolvió las imágenes de la guerra de Siria. Podías ver, pero también escuchar, la desolación.

Swing, blues, canzone, rock, pero, sobre todo, surf costalero.



Claro. La banda no tiene un estilo, sino un sello que suena a nosotros: la música de Pájaro la definiría como Pájaro. Incluso un cuplé, porque aunque ahora hacemos menos versiones, hay algunos, como Tengo miedo, que podría llevarlos al swing perfectamente.

¿Llegó a ser cofrade?

Claro. De los ocho a los once años, salía de nazareno con la cofradía de San Benito.

¿Es creyente?


Eeeeeh… Un poquito.



Cofradía de San Benito

Manque pierda.

Si Dios no existe, te lo tienes que inventar. Si lo piensas, es absurdo, pero yo tengo un Dios propio que me lo he inventado yo. Hay algo que me escucha, y no necesito que me llegue el agua al cuello. Será el universo.

¿Silvio era Jesucristo?

No. Cristo era Silvio. De hecho, si te fijas en la portada del disco Al este del Edén, parece que él está en medio de los apóstoles.

Bético: ¿se nace o se hace?

Betis

Se nace. Y se hace también: todos los extranjeros que vienen a Sevilla, terminan siendo del Betis, no sé por qué.

¿El equipo del pueblo?


Bueno, cuando ganó la liga en 1935, los jugadores tuvieron que salir de naja porque todos eran republicanos. De hecho, en 1937, las juventudes hitlerianas, fascistas y falangistas hicieron una exhibición de tiro en nuestro campo organizada por Queipo de Llano. Para recochinearse, claro.

Ahora es más del St. Pauli, ¿no?


Hace tiempo, durante un viaje a Alemania me regalaron una camiseta del St. Pauli y me dijeron: “Pájaro, éste es el Betis de Hamburgo”. Y desde entonces.


 St. Pauli
FUENTE: publico.es



He entresacado una frase de Andrés Herrera "Pájaro", que más allá de las cuestiones músicales, define categóricamente la situación actual de este "pís":

"Ahora vivimos en una dictadura encubierta por una democracia. Contra Franco, vivíamos mejor"

23/4/18

SU MAJESTAD EL LIBRO

No soy monárquico. ¡Líbremen los hados de tamaña traición a mis principios! pero así y todo, tengo un íntimo amigo al que considero merecedor de todas las reales coronas de este mundo: el libro.


Puede parecer una absurda incongruencia, pero entiendo que el único rey que merece pleitesía es él, puesto que ha sido no solo el custodio de la cultura, sino el motor de la conciencia humana.

Hoy, Día de San Jorge (no olvidemos que fue quién mató al dragón*) la sociedad celebra el Día Internacional del Libro, ya que, en tal fecha del año 1616 fallecieron, prácticamente al unísono, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, y el Inca Garcilaso de la Vega. Conmemoramos pues, la fatal coincidencia de perder de golpe a tres grandes de la literatura.


En estos tiempos que corren (como nunca) el libro está mutando también que se las pela, pero sea en el soporte que sea, continuará siendo mago y soberano, señor de los sueños, guardián de la palabra. 

(*) Al dragón de la ignorancia

Miguel Ángel G. Yanes