8/11/10

QUETZACOATL (LA SERPIENTE EMPLUMADA)

Quetzacoatl es el nombre que dieron las culturas mesoamericanas de habla náhualt a su principal divinidad o ser supremo. Se compone de dos raíces: cóatl, ‘serpiente’, y quetzal, ‘que es un ave de precioso plumaje’.

Pero no creo yo que lo de “la serpiente emplumada” se debiera al hecho de tener plumas, más bien creo que se refería a su capacidad de volar. Y si esto era así, tendría alas como cualquier otra criatura que surcara los cielos. Y si a la figura, más o menos esquematizada de una serpiente le añadimos alas a ambos lados, ¿a qué nos recuerda?... ¡Exactamente! A un avión o a cualquier otro tipo de aeronave parecida.

La idea me vino de repente (como suelen venir las ideas) observando cómo la sombra de un avión reptaba por las faldas de Montaña Roja una soleada mañana de verano.


- ¡Una serpiente alada! Me dije a mí mismo.

Y automáticamente recordé que sobre las escalinatas del templo piramidal de Kukulkán, en la antigua ciudad maya de Chichén Itzá, estado mexicano de Yucatán, se produce, en cada equinoccio, un fenómeno parecido: justo en el momento en que el sol se oculta, se aprecia una combinación de sombra y luz, provocada por la proyección de las plataformas del propio edificio, que asemeja una serpiente descendiendo por los escalones de la pirámide.


Fue entonces, al indagar sobre este otro dios, cuando descubrí que el significado del nombre de ambos, viene a ser prácticamente el mismo, ya que, en lengua maya, Kukulkán, se compone también de dos raíces: k'u uk'um que significa 'pluma' y kaan, 'serpiente'. Lo que me llevó a suponer que se trataba de la misma entidad.

¿Quién era esta “deidad” que tanto significó y tantas enseñanzas legó a los antiguos habitantes del continente americano, y de donde procedía?

Se puede deducir que de algún otro punto del planeta, donde tal vez existiera una civilización mucho más avanzada, al menos en lo que a tecnología se refiere, aunque... elucubrando un poquito más, y rizando ese rizo que muchos no quieren ni rozar por temor al "qué dirán", voy a  atreverme a decir que también cabe dentro de lo posible que su origen fuera extra o intraterrestre (tanto monta). Y lo digo por lo de esas “serpientes metálicas” que aún continúan surcando nuestros cielos.


Aunque tampoco sabemos lo que los militares nos ocultan.

Miguel Ángel G. Yanes

1 comentario:

  1. Yo creo que los militares saben mucho mas de lo que nos cuentan, me refiero a los de arriba, es mejor mantenernos en la ignorancia, es por nuestro bién (dicen ellos).

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