Nunca estuvo lo suficientemente claro quiénes habían sido los ejecutores de Lorca, pero transcurridos más de 80 años, el historiador Miguel Caballero Pérez, autor del libro 'Las trece últimas horas de García Lorca' (Editorial La Esfera - Madrid), tras ardua investigación, ha conseguido ponerle cara a los asesinos materiales:
Antonio Benavides Benavides
Manuel Martínez Bueso
Fernando Correa Carrasco
Salvador Baro Leyva
Antonio Hernández Jiménez
Salvio Rodríguez García
Juan Luis Trescastro Medina
Ramón Ruiz Alonso
Luis García-Alíx Fernández
Los que ordenaron la detención del poeta fueron el gobernador civil José Valdés Guzmán y el que sería su 'mano derecha' (nunca mejor dicho) Nicolás Velasco Simarro, quien fue 'de facto' el auténtico gobernador civil entre julio y noviembre de 1936, periodo en el que los fusilamientos y desapariciones alcanzaron su punto álgido.
José Valdez Guzmán
Nicolás Velasco Simarro
Hubo otros individuos que se encontraban en el Gobierno Civil de Granada y que, hasta cierto punto, fueron también partícipes en la muerte de Lorca: Julio Romero Funes, José Mingorance y los hermanos Manuel, José y Antonio Jiménez Parga.
Julio Romero Funes
Hay otro personaje, José María Nestares, jefe del frente de Víznar a quien la implicación en el asesinato de Lorca, ya que tuvo que autorizar el paso por ser zona de guerra, a pesar de no haber participado directamente en él, condicionó su carrera militar hasta el punto de no poder acceder al generalato, al que sólo llegaban 'seres perfectos' sin mácula alguna. ¡Ja! Frenaron su ascenso porque era de los incondicionales de Queipo de Llano con el que, Franco, terminaría enemistado.
José María Nestares
Aunque aún puedan quedar en el tintero autores intelectuales, políticos y militares, al parecer la orden de matar al poeta no vino de las altas esferas nacionales, ya que, Federico, a pesar de ser un ferviente republicano nunca militó en ningún partido o sindicato, lo que deja abierta la puerta a poder considerar su muerte más como fruto de una venganza personal que política, gestada por antiguas rencillas entre poderosas familias granadinas: los García Lorca, los Alba y los Roldán. De hecho la obra lorquiana 'La Casa de Bernarda Alba' había levantado auténticas ampollas entre las familias de la vega.
No obstante hay algo consustancial con los regímenes dictatoriales, y es eliminar cuanto antes a poetas, escritores, cantantes, periodistas y a todos aquellos capaces de ponerle voz al pueblo, sin llegar a entender que JAMÁS podrán desarraigar su eco.
Miguel Ángel G. Yanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario