6/7/20

HAITÍ SE ASFIXIA


Haití, el país más vulnerable de América, está siendo golpeado por el Covid-19 y al mismo tiempo, la población está afectada por los ciclones, la pobreza generalizada, un gobierno gangrenado por la corrupción y totalmente desacreditado.

Las últimas palabras de Georges Floyd se han convertido en un grito de alarma en las redes sociales haitianas: "Ayiti paka respire", (Haití no puede respirar).


En los últimos días, las fechas y datos simbólicos han marcado a Haití. El 1 de junio, que señala el 'comienzo de la temporada de tifones y huracanes', una temporada que, a diferencia del año pasado, se anuncia como especialmente 'dura y difícil', tanto por la paridad con el 'dólar estadounidense' equivalente a 100 gourdes (la moneda nacional), la mitad que hace 5 años; como por los '3.000 casos' confirmados de personas infectadas con covid-19', aunque el número real de infecciones es sin duda 'mucho mayor'".

"Haití fue uno de los últimos países de América Latina en ser afectado por el 'coronavirus'. Pero aunque el virus llegó tarde, golpeó al 'país más vulnerable del continente' en el peor momento posible".

"Casi el 60% de la población vive en la 'pobreza', el 40% de los haitianos está en situación de 'inseguridad alimentaria' y unos 2,5 millones de personas, es decir, más del 20% de la población del país, viven en la capital, Puerto Príncipe, en un 'caos urbano' en el que predominan los 'asentamientos precarios'".

Falta de todo


"La 'situación sanitaria' es indicativa del 'estado del país': hay 'una cama de hospital por cada 1.502 habitantes', 'un médico por cada 3.353 habitantes' y 'un total de 124 camas de cuidados intensivos'. Y las instituciones de salud – la gran mayoría de las cuales son privadas – 'carecen de todo': 'equipamiento', 'equipos de protección', 'medicamentos', 'acceso al agua y la electricidad', etc."

En 2004, "el 'presupuesto de salud', que representaba el '16,6% del gasto público', era superior a la tendencia regional. Pero cayó vertiginosamente para situarse en el 4,3% en el. periodo  2017-2018". Esto significa '13 dólares' por persona; '26 veces menos que la media regional'.

Al mismo tiempo, 'la proporción de la financiación externa en el gasto total en salud 'ha sido duplicada'. "El resultado ha sido la 'transferencia de una política pública hacia una privatización' a través de las ONG". Y esta transferencia, lejos de ser un accidente, "es la consecuencia de un 'reparto de los papeles y posiciones' que cada parte ocupa en una 'configuración neoliberal', entre el Estado haitiano, la 'comunidad internacional' y las ONG."

El neoliberalismo y el autoritarismo han agravado el empobrecimiento

 

Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que combina la esperanza de vida, el nivel educativo y el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, "Haití ocupa el puesto 169 de 189 países en 2019; entre Sudán y Afganistán. Y perdería todavía 'diez lugares más' si el IDH se ajustara a las 'desigualdades'". En realidad, "el actual IDH de Haití es 'inferior al de 2007'" (el más alto que conoció el país), y "esta caída sintetiza el 'deterioro de las condiciones de vida' del pueblo haitiano".

Desde la década de 1970, de generación en generación, "la población ha ido 'creciendo y empobreciéndose', los recursos naturales 'se están agotando', la economía se está 'descapitalizando'" como se dice en Haití. "La combinación de los choques 'neoliberales' y las 'cristalizaciones autoritarias', bajo la 'presión' o el 'mando internacional', aceleraron y agravaron este 'empobrecimiento'". Desde el 'derrocamiento de la dictadura en 1986', pasando por el 'mantenimiento en el gobierno del actual presidente, Jovenel Moïse', o los '13 años' (2004-2017) de la 'misión de los cascos azules' (Minustah), no hay ningún acontecimiento político importante en Haití que no haya sido objeto de un 'acuerdo con las instituciones internacionales y las grandes potencias', en primer lugar los Estados Unidos.

Y eso continúa siendo así en las últimas semanas, con el 'préstamo de 111 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI)' y con el 'apoyo de la Organización de los Estados Americanos (OEA)', que actúa cada vez más como simple 'caja de resonancia de Washington' y con el calendario electoral propuesto por el Presidente haitiano.

Frente a la corrupción, la liberalización y la privatización: una ola de movilizaciones sin precedentes
 

Pero el deterioro de las condiciones de vida se acentuó desde 2011, con la llegada al poder de Joseph Martelly, luego de su sucesor, Jovenel Moïse, en febrero de 2017. Con la inflación y la devaluación de la gourde, el precio de la canasta básica de alimentos aumentó un 20%. La corrupción, que es endémica, adquirió proporciones espectaculares, la liberalización -con su famoso eslogan «Haití está abierto a los negocios» («Haïti is open for business»)- se intensificó aún más, "'la privatización' de la administración pública fue 'total' y 'la inseguridad' creció de manera exponencial". El panorama sería aún más oscuro sin la luz de 'una ola de movilizaciones sin precedentes y a gran escala' que sacudió al país entre 2018 y2019.

"Gangrenado por la 'corrupción y el autoritarismo', el gobierno de Jovenel Moïse logró poner al país 'casi unánimemente en su contra'. El 'movimiento anticorrupción' de la juventud urbana precarizada, los 'Petrochallengers', estimulado por las 'luchas feministas', se unió a la masa de hombres y mujeres 'trabajadores pobres', y a los restos de una 'clase media', a menudo intelectual, 'asustada por la decadencia del Estado'".

Sin embargo, "por muy poderosa y original que hay sido esta 'ola de protestas', se enfrentó a un 'doble escollo' inquebrantable: 'la oligarquía haitiana y los Estados Unidos'. Su 'interdependencia' ha excluido hasta ahora 'cualquier alternativa'".

Un confinamiento imposible
 

Es demasiado pronto para tener una idea de 'la escala que tomará la pandemia en Haití'. Pero los temores están justificados: "el 'hacinamiento en las viviendas', el 'escaso acceso al agua', el 'predominio del sector informal', 'la violencia contra la mujer', etc. hacen que el 'confinamiento' sea en gran medida contraproducente, si no 'imposible'". Las 'instituciones de salud' lo harán lo mejor que puedan dentro de sus 'posibilidades', que son… 'irrisorias'. "Tal vez lo más grave sea que 'la total falta de legitimidad del gobierno' está alimentando 'la negación de la pandemia' entre la població."

Como dijo el escritor Lyonnel Trouillot en una columna reciente: "La 'epidemia' se nos viene encima en este contexto en el que la gente 'no confía' en ninguna declaración del 'poder político'. La población no puede ser castigada con motivo de sordera. Jovenel Moïse y el PHTK (el partido del presidente y de su predecesor) 'han hecho todo lo posible' para que los haitianos hayan llegado a este 'grado cero de confianza'".

"Dadas las 'declaraciones contradictorias', la 'falta de más transparencia', las 'promesas rotas', es difícil desentrañar los efectos del anuncio de 'medidas concretas' contra el Covid-19". A esto se añade la 'desconfianza': "las mismas 'instituciones', señaladas en los informes del Tribunal de Cuentas sobre la 'corrupción', están 'a cargo de la gestión de los fondos de emergencia', sin ningún tipo de control". La aplicación de medidas 'autoritarias' con el pretexto de la lucha contra el 'coronavirus', y la batalla sobre el plazo – 2021 o 2022 – para las próximas elecciones, "tienden a mostrar que el 'gobierno' está actuando frente a la 'pandemia' como siempre lo ha hecho: 'de acuerdo con sus intereses'".

"Ayiti paka respire" (Haití no puede respirar)
 

Pero cualquiera que sea el resultado de la pandemia, 'su impacto será particularmente grande para Haití'. El país pagará no sólo por las 'consecuencias de décadas de políticas neoliberales', sino también por su 'dependencia de los Estados Unidos', que ha sido duramente golpeado por el covid-19. "'Dependencia directa': un tercio de las 'importaciones' y el 83% de las 'exportaciones' haitianas proceden de ese país o están destinadas a él".

Dependencia indirecta también: "la principal 'fuente de ingresos' de Haití son las 'remesas de los haitianos en el extranjero', la mayoría de los cuales se encuentran en los Estados Unidos"; representan el 30% del PIB. Y el impacto de la 'disminución de estas transferencias' será tanto más 'negativo' cuanto que se utilizan principalmente para satisfacer las 'necesidades más básicas'.

"Las últimas palabras de Georges Floyd, 'asesinado por la policía' en Minneapolis «I can’t breath» («No puedo respirar»), retomadas por el movimiento Black Lives Matter, se han convertido en un 'grito de alarma'" en las redes sociales haitianas: «Ayiti paka respire». "El país 'se está asfixiando bajo el peso de su oligarquía y de los Estados Unidos'. Y la impunidad que ambos encubren".

«La solución sólo puede venir de la lucha»


"Sensibilizar e informar a la población sobre los 'riesgos del covid-19', distribuir máscaras y jabón, luchar contra 'esa otra pandemia' de la 'corrupción' y la de la 'violencia de género' -incluida la investigación de los 'cargos por violación' que pesan sobre el 'presidente' de la Asociación de Fútbol de Haití-, las organizaciones feministas, sociales y los Petrochallengers 'están en todos los frentes'". Saben por experiencia propia que "'la solución' sólo puede venir de su 'auto-organización', de 'alianzas' con la mayoría de la población, de la 'construcción' de un espacio público y 'de la lucha'". De nuevo 'volver al cambio'.

"Los hombres y mujeres haitianos están 'cansados'. No sólo de tener que hacerle frente a la 'crisis económica', a la 'inseguridad' y a la 'corrupción', al 'covid-19'. Sino también a la alianza del 'statu quo' interno e internacional, y esa 'política de la fatalidad' con su 'ristra de desastres'".

"Más que de la 'pandemia', se trata de sacarse de encima el 'punto de vista colonial', de las 'desigualdades' y la 'dependencia', que hacen que cada variante climática, cada enfermedad, cada fluctuación de los precios del mercado 'sea un desastre en Haití'". Y para recuperar el aliento.

Fuente: www.bastamag.net/

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