Sonriente siempre, cámara o megáfono en ristre, era común ver a Luis ('Tato' para los amigos) en la brega diaria: luchando siempre por los derechos de los ciudadanos.
Tuve el honor de conocer a Luis Serichol, no solo como compañero laboral y comprometido activista sindical, sino como un auténtico luchador por la libertad y la verdadera democracia (ésa que aún está por llegar). Buena gente, afable y comprensivo, nunca se le cayeron prendas en su ayuda hacia los demás. Hemos de ser conscientes de que más allá de un familiar, amigo, compañero... hemos perdido un referente incuestionable en el campo de la lucha social en nuestras islas.
También tuve el placer de conocer a Rafa, su hermano pequeño, allá por los lejanos años de la juventud, cuando compartía piso con un grupo de amigos y amigas comunes en la antigua Avenida de General Mola, justo en el mismo edificio en que se hallaba la sede de Fuerza Nueva, lo que nos ocasionó algún que otro 'tropezón' en aquella escalera de vecinos.
El hecho de que los dos hermanos hallán fallecido al unísono me ha desconcertado profundamente, ya que, en principio, pensé en un accidente de tráfico, pero no ha sido así. Una de esas 'causalidades' de la vida.
Luis y Rafa han partido hacia otras latitudes, lejanas e invisibles a este universo físico, pero eso no significa que vayan a caer en el olvido, porque habitarán para siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón.
¡Salve!
Miguel Ángel G. Yanes
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