29/7/20

"¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!" (1ª PARTE)


La ofrenda a Santiago sigue siendo una tradición religiosa establecida 'manu militari' por el fascismo.

Ofrenda Apostol Santiago. (Imagen de archivo)Ofrenda Apostol Santiago. (Imagen de archivo)

La II República acabó con la Ofrenda

La Constitución de la II República, aprobada el 9 de diciembre de 1931, en su artículo establecía que “el Estado español no tiene religión oficial”. El 'laicismo' había venido por vías 'democráticas' y las 'derechas' se volvieron 'epilépticas perdidas'. Mucho más, cuando a los meses de aprobarse la Constitución, el Gobierno comenzó a publicar una serie de 'leyes, órdenes, y decretos' aplicando el alcance práctico que tal 'declaración constitucional' suponía para las 'instituciones públicas' dependientes de dicho Estado.

Aquí rescato algunas de estas 'disposiciones':


- Decreto que somete al Cuerpo Eclesiástico del Ejército a las normas generales para la jubilación.
- Exclusiva competencia civil sobre cementerios municipales.
- Derogando subvenciones a la enseñanza impartida por religiosos
- Declarando a extinguir el Cuerpo Eclesiástico de la Armada
- Disuelve el Cuerpo de capellanes de Prisiones
- Se declaran hábiles las fiestas eclesiásticas
- Se suprimen las fiestas religiosas del calendario escolar
- Excedencia forzosa de profesores de religión
- Disuelve el Cuerpo Eclesiástico del Ejército
- Suprime la asignatura de religión
- Suspensión de las celebraciones del culto en las dependencias del Ministerio de Marina
- El cura párroco deja de formar parte de la Junta de Sanidad de los municipios.
-Se vuelve a establecer la coeducación (Orden, 2.4.1936) suprimida el 1 de agosto de 1934. Etcétera.

El 'laicismo' iba, pues, en serio. 


"La religión no fue expulsada de la sociedad, como una y otra vez dijeron las derechas, sino que por 'exigencias legales' de la Constitución se prohibió la presencia de cualquier 'símbolo religioso' en las instituciones públicas".

Las 'prácticas religiosas' siguieron celebrándose en las 'parroquias' y las 'procesiones' en la 'vía pública', también; bastaba con 'solicitar permiso' al gobernador civil que, rara vez, las prohibía. Al fin y al cabo, 'la religión', como dijo Azaña, pertenecía “a la esfera de la conciencia personal”.

"Durante la II República, gobernase la 'izquierda azañista', el 'bienio negro de Lerroux/CEDA' o el 'Frente Popular', la “Ofrenda de España al Apóstol Santiago nunca tuvo lugar". Caso de celebrarse, hubiese puesto en 'solfa contradictoria' la Constitución y al Estado. "'Congruencia política' que, actualmente, 'los políticos entienden, pero no cumplen', pues anteponen sus 'creencias religiosas' al marco legal".

En el periodo 1931-1936, 'no era congruente' que unos representantes de un Estado Laico participasen, representando a dicho Estado, en un Acto Religioso donde se exaltaba una entidad, Dios, a la que, quienes detentaban el 'poder religioso', consideraban 'por encima del Estado'.

De leyenda en leyenda 

Busto de Santiago Apóstol

El culto a Santiago, 'El hijo del Trueno', como se lo conoce en los 'evangelios', no se sabe si por su carácter 'bronco e impetuoso' o por el de su padre, comenzó en el primer tercio del siglo IX.

Fue necesario 'inventarse una leyenda', que devino en 'verdad dogmática', gracias a la Bula de León XIII, 'Deus Omnipotens', con fecha del 1 de noviembre de 1884, donde dejó sentada la 'autenticidad del sepulcro del correoso apóstol' y la de su 'tibia', 'fémur', alguna 'costilla' y 'cráneo' encontrados por casualidad.

El papa, con el 'aleteo científico' del Espíritu Santo y el 'trabajo de unos técnicos', certificaron "que el ADN de aquellos 'huesos' pertenecía a Santiago, tirando por tierra que dicha 'osamenta' fuera de Prisciliano*".

El papa dio por bueno lo que el Decreto del cardenal de Compostela, Payá y Rico en 1883, había dictaminado: “aquellas 'reliquias' eran las mismas que se veneraban en Santiago en el siglo XI, que el sepulcro pertenecía al 'periodo romano' y que los huesos por su 'antigüedad' eran del siglo I. Y lo más importante: “petenecían a Santiago, el apóstol”

A ello se añadió la, más que evidente, 'científica intervención' de Santiago en la 'batalla de Clavijo' a favor del rey Ramiro, “dando a la figura ya 'deslumbrante' del santo, una 'intervención medular' en la historia de España, repetida en la 'gesta de Franco', como apostilló el 'requeté y golpista' navarro Eladio Esparza.

Eladio Esparza

No se piense que 'la intervención del papa' fue, tal y como se dice en latín, 'motu proprio'. Para nada.

La motivó el 'abate Duchesne', quien en un 'opúsculo' denunció "que todo cuanto se contaba de la 'predicación' de Santiago en España, de la 'traslación de sus restos mortales' y del 'descubrimiento de su tumba' en Compostela, 'eran burdas mentiras'", lo que, obviamente, ponía en peligro las 'peregrinaciones' que tan 'sustanciosos dineros' producían para las arcas, 'tanto civiles como religiosas'.

Para este 'orgulloso abate' -Vaticano dixit-, lo que se decía 'no era defendible', pues no existía 'cimiento sólido' en el que sostener 'tales afirmaciones' por muy papa que fuese León XIII. La Iglesia, decía Duchesne, “no ofrece 'hechos verídicos' para certificar lo que dice, ni es competente para hacerlo. Solo la 'razón histórica' puede dirimir una cuestión de tanto alcance, 'aunque se desnuden sus fundamentos'.

Obviamente, el papa "mandó callar al 'díscolo abate'" y la 'leyenda' prosiguió su camino, convertida en 'verdad histórica inmutable'.

Tradición impuesta 'manu militari'

Francisco Franco

"La 'ofrenda', a la que se hace referencia y que se repite 'anualmente', fue instituida en 1645 por las Cortes reunidas de León y de Castilla por iniciativa expresa del rey Felipe IV", y cuya celebración terminaba con el 'tradicional abrazo' a la imagen del Patrón de España, por parte del oferente.

Dicha tradición 'se suprimió' con la llegada de la II República y su Estado Laico.

Y, como no podía se de otro modo, fue por Decreto del 'militar golpista', Francisco Franco, cómo se se recuperó dicha tradición 'para su España' - formada por los hijos de Dios-, y que, en esencia, era, y lo sigue siendo, "un acto de vasallaje del poder político al religioso".

Y este regreso 'patriótico y español' se hizo en 1937, porque la ciudad de Santiago, en julio de ese año, se encontraba ocupada -'reconquistada' en su jerga-, por el 'ejército de los golpistas'.

El Decreto decía:


“La universal significación que en el 'orden histórico' tiene el Apóstol Santiago, se destaca más singularmente en España, lugar de sus 'predicaciones' y deudora de los mejores 'fastos' de su glorioso pasado. 

En el resurgir de nuestras 'tradiciones', es primordial la que establecida por los 'antiguos reinos' solo se obscureció en el momento del 'grosero materialismo'.

En su consecuencia 'dispongo':

Artículo 1º. Se reconoce como Patrón de España al Apóstol Santiago, declarándose día de 'fiesta nacional' el del veinticinco de julio de cada año y en cuya fecha se hará 'tributo de las ofrendas' en la 'cuantía y forma señaladas' en la Real Cédula del 17 de julio de 1643 y decreto del 28 de enero de 1875.

Artículo 2º. Por la Presidencia de la Junta Técnica, Secretaría de Guerra y Gobierno general se darán 'órdenes oportunas' para el 'cumplimiento' de los preceptuados en este decreto.

Villa del Prado - Madrid

Dado en la Villa del Prado a veintiuno de julio de mil novecientos treinta y siete. F. Franco.

El 'tributo' al que se hace referencia, del año 1643, renovado en 1875, decía lo siguiente:

“Ofrecimiento anual y perpetuo de 'mil escudos de oro' en nombre de los reyes de España al glorioso apóstol Santiago en su día por vía de 'reconocimiento de su protección y patronato' de estos Reinos.

En definitiva, "se recuperaba un acto de 'sumisión' y de 'servidumbre' voluntaria del 'poder del Estado' ante el 'poder religioso', 'vasallaje' que 'nunca consintió' la II República".

La 'ofrenda' en tiempos de guerra

Blas Goñi

El nuevo Decreto que restauró una 'fiesta religiosa' que según palabras de Franco “se oscureció en el momento del 'grosero materialismo', se recibió entre los católicos como “un acto 'patriótico', 'tradicional' y profundamente 'católico'. En definitiva, como 'una tradición excluyente y nada inclusiva', como son las 'tradiciones religiosas', pues solo admiten en su club a sus 'fanáticos seguidores'. "Y es que 'respeto' a la 'pluralidad' y 'tradición religiosa' son términos 'incompatibles'".

De este modo, y como decía Blas Goñi, un 'canónigo de la catedral de Pamplona', a la hora de festejar dicho Decreto: España se gloría incesantemente de haber sido 'favorecida' con tus santos huesos”.

Una pena que este canónigo no precisara "qué aspectos de la 'realidad' se habían mejorado por 'influencia benefactora' de tan magníficos 'cartílagos'".

Hay que señalar que en las 'ofrendas realizadas' durante estos tres años, 1937, 1938 y 1939 -en 1936 no se hizo-, no asistió quien 'por Decreto la había recuperado', siendo representado por el general Dávila, el ministro del interior, Serrano Suñer, y el general Moscardó, respectivamente.

Año de 1937, ofrenda beligerante

General Dávila

En este primer año de 'recuperación de la ofrenda', acudió a Santiago el 'primado de España', Isidro Gomá, junto con una comisión de 'caballeros del Pilar' y otra de 'coroneles' procedentes de Burgos que representó el Arma de Caballería.

Como he señalado, Franco, el 'gran artífice de la recuperación' de esta tradición, fue representado por el general Dávila, ya saben, el militar que en 2008 fue citado por el juez Garzón como 'criminal de guerra' y que, para estas fechas, el sujeto encausado estaba más que muerto. Transcribiré 'un fragmento de su discurso', limitando mi comentario a poner en 'cursiva' algunas de sus expresiones de 'inequívoca raigambre militar' y con la 'apropiación fascista de la figura de Santiago Matamoros':

“Cuando se interrumpieron las 'religiosas tradiciones' y los fuertes lazos de la fe se aflojaban o debilitaron hasta hacer caer los 'valores espirituales' para dejar paso a un 'materialismo destructor', aquella España, 'heroica e inmortal' que asombró al mundo, caía víctima de un 'positivismo grosero' que la envilecía. La unidad española, a tanta costa forjada, se quebró y despedazo al conjuro de 'secretas fuerzas revolucionarias' que se escudaban en un 'laicismo ateo' y la 'masonería judaizante'.

Surgió el grito de 'la fe y del patriotismo' y para su defensa se formaron 'legiones y regimientos y falanges de cruzados' que llevando en el pecho tu 'enseña gloriosa' hacen de nuevo a España y te proclamaba por su Patrón y su guía. En cada acción o batalla se señala 'la mano divina' hasta lograr que aquellas pequeñas unidades guerreras, escasas de material y carentes de efectivos se conviertan en el 'poderoso ejército salvador' de nuestra Patria.

Convierte a nuestros guerreros en 'invencibles' facilitándonos el camino de la victoria, lograremos 'reafirmar nuestro credo' y como en nueva 'obra evangelizadora' quedarán asegurados aquellos 'principios inamovibles' en que se asienta la 'unidad y grandeza' de España”.

CONTINÚA...

FUENTE: nuevatribuna.es
Víctor Moreno
24/07/2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario