17/2/21

PROPAGANDA CATÓLICA (I)

Del “Detente, bala” al “Detente, Covid”

En el contexto de la pandemia actual, el 'Detente'un escapulario con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, ha adquirido un nuevo protagonismo. 

 

“No solo miedo (...) había un miedo que ya no era miedo, era terror. Lo que había era terror, pero terror en toda Sevilla (...) Al principio, en esos días, la Iglesia (...) crearon una especie de colgante que no era un escapulario, que no era una cadena, que era una especie de sellito ovalado, que con un alfiler se cosía en la ropa y todo el mundo llevaba aquella (...) tela del Corazón de Jesús, que decía: ‘Detente, el Corazón de Jesús está conmigo’. Y eso quería decir 'no me toques, estoy a salvo'. Eso a muchos no les sirvió́ para nada, pero vamos, de eso estaba llena (la ciudad)” (1)



Preliminar

Para comprender e interpretar el significado de la expresión 'Detente, bala', sería necesario conocer lo que la tradición religiosa católica ha llamado 'Devoción al Sagrado Corazón de Jesús' y que, dicho de pasada, no se inventó en España. Se trata de una devoción cultivada en medio de los vaivenes políticos, religiosos y morales de una época, donde dicho 'Detente', de ser un objeto religioso sin más se convertiría en fetiche sagrado, en símbolo moral y, con el tiempo, en valencia patriótica y política.

El nacionalcatolicismo español, impuesto 'manu militari' por la dictadura franquista, sería ininteligible sin conocer el origen, desarrollo y evolución de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Hay que añadir que el 'Detente' tampoco resultó ser un producto original de sus jerarcas eclesiásticos o devotos más 'tronados'.

 
Imposición a Francisco Franco del Gran Collar de la Orden Suprema de Cristo

Dicho objeto guarda relación directa con los tótems de las antiguas tribus. Eran objetos de naturaleza animal y vegetal que servían como nexo de unión con los dioses. Tal actitud fue común a las primeras tribus que poblaron la tierra y cuya permanencia supersticiosa en la sociedad actual sigue presente en el uso de fetiches y detentes de muy variada naturaleza. La diferencia puede estar en que, utilizar un fetiche en clave individual es algo anodino, demostrando tan solo la salud mental de quienes los usan, pero que, si adoptan formas colectivas de uso, como signo de pertenencia a una secta, ya no serían considerados tan banales.

Como en otras ocasiones, la Iglesia Católica se limitó a copiar lo que ya era un lugar común entre los primeros depredadores del cuaternario.

¿Qué es el 'Detente'?

"El 'Detente' es un escapulario con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Y no, tampoco, fueron los católicos españoles sus autores; ni los primeros en ponérselo en la pechera de sus guerreras".

La invención del 'Detente' fue parejo con el origen de la devoción al Sagrado Corazón. En este sentido, el acuerdo entre los historiadores de la Iglesia católica es unánime. Fue Margarita María de Alacoque, monja salesa, la primera en incubar la idea, no del diseño en todo su esplendor, pero sí de su aproximada representación.

En su aparición con Jesucristo, éste, según carta de Alacoque enviada a la monja Saumaise, el 12 de marzo de 1686, el divino corazón le había dicho: Él desea que usted mande hacer unas placas de cobre con la imagen de su Sagrado Corazón para que todos aquellos que quisieran ofrecerle un homenaje las pongan en sus casas, y unas pequeñas para llevarlas puestas. El deseo de María de Alacoque no tardó en cumplirse.

Margarita María de Alacoque

De hecho, en la plaga de Marsella del año 1720, los 'detentes' empezaron a aparecer entre la población humilde, aunque no con ese nombre.

Según las crónicas, estos 'parches divinos' se llamaron 'Salvaguarda' y fueron ideados por la monja de la Visitación, la venerable Ana Magdalena Rémuzat.

A esta monja, el Señor, pegado a su víscera, le hizo ver la devastación que la plaga iba a causar entre la población y el auxilio que recibiría caso de que venerasen su sagrada entraña. Rémuzat y sus hermanas de religión repartieron miles de estos emblemas entre la población. La plaga 'cesó a los pocos días'. (2)

 
Ana Magdalena Rémuzat

Uno de los grandes estudiosos de la devoción al Sagrado Corazón, el jesuita Xavier de Franciosi, cuenta que entre los regalos que, en 1748, el Papa Benedicto XIV envió a la princesa polaca Mary Lczinska, con ocasión de su matrimonio con el Rey de Francia Luis XV, había “muchos escudos del Sagrado Corazón hechos de tafetán rojo y bordados en oro”.

No deja de ser curioso dicho regalo viniendo de un papa que en la historia de la Iglesia ha pasado por ser un Ilustrado, que mantuvo correspondencia con pensadores y científicos de la talla agnóstica de Voltaire. En su haber consta haber tachado del Índice de Libros Prohibidos el 'De revolutionibus' de Copérnico, que cortaba de cuajo cualquier oposición a la teoría heliocéntrica.

También fue elogiable su decisión de imponer una vacuna antivariólica en aquellos estados dependientes de la Iglesia. Pero se ve que el hombre tenía especial debilidad fetichista por los tafetanes del Corazón de Jesús. No todos somos perfectos.

Benedicto XIV

En 1865, el cólera asoló la ciudad de Amiens, y los escapularios volvieron a manifestarse de modo milagroso, y su efecto sería 'mucho más eficaz' que las medidas profilácticas tomadas por los galenos de la ciudad.

Sin embargo, en España, que también sufrió dicha peste colérica, no consta que los enfermos del cólera morbo utilizaran estos escapularios milagrosos. Lástima. 'La de enfermos que hubiesen sanado'.

Resulta conmovedor que un escapulario que, en principio, se había ideado para luchar contra una plaga, con los años quedaría convertido en un símbolo de lucha contra todo tipo de revoluciones ideológicas impulsadas por el liberalismo, "que era pecado", como dijo Sardá i Salvany.

 
Epidemia de cólera morbo en España

El salto cualitativo fue tan enorme como deplorable. Ese cambio de funciones del escapulario, del campo religioso al campo de las ideologías, se dio por la instrumentación de la Iglesia y su habitual manipulación de la piedad popular en connivencia con un poder político aquejado en esta época de avanzada arteriosclerosis teocrática.

Si todos los monarcas del momento lo eran 'por la gracia de Dios', ¿cómo no iban a tener connivencia política con la Iglesia? ¡Eran uña y carne!

Si el 'Detente' fue tachado de signo de exaltación del fanatismo religioso, no fue por culpa de los ateos y anticlericales, sino de los creyentes que otorgaron a dicho artilugio una función que, por lo visto, no estaba en los planes del Sagrado Corazón.

(1) Marcial Sánchez Mosquera. 'Del miedo genético a la protesta. Memoria de los disidentes del franquismo'. Fundación EE.SS. Archivo Histórico. CCOO. 2008.

(2) Lo cuentan con devota parsimonia A. Hammon en su 'Histoire de la dévotion au Sacré Coeur' y R. Beringer en 'El Sagrado Corazón de Jesús. Doctrina y culto, Editorial Litúrgica Española, 1931'.
 
FUENTE: nuevatribuna.es
Víctor Moreno
04/02/2021

¡Coño! Y si tanta fé tienen en el Corazón de Jesús, ¿por qué hay obispos que se vacunan aunque no les toque?
 
¿Será que no creen ni en dios?

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