31/3/20

COVID-19

O somos Europa o todo era mentira 

La respuesta que los 27 estados de la Unión Europea ofrezcan a la crisis del COVID-19 marcará definitivamente el ser o no ser del proyecto común europeo

 

Si el resultado de las 'negociaciones' en marcha consiste básicamente en que 'cada país ha de buscar sus propias soluciones', se habrá dado 'la razón' a los impulsores del 'brexit' en Gran Bretaña, y a los partidarios de todos los 'exit' en el resto de las 'viejas naciones europeas'.

Cada estado buscará entonces 'estrategias independientes', unos 'por su cuenta', otros con 'socios europeos afines', y otros 'de la mano' de Estados Unidos, de Rusia, de China 'Nadie se lo podrá reprochar'. Y el sueño de la 'integración continental' habrá llegado a su 'fin'.

Por el contrario, "si la respuesta de las 'instituciones europeas' se muestra a la altura de los 'valores solidarios' que impulsaron su 'fundación' tras las Segunda Gran Guerra, se habrán asentado las 'bases' para levantar un 'nuevo actor global', referencia de los 'principios' de 'igualdad', 'libertad', 'democracia' y defensa de los 'derechos humanos' en todo el mundo".



"Posiblemente 'ya no haya más oportunidades'. Si Europa 'falla hoy a quienes más la necesitan', el repliegue nacionalista será 'inevitable'. Si las 'instituciones europeas fracasan' en la hora de ofrecer una 'respuesta común, solidaria y eficaz' a los pueblos angustiados por 'el virus y la crisis ulterior', triunfarán definitivamente los 'discursos eurófobos y ultranacionalistas'. "Será el fin de la Europa que siempre soñaron los 'europeístas'".

No nos engañemos. En realidad siempre hubo dos concepciones distintas y divergentes de Europa. Desde el principio.

Por un lado, siempre estuvieron quienes concebían las 'instituciones comunitarias' como una especie de 'club de naciones' con algunos 'objetivos comunes, limitados y coyunturales'. Se trataba fundamentalmente de 'un mercado' más o menos compartido, sin las molestas 'trabas arancelarias'.



"El 'mercado común' conllevaba inevitablemente algunas 'estructuras estables', como 'la moneda europea', 'el banco central compartido', 'un remedo de parlamento', 'un pseudo gobierno por turnos'… Incluso algunas 'ayudas limitadas para los pobres', a fin de garantizar cierta 'capacidad adquisitiva' para 'comprar los productos industriales de los ricos'". Nada irreversible, desde luego.

'La otra concepción' siempre 'concibió' cada paso en la 'institucionalidad comunitaria' como un paso hacia la 'integración definitiva'. Los avances eran 'pequeños', 'limitados', 'frustrantes' muchas veces, pero jamás se perdía de vista 'la grandeza de la meta final': la Europa 'unida en sus valores civilizatorios' y en sus 'propósitos de bienestar y progreso colectivo'.

Si en la Europa que se autodenomina 'faro de la globalización justa en el mundo' triunfa ahora la contestación del "sálvese quien pueda", tal y como defienden 'alemanes', 'austríacos' y 'holandeses', ¿qué 'reproche' podemos hacerle a los Farage, los Johnson, los Bolsonaro y los Trump del mundo?



¿Qué puede impedir que los 'británicos' busquen calor en su 'relación exclusiva' con Norteamérica? ¿Por qué los 'italianos' no han de negociar por su cuenta la 'ayuda' de los 'rusos'? ¿Por qué los 'franceses' no cerrarían un 'acuerdo estratégico' alternativo con China? ¿Por qué los 'españoles' y 'portugueses' no hemos de 'volver la mirada' a nuestros hermanos 'latinoamericanos'? ¿Y cómo evitar que 'unos y otros vecinos' nos miremos con 'creciente recelo', otra vez?

"El COVID-19 supone un 'desafío dramático para millones de europeos'. Se trata de un 'reto casi existencial para Europa'. Sin embargo, 'algunos de los países europeos del norte, los más ricos', sostienen que 'la respuesta común de las instituciones comunes' ha de limitarse a 'tres medidas': la 'habilitación' del Banco Central Europeo para que 'compre activos' donde convenga; la 'suspensión' de las reglas del Pacto de Estabilidad; y la 'facultad' de acudir al 'fondo de rescate financiero MEDE', con las consiguientes 'contrapartidas de ajuste fiscal'".

No basta. No solo es insuficiente. ¡Es mezquino!


El Presidente español Pedro Sánchez lidera a los países que, como Italia, Francia y Portugal, "reclaman una 'respuesta europea' a la altura de los 'retos' que vivimos. Exigen la creación definitiva de los 'eurobonos', la 'mutualización de la deuda'".

"Un Plan Marshall con 'grandes inversiones' para reconstruir 'la economía y el empleo'. La 'implicación' del Banco Europeo de Inversiones en la 'reactivación de las empresas' y un 'seguro europeo de desempleo' para proteger juntos a los 'desempleados que queden en la cuneta'…"

Si los europeos somos un pueblo y tenemos un enemigo común, o bien compartimos la lucha y el coste de la lucha. O todo es mentira.
 

"Algunos países europeos 'llegaron a adoptar' durante unos días la decisión 'miserable' de 'prohibir' la exportación de 'recursos sanitarios' a otros países europeos… Y mañana querrán 'vendernos sus lavadoras', porque 'somos socios'".

En la respuesta al COVID-19, Europa se juega el 'ser o no ser'. "Aún estamos a tiempo".

FUENTE: nuevatribuna.es Rafael Simancas
28/03/2020

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