'Don Éste' y 'Don Aquél', al amparo de una sombrilla que les resguardara de la fina llovizna, disfrutaban, a mascarilla bajada, de sus respectivos cafés, cuando 'Don Aquél' dijo:
- Me están haciendo daño los espolones al caminar.
- ¿Espolones?... ¿Tienes espolones? - preguntó su amigo.
- ¡Sí!
- ¡Coño! A ver si Darwin estaba equivocado, y en lugar de venir del mono, venimos del gallo.
Miguel Ángel G. Yanes
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