12/3/21

EL ASESINATO DE OLOF PALME

Todo lo que Stieg Larsson sabía del asesinato del primer ministro sueco

Jan Stocklassa retoma la investigación del novelista sobre el homicidio de Olof Palme en 1986. Su libro implica a neonazis suecos y a servicios secretos sudafricanos

Stieg Larsson, en un vagón del Transiberiano en 1987. 

Stieg Larsson, en un vagón del Transiberiano en 1987 - Per Jarl

"¡Soy Lisbeth Palme, ¿es que no lo ve? Y ése que está ahí es mi marido, Olof Palme, el primer ministro!", gritaba la mujer del dirigente sueco a la policía a escasos centímetros del cadáver de su esposo, 4 minutos después de que un desconocido le disparase una bala de gran calibre en una calle de Estocolmo, el 28 de febrero de 1986.

Esta llamada desesperada fue el inicio de una serie de errores y conspiraciones que dejaron el prestigio de Suecia por los suelos y el caso sin resolver. Obsesionado con el magnicidio y su conexión con la extrema derecha sueca, el escritor y periodista Stieg Larsson dedicó parte de sus energías a trazar una teoría razonable. La complejidad del asunto, oscuros intereses y su propia muerte dejaron la labor inconclusa.

Ahora, 33 años después, el periodista sueco  coge el testigo en Stieg Larsson. 'El legado'. Claves ocultas del asesinato de Olof Palme (Roca), "un híbrido entre el ensayo, el reportaje de investigación y el espionaje, que transita el camino abierto por el autor de Millennium y se acerca a la solución definitiva". Con los nuevos datos proporcionados en las investigaciones de Larsson y Stocklassa, los servicios de información suecos y sudafricanos están trabajando conjuntamente para intentar esclarecer el crimen.

“La policía fue tremendamente incompetente, asegura Stocklassa por teléfono a EL PAÍS desde Estocolmo para resumir hechos como que: "hubiera oficiales que siguieran de vacaciones, que la investigación se le encargara a 'alguien leal' pero que nunca había trabajado en un homicidio o que horas después, decenas de comisarías no supieran que el primer ministro sueco había sido asesinado".

“Hubo pánico en aquellas primeras horas, y más tarde gente dentro de la policía que no quería que se descubriera al culpable y que intentó frenar la investigación, añade antes de señalar a Hans Holmér, el inspector jefe, quien, asegura, desempeñó uno de los papeles más oscuros en toda la historia de Suecia. Hay un sentimiento unánime de que lo estropeó todo.

Holmér, convertido después en escritor de éxito, alimentó la tesis que culpaba a un grupo kurdo del atentado, y se negó, durante años, a investigar la pista de la extrema derecha y su conexión con el régimen sudafricano, esgrimida por el propio Larsson, auténtico experto del auge de grupos neonazis en su país.

El lugar donde fue asesinado Palme horas después del magnicidio. 

Lugar donde fue asesinado Olof Palme cuando, tras salir del cine, regresaba caminando a su casa - TT NEWS AGENCY / Cordon Press

“Ahora sabemos que "pocas semanas después del crimen, Larsson estaba muy cerca de la verdad". Era muy ambicioso como investigador, increíble. Con el tiempo y merced al dinero que obtuvo tras el éxito de su trilogía habría llegado a descubrirlo. Su prioridad era destapar los grupos de extrema derecha en Suecia y eso le llevó a intentar resolver el 'asesinato de Palme', cuenta este reportero que se ha valido de los documentos dejados por Larsson para seguir con la investigación del 'mayor caso de asesinato aún abierto en el mundo' (que por un cambio en la ley no ha prescrito).

En sus noches de insomnio, en sus monólogos obsesivos, en las cartas que escribía a otros colegas europeos o mientras fumaba alguno de los 60 cigarros que consumía a diario, Larsson trataba de dar sentido a todo. Murió en 2004 sin llegar a verlo resuelto, con el caso languideciendo tras 10.225 interrogatorios, un falso culpable y cientos de miles de folios de sumario que una persona instruida en derecho tardaría 9 años en leer.

Según esta tesis: "A Palme lo mataron en una operación preparada entre la extrema derecha sueca y los servicios secretos sudafricanos –que odiaban al político sueco por su activismo contra el 'régimen del apartheid' y su denuncia del 'tráfico de armas destinadas' a dicho país a pesar del bloqueo–  con espías del nivel del legendario Craig Williamson directamente implicados.

Craig Williamson, ex comandante de la policía sudafricana, espía involucrado en una serie de atentados, robos, secuestros, asesinatos y propaganda en el extranjero durante la era del Apartheid

El exoficial de la ONU en Congo, "hombre fuerte del ejército sudafricano en las sombras", Bertil Wedin –a quien Stocklassa interroga en Chipre en una operación encubierta, que es uno de los mejores momentos del libro– sería el enlace.

La infraestructura la ofrecieron grupos nazis suecos liderados por el activista Alf Enerström, artífice de las campañas contra el primer ministro, y el gatillo lo apretó 'algún pobre hombre' del que luego poder deshacerse.

Larsson es sistemáticamente ignorado por la policía cuando publica sus artículos en semanarios o cuando les hace llegar esta información, que el escritor guardó en cajas 'hasta ahora perdidas'. Los investigadores hicieron caso omiso también de los 10 avisos que recibieron en los meses anteriores al asesinato y que "alertaban de un complot contra Palme".

Olof Palme, con su mujer Lisbet, en 1985.
Olof Palme, con su mujer Lisbeth, en 1985. DN / Cordon Press

Considerado por muchos "el político más importante de la historia de Suecia", Palme cambió la imagen y las prioridades de su país en el mundo, pero sus enemigos desataron una campaña de odio sin precedentes que en parte explica su muerte y el hecho de que 'no se haya resuelto todavía'. “La campaña contra él empezó antes incluso de que fuera primer ministro".

"Duró casi 20 años y como fue gradual fue tolerada. Los sudafricanos nunca habrían podido preparar esto en Suecia si no hubiera habido gente que creyera que Palme trabajaba para el KGB y que iba a vender el país a los soviéticos, algo totalmente ridículo y absurdo, explica Stocklassa.

Como buena conspiración, el caso tiene también su chivo expiatorio. Su nombre es Christer Petterson, un adicto al crack y alcohólico con pasado violento al que Lisbeth Palme señaló en una rueda de reconocimiento ayudada por la policía. “Habían pasado 2 años y 10 meses. Era demasiado tiempo para recordar, sobre todo teniendo en cuenta que, durante los primeros días, Lisbeth -que era la única testigo- no fue capaz de describir a nadie, aclara el autor Stieg Larsson.

Christer Petterson, presunto asesino de Palme

A través de las páginas de 'El Legado' (que se publicará el 14/03/2019) hay quien cree que ahora se puede estar cerca de la verdad. Lisbeth ha muerto y se puede decir a las claras que su forzado testimonio era falso. Petterson fue condenado, pero ante la ausencia de un arma homicida, de pruebas y de una motivación, "fue absuelto en segunda instancia".

"10 años después de la muerte de Palme, la policía sueca seguía en un callejón sin salida. Su jefe, Hans Olvebro, compareció para reconocer que habían fracasado y decir que "la investigación no debía continuar". La cifra de agentes encargados de la investigación había quedado reducida a 14. "Las tesis de Larsson fueron ignorada, y tanto la policía como el resto la sociedad prefirieron 'mirar para otro lado'". Sin embargo, ahora, los servicios de información de Suecia y de Sudáfrica colaboran con las nuevas pistas ofrecidas.

“Era un país muy ingenuo. Ahora en cierto modo sigue siéndolo , pero se está hablando del caso en el extranjero y cada vez hay más presión, reflexiona Stocklassa, que reconoce que se ha sentido amenazado. “Tendré más cuidado la próxima vez. Creo que hay algo en marcha pero no sé realmente lo que es”, asegura. Una prueba más, quizás, de lo cerca que estuvo Larsson "de resolver el crimen del siglo".

Jan Stocklassa

FUENTE: elpais.es

Elemental

Juan Carlos Galindo

08/03/2019

Siempre creí que si había un político capacitado para aglutinar a la izquierda europea, era él. Un líder nato, primer ministro de Suecia durante dos etapas diferentes y a la vez, líder del Partido Socialdemócrata Sueco y vicepresidente de la Internacional Socialista.

Abiertamente pacifista y defensor de los derechos humanos, fue una persona honrada y comprometida que no se dejaba manipular fácilmente. Por eso lo quitaron de en medio, como han hecho con tantos otros que han intentado luchar por la verdadera justicia, el reparto equitativo de la riqueza y la soberanía popular.

 

Olof Palme


 

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