4/4/21

LA ECONOMÍA DE ARGENTINA (1ª PARTE)

Argentina fue el país más rico del mundo en 1895. ¿Por qué terminó en el puesto 62?
 
Una actualización del Maddison Historical Statistics reveló que entre 1895 y 1896, Argentina fue el país más rico, con el PBI per cápita más alto del mundo, por delante de Estados Unidos, Bélgica, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda. Aunque muchos críticos aseguran que los datos estadísticos de aquellos años en Argentina no eran demasiado fiables.

Luego de la Revolución de Mayo en 1810 y la Independencia lograda en 1816, Argentina no pudo encontrar fácilmente un modelo de prosperidad. Tras los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, y su derrocamiento en la Batalla de Caseros (1852), el país tomó el proyecto de Constitución de Juan Bautista Alberdi (1853/60), de clara orientación liberal. El nuevo marco político y legal fue proinmigración, defendió la libre empresa, mantuvo al Estado apartado del desarrollo productivo y se limitó a ofrecer el marco jurídico apropiado dentro de un Estado de derecho.

 “En 1914, Argentina era 'el país del futuro'. Su PIB 'per capita' era más alto que el de Alemania, Francia o Italia. Para un hombre joven y ambicioso la elección entre Argentina y California era muy difícil”, apuntaba The Economist en su reciente nota de tapa titulada “La tragedia de Argentina. 100 años de decadencia.

Argentina es uno de los países que ha registrado un mayor deterioro económico durante el último siglo. Su tránsito de la riqueza a la pobreza se podría resumir en la sucesión de tres grandes etapas:

  • Auge y desarrollo gracias a la globalización, la estabilidad monetaria y la liberalización económica (desde mediados del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX); 
  • el período de entreguerras, desde 1930 hasta 1945, en donde se fue imponiendo paulatinamente la autarquía y el proteccionismo;
  • y el ascenso del peronismo (1946-1955), cuyo legado pervive desde entonces, de una u otra forma, pese a la sucesión de distintos regímenes dictatoriales y democráticos.


Uno de los países más ricos del mundo

Al igual que otros países, Argentina se integró en la economía global durante el siglo XIX gracias a la apertura comercial, la libre circulación de capitales y la estabilidad monetaria que imponía el entonces vigente patrón oro. Argentina prosperó de forma sustancial hasta 1930, atrayendo un gran volumen de inversión extranjera y capital humano (inmigrantes).

 

 Inmigrantes llegando a Argentina
 
Tras su proceso de independencia y un turbulento período de conflictos civiles, la emancipación definitiva de Argentina llegó con la Constitución de 1853, que instauraba como principios básicos: la división de poderes, la igualdad ante la ley y un respaldo absoluto a la propiedad privada y el libre comercio.

Los distintos gobiernos surgidos de la Carta Magna potenciaron las infraestructuras, alentaron la inmigración y la inversión extranjera y garantizaron el cumplimiento estricto de sus compromisos financieros.

Jura de la Constitución nacional argentina

Este período, caracterizado por la apertura comercial y la libertad económica, se resume en los siguientes indicadores:

1. La población aumentó desde los 3,3 millones de personas en 1890 hasta los 7,5 en 1913 (un crecimiento medio anual del 3,5%). Casi la mitad de este incremento se debió a la inmigración, procedente sobre todo de Europa.


 Inmigrantes polacos en Argentina

2. El porcentaje de capital extranjero subió desde el 32% en 1900 hasta el 48% en 1913, como resultado de que Argentina "presentaba entonces las condiciones económicas e institucionales más favorables de toda América Latina para la inversión foránea".

3. La acumulación de capital aumentó de media un 4,8% anual desde 1890 hasta 1913, permitiendo que la renta per cápita avanzara a un ritmo del 2,5% anual. El desastre de la Primera Guerra Mundial afectó, sin duda, al desarrollo argentino, como resultado del desplome del crédito internacional y el retroceso de la economía mundial, de forma que la acumulación de capital decayó hasta el 2,2% anual y la renta per cápita avanzó un 0,8% entre 1913 y 1929, pero no impidió que Argentina siguiera desarrollándose hasta 1930.

4. Hasta la Primera Guerra Mundial, su renta per cápita era similar a la de EE.UU.; era uno de los mayores exportadores de cereales y carne, hasta el punto de representar casi el 7% de todo el comercio internacional; Argentina acumulaba el 50% del PIB de toda América Latina en 1913; el sueldo medio en Buenos Aires era hasta un 80% superior al de París, y cuando un inmigrante desembarcaba en Argentina ganaba casi lo mismo que el que se ubicaba en Nueva York.

5. Durante los años 20 se mantuvo como uno de los 10 países más ricos del planeta, con una riqueza comprable e, incluso, superior al de la mayoría de países europeos, similar al de Francia o Alemania, y mayor que Italia o Japón; el salario promedio superaba al que percibían los europeos. De hecho, durante los años 30, EE.UU., Canadá, Australia y Argentina estaban entre los 'países más ricos del mundo', con un PIB per cápita en torno a los 5.000 dólares.

El intervencionismo de los años 30

Los países más desarrollados por entonces, entre ellos Argentina, presentaban -al igual que ahora- una serie de rasgos comunes, entre ellos la seguridad jurídica, un marco institucional estable y, sobre todo, la apertura económica, un estado pequeño, escasas regulaciones y estabilidad monetaria.

Sin embargo, aquella economía abierta, favorable al capitalismo, fue cediendo terreno paulatinamente al intervencionismo estatal, el nacionalismo económico (autarquía) y, finalmente, el 'peronismo' (una especie de socialismo) que, de una u otra forma, preside Argentina desde los años 50.

Los años 30 son conocidos como la 'década infame', ya que se sucedieron una serie de golpes de Estado que otorgaron el poder a los militares, quienes instauraron un creciente intervencionismo económico, la autarquía (sustituir importaciones por producción nacional) y el proteccionismo comercial.

Además, resurgió de nuevo el mercantilismo, en donde el Estado se apropiaba de forma arbitraria de ciertos recursos privados para redistribuirlos entre determinados grupos de interés, favoreciendo así a las élites más próximas al poder político, en detrimento del libre mercado. Ya entonces la explotación de hidrocarburos estaba bajo el control del Gobierno -los recursos del subsuelo pertenecían al Estado-, y el poder político comenzó a intervenir de forma cada vez más activa en sectores clave del país, tales como la producción de carne y los cereales.

Es decir, Argentina pasó de tener una economía abierta y un estado pequeño, a una economía cerrada al comercio internacional y fuertemente intervenida. A ello, se sumó el abandono del 'patrón oro' y la adopción de 'políticas keynesianas', basadas en el estímulo fiscal y monetario (más gasto público y bajos tipos de interés), para tratar de impulsar el crecimiento en medio de la Gran Depresión.

Aunque esto no es algo extraordinario de esa época -muchos países optaron por políticas similares-, sí lo es el hecho de que este tipo de prácticas se extendió y agudizó tras la Segunda Guerra Mundial mediante la instauración del peronismo.

FUENTE: infoberdigital.com
25/01/2020

CONTINÚA...

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