9/4/21

BATANIA (1ª PARTE)

Batania, el poeta de contenedores y fachadas de Madrid: "Soy antiespañol, antirracista y antifascista"

Batania y sus obras

Batania-Neorrabioso es hombre y es Vanessa Boots; es vizcaíno (Lauro, 1974) y antivasco, pero también antiespañol, y todo, en el mejor o el peor de los sentidos, el que expresa uno de sus aforismos: "Si se moja tu bandera, no se te ocurra escurrirla porque podrías mancharte de sangre". Detrás de su seudónimo hay un nombre en el que no se reconoce bien. En cierta ocasión, le llamé Alberto y me enmendó: "Batania, por favor".

Vive en Madrid desde hace 16 años, hoy en día "solo y apergaminado entre sus gatos y sus libros". Durante nuestro intercambio de mensajes, insistió en lo de "solo" varias veces, pero sin insinuar ninguna clase de melancolía secundaria que refuerce el estereotipo del "poeta sufriente disipando brumas con sus versos".

Es un personaje de esos a los que uno visualiza sonriendo, a mitad de camino entre sus ensueños amorosos y la cólera de su animal político, al que por cierto, odia. "Soy un alegrista dictatorial", nos dijo algo más tarde. "Tan dictatorial que no puedo aguantar a los tristes y cuando me encuentro con uno de ellos, hago lo posible por librarme de él".

Batania trabaja de conserje nocturno, aunque se le conoce, sobre todo, por sus poemas y sus pensamientos o, para ser más preciso, por sus pintadas en las fachadas y los contenedores que suele utilizar como soporte de sus textos. Es difícil discernir "dónde termina el verso y en qué lugar comienza la provocación".

 

Probablemente, no hay fronteras entre ambos. A las 4.24 PM, hora española, del domingo, 24 de enero de 2021, había 'intervenido' 502 paredes y 1.588 cubos de basura. "Lleva un inventario mental de todos sus trabajos". La noche precedente a nuestro último intercambio de mensajes pintó varios aforismos sobre 7 contenedores. Y esta vez lo hizo travestido, aunque eso no es lo habitual.

Es un 'artista popular' en todas las acepciones de ese término -más de 40.800 seguidores en Instagram-. Pero dice que lo es a su pesar. "Mil veces he dicho ya que a la Literatura española le deseo lo mejor como literatura y lo peor como española. Nunca he tratado de ser un poeta popular español. Es evidente que soy antiespañol, antirracista y antifascista".

Teníamos la intuición de que a Batania no le interesa ya charlar con reporteros, ni exponerse en los papeles de ese modo algo frenético en que lo hacía hace unos 8 años. "Entre 2014 y 2016 rechazó 40 propuestas de entrevista por temor a convertirse en un 'mono de feria', la clase de escritor propia de nuestros tiempos con más prensa que obra".

 "Además, no me gusta lo que digo", nos aclaró. "Conceder una al año para corregir todas las bobadas que dije en la entrevista precedente es más que suficiente". Inferimos de lo que dice que usará su próxima entrevista para enmendar la que aquí reproducimos.

Pero en contra de todo pronóstico, Batania aceptó charlar no solo de su trabajo de escritor, sino de ciertas cuestiones biográficas transversales como su identidad sexual fronteriza. Llegamos a Vanessa Boots —su, digamos, 'alter ego'— dando palos de ciego porque él mismo nos guió a través de nuestra confusión y nuestra ignorancia.

Ninguna de las preguntas del primer borrador de cuestionario que le hicimos llegar hacían alusión a ella. "Lo que pasa es que no me lees nada", me reprochó. Y es verdad, él mismo había hecho menciones en varias entradas de su blog a su travestismo y a la elección de sus modelos. Gracias a ello averiguamos que se siente más cerca de Rihanna que de Kate Middleton.

Tras varias horas del simulacro de conversación que es intercambiar mensajes por el WhatsApp, Batania aseguró que había dejado de interesarle responder a más preguntas, al tiempo que nos invitaba a usar con libertad la entrevista precedente. Parece razonable ponerla por escrito: la entrevista y parte de la metaentrevista.

En circunstancias normales, hubiera sido íntegramente escrita en estilo indirecto, pero hay una exigencia adicional aquí de literalidad, no solo en las respuestas, sino en la presentación de la propia arquitectura del cruce de mensajes, 'asincrónico y caótico'.

 

Hay que decir que fue totalmente cordial hasta el final. Pero le inquietaba que perdiéramos de vista lo esencial: "Batania es escritor. Y luego, todo lo demás". También se sentía muy sorprendido de que nadie nunca antes le hubiera preguntado acerca de sus 'travelosuras'. Deseaba hablar de ello a toda costa.

Si hubiera sido posible, habríamos omitido el titular o se habría reducido a una cadena de números binarios o una ristra de criptogramas. Existen precedentes de ello como el de los opositores cameruneses a Paul Biya, que dejaban en blanco las partes de periódico que suprimía la censura.

No hubo censura aquí, pero sí cierta confusión acerca de qué es lo esencial de nuestra charla y qué parte de lo no esencial no compromete al resto. Ante la duda, hemos volcado la conversación en orden cronológico y hemos interrumpido la transcripción justo en el punto en el que aseguró: "Tú, Ferrán, escribe lo que quieras y como quieras".

¿Ha tenido alguna vez alguna pesadilla verdaderamente horrible? No me refiero a algo liviano como ser Gregorio Samsa y transformarse en un artrópodo, sino a algo aterrador como convertirse en Benedetti y que la gente lea sus poemas y diga "qué bonitos"?

 

No. "Soñé tres veces que mi padre se moría y cuando se murió de verdad, aquellos sueños adquirieron retrospectivamente mayor terribilidad".

Es que tengo la sensación de que cada vez habla más de amor y haces menos crítica social. A lo mejor es que ya no está tan cabreado.

No, el Neorrabioso "completo" es el del blog, y en el blog he sido más político que nunca en los últimos 4 años, político hasta darme asco, porque "lo político es sectario y obsesivo".

Ahora bien, desde hace 9 meses lo he dejado de lado porque contraje el coronavirus en marzo y, aunque me dieron el alta en mayo, me han quedado muchas secuelas, algunas tan graves como la pérdida de memoria. "Me duele continuamente la cabeza y no consigo concentrarme en nada".

Me ha quedado un 'cerebro-bonsai' que no me sirve más que para escribir tuits, que es la 'unidad mínima de creación', por eso he vuelto a Twitter, y por eso casi que mi única actividad creativa se limita en la actualidad a los cubos de basura.

Y como los médicos me dijeron "que leer diarios o meterme en polémicas era malísimo para lo mío", he dejado la política durante un tiempo, al menos hasta que me recupere un poco (si es que me recupero).

Dicho eso, tengo que aclarar que yo he odiado mi obra política siempre y me he prometido a mí mismo muchas veces "no escribir ni una sola línea más desde esa zona porque me parece de una calidad bajísima: sin fantasía, sin poder metafórico, sin comprensión de todas las partes..."

He observado también que finalmente ha optado por los contenedores de basura como soporte. ¿Es que ya no se ve escribiendo sobre las fachadas de los bancos? ¿O acaso es el mejor modo de eludir el acoso policial y las sanciones?

Aquello fue mi etapa salvaje. No me arrepiento y hasta admiro un poco al chico que lo hizo, pero... ¡es que aquel chico era de una vanidad...! Hacer pintadas así de grandes que se podían leer a 100 metros de distancia tiene algo de fascismo; es un poco: "Por cojones me vais a leer, queráis o no queráis".

En el cubo de basura, en cambio, las letras son tan pequeñas que muchas veces hay que acercarse para leerlas, y los que no están interesados en mis porquerías apartan la vista y no tienen que "comérselas".

En cuanto a los problemas con la ley, habré corrido dos docenas de veces, todas al principio, porque las primeras 502 pintadas las hice sobre paredes y algunas eran muy visibles para los vehículos policiales. Claro que en aquella época yo no era el 'gordo lento y lamentable' en el que me he convertido y cogerme a la carrera no era fácil (por eso nunca sucedió)

En Vizcaya me llamaban "el keniano" por mi velocidad. En una ocasión, un agente de la secreta me paró en la calle Baltasar Gracián cuando hacía fotos a una pintada que había hecho en la oficina de inmigración y me dijo: "Tranquilo, hacer fotos no es delito, pero que sepas que llevamos tiempo siguiéndote y tienes un problema. Sé que te consideras muy listo pero acabarás cometiendo un error"

En otra ocasión recibí un correo de una empleada de limpieza donde la policía le pedía que "no limpiaran mis pintadas porque antes debía pasar la brigada fotográfica a hacerles una foto". Ahora, con los cubos de basura, estoy más tranquilo. Aunque te acarrean la misma multa, doy por hecho que no van a hacerme nada. Es una pintadita que literalmente "se borra con un trapo mojado".

Antes de contactarle pregunté por usted a un antiguo conocido común y me dijo que no sabía nada de ti desde hacía años. No le pedí detalles, pero sospecho que a los poetas les gusta la trifulca, todos esos egos grandes y heridos a punto siempre de colisionar...

Qué va. A mí no me gustan las peleas. Lo que pasa es que no tengo ningún talento social y cada vez que hay una gresca, abandono enseguida y vuelvo a la soledad. En realidad, "entre los poetas hay menos riñas de las que se dice. Lo que hay es una sensibilidad demasiado grande". Muchos creen ver trifulcas donde no hay nada.

En cuanto al ego, sí, el mío es gigantesco, desde luego. Es tan grande que no me permite ver el de los otros. ¡Ja, ja, ja...! "Yo no odio a ningún poeta". Ni siquiera recuerdo el nombre del 80 por ciento de los poetas que he conocido. Tampoco creo que haya muchos poetas perdiendo el tiempo con odiarme, dado el poco caso que yo le hago a nadie. [...] 

Batania (Neorrabioso)

FUENTE: publico.es
Ferrán Barber
04/04/2021

CONTINÚA...

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