26/1/21

LA NUEVA DROGA DEL SIGLO XXI

"Las apuestas son la heroína del siglo XXI": así es como las apuestas online han conquistado España

Es un sábado como cualquier otro. Al atardecer, un grupo de 6 adolescentes se concentra en la puerta de una casa de apuestas. Hacen cábalas, comentan el estado de los futbolistas que están a punto de empezar el partido. Uno está en racha marcando goles en los tres últimos partidos, el capitán llega 'in extremis' de una lesión. El portero titular está sancionado y el equipo visitante apenas golea fuera de casa. 'Todo cuenta a la hora de apostar'.

Los chavales se afanan de sus últimas apuestas. “Metí 10 pavos a que Jaime Mata marcaba y la cuota era de 2. “Yo estuve a punto de marcar el 0-3 tío, la cuota eran 26 pavos y al final puse 1-2. No dejan de entrar otras personas, adolescentes y mayores. Algunos salen con el resguardo de una apuesta. Otros se quedan a ver el partido. "Esta escena no existía en España hace una década, pero se ha integrado en el paisaje en muy poco tiempo".

El fútbol como aliado

"Que el fútbol sea el telón de fondo habitual en el mundo de las apuestas online no es casual y obedece a un camino que lleva en marcha 3 lustros". En 2004, el Betis se convirtió en el primer equipo de la Primera División española de fútbol en llevar en su camiseta a una casa de apuestas como patrocinadora, Globet.

"Algo que no suscitó ningún tipo de polémica ni debate entre la masa social del club", según nos cuenta el periodista deportivo Pepe Elías, encargado de cubrir al equipo bético en Mundo Deportivo.

Desde aquello, cada vez más clubes de fútbol fueron apuntándose a estos patrocinios en su zamarra, y todas las temporadas salvo la 13/14 y la 14/15 han tenido al menos a un club con la propaganda de alguno de estos operadores en sus equipaciones.

Levante Unión Deportiva

Más allá de las equipaciones, también se ha popularizado el patrocinio de estas casas de apuestas y casinos online a los equipos de fútbol sin necesidad de llevar su logo en la camiseta, 'únicamente' en algunas zonas del estadio, la página web, la aplicación oficial del club y otros emplazamientos con fines promocionales.

En la última temporada completa, la 18/19, este tipo de patrocinio se dio en 19 de los 20 clubes de la Liga Santander. Un 95%.

El único que se salió de esta nueva norma fue la Real Sociedad, que si bien "nunca ha tenido en su equipación un patrocinio de este tipo", sí lo tuvo a nivel de club: Kirolbet, un operador de juego vasco que actualmente sigue patrocinando a otros clubes deportivos.

Real Sociedad de San Sebastián

Objetivo: los jóvenes

Precisamente "son los más jóvenes los que más crecen en las estadísticas de jugadores. Y lo hacen, sobre todo, en el campo de las apuestas deportivas", el sector que más ha capitalizado el crecimiento del juego en los últimos años junto a los casinos, offline u online.

Bingo y póker, por contra, han bajado su relevancia dentro del juego. El póker, tras el boom de principios de década. El bingo, como tendencia enquistada desde que estalló la crisis. En total, casi 1,5 millones de jugadores, según los registros de la Dirección General de Ordenación del Juego, en un país de 47 millones.

"Este auge de las apuestas deportivas tiene mucho que ver con las apuestas online, un negocio que nunca cierra, para el que no hace falta salir de casa" -ni tan siquiera cambiar de planes, puesto que está en nuestro teléfono- y para el que no hay tabúes: "si jugar en un espacio público pudiese llegar a ser algo que avergonzase, con las apps de las casas de apuestas nadie tiene que hacer frente a ese rubor". No obstante, también tiene mucho que ver con las casas de apuestas físicas.

Aunque dependen de legislaciones autónomicas, algunos casos son muy similares. Madrileños y valencianos, por dar 2 ejemplos, vieron cómo los casinos tenían que ubicarse a un número determinado de kilómetros de los centros urbanos cuando el juego volvió a regularse en los años 80, con el Casino de Torrelodones y el de Monte Picayo (en Puçol) respectivamente.

De la web a la app pasando por la ley de 2011

 

El juego online llegó a España en la década del 2000, con las casas de apuestas y casinos online ganando popularidad año tras año y con el punto de inflexión de la Ley del Regulación del Juego de 2011, que llegó como respuesta a estos nuevos operadores que cambiaron por completo la forma de jugar.

"Gasto en marketing, margen neto de juego online, número de jugadores... Todos los indicadores del juego están al alza".

Hasta entonces, "estos operadores tributaban los ingresos obtenidos en España en países como Malta o Luxemburgo, donde habían logrado licencias por tratarse de naciones que habían regulado  esta actividad de forma temprana".

 

"El gobierno español de Rodríguez Zapatero hizo esta reforma para que cualquier empresa de juegos de azar y apuestas deportivas que operara en España tuviera que tributar también en España, y acogerse a su legislación". Pasaron de los dominios .com a .es.

Aquella reforma terminó de regular un negocio en auge para el que no estaba preparada la legislación anterior. Y con ella "llegó el definitivo despegue del negocio", que abandonó la incertidumbre e incluso dio el salto del online al establecimiento físico, aumentando año tras año el número de jugadores españoles -contando los de juegos de azar y apuestas, pero no los de la ONCE ni Loterías y Apuestas del Estado-. Los datos comienzan en 2013 por ser el primer año completo desde que entró en vigor la ley y su prórroga posterior.

Conquistando los barrios obreros

 

"En los últimos años se ha instalado la percepción de que estos establecimientos tienen mayor prevalencia en barrios y distritos con rentas bajas, mientras que los de rentas altas apenas están viviendo este boom de aperturas".

El de Madrid es el único ayuntamiento español con un portal de datos abiertos lo suficientemente completo y codificado como para poder corroborarlo, y en su caso, la percepción se cumple: "los barrios con menores niveles de renta, como Usera -4.992 habitantes por casa de apuestas-, Tetuán -4.660- o Carabanchel -6.595- tienen una densidad mucho mayor de salones de juego por habitante que los de rentas superiores, como Fuencarral-El Pardo -21.705-, Hortaleza -25.780- o Retiro -16.931-".

"El perfil del ludópata ha pasado del cincuentón de las tragaperras a veinteañeros con las apuestas"

“He visto cómo los ludópatas que vienen a rehabilitarse han pasado de ser los cincuentones de las tragaperras a chavales que no tienen ni 20 años, a veces ni 18, adictos a las apuestas deportivas. Esta frase es de Julián Mompradé, que de ludopatía sabe mucho: cayó en esta adicción durante su juventud y convivió con ella hasta los 63 años.

Hoy, 10 años después, está rehabilitado y ayuda a otros ludópatas a combatir su dependencia del juego en la asociación Vida Sin Juego, de Madrid: “Antes el ritmo al que se podía jugar era limitado, lo marcaban los tiempos de una tragaperras o un bingo. Ahora puedes apostar a un solo partido dinero prácticamente ilimitado, todo lo que tengas, y perderlo en unos pocos minutos, explica Bayta.

“Cuando alguien empieza una terapia casi nunca empieza por gusto, por iniciativa propia. El 99% vienen obligados por la familia. Y lo hacen porque hay un problema económico latente, pero fuera del dinero no suelen considerar que tengan un problema con el juego, explica Julián. Eso va cambiando conforme avanzan las sesiones, y lo habitual es que el adicto termine reconociendo el problema.

FUENTE: xataka.com

Ciudadanos: Los diferentes gobiernos de este 'pís' (tanto los 'unos' como los 'otros') están permitiendo, en aras de los beneficios que generan unos impuestos municipales, que los barrios obreros se llenen de casas de apuestas, mini casinos y salones de juego. Un suculento negocio que terminará por convertir a gran parte de nuestros jóvenes en esclavos de la ludopatía y de los microcréditos. Y es que, tras el virus, el paro, los recortes, la falta de alternativas de ocio y la carecia de recursos sociales contra la pobreza, se oculta la crisis total del sistema capitalista,  intentando fagocitarnos en un desesperado intento por sobrevivir.

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