Iban tres negritos por el desierto, cuando encuentran una lámpara. Por si acaso fuera mágica, deciden frotarla, y ante su asombro emerge un genio que les dice:
- Normalmente concedo tres deseos a la persona que me libera, pero como ustedes son tres, le concederé uno a cada uno.
- Pues yo quiero ser blanco - dice el primero.
- ¡Zas!... Hecho.
- Yo también - dice el segundo.
- ¡Zas!... Hecho.
Mientras tanto, al tercero se le saltaban las lágrimas de tanto reirse.
No sé de qué te ríes, pero pide tu deseo.
- ¡Que lo vuelvas negros otra vez!
Miguel Ángel G. Yanes
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