"YA MIS AMIGOS SE HAN IDO CASI TODOS"

Vinieron a mis labios, de repente, palabras de un antiguo y famoso tema musical de José Feliciano titulado 'Pueblo mío'; justo aquella estrofa que dice: "Ya mis amigos se han ido casi todos".

Me quedé rumiándola mentalmente y vi que identificaba a la perfección, no sólo la desaparición de aquel pueblo asentado en lo alto de una colina, al que el autor cantaba, sino también la paulatina e incesante partida de los amigos de mi generación, aquellos que nacimos en la década de los años 50.

 

Muchos de ellos ni siquiera llegaron a cumplir la sesentena. Se los llevaron por delante las actuales lacras de esta puñetera civilización (por llamarla de alguna manera): tráfico, drogas, cáncer, infartos... y me han ido dejando aquí, prácticamente desamparado; apenas me quedan los que puedo contar con los dedos de una mano y me sobran algunos.

Recuerdo que en una de las últimas conversaciones que mantuve con mi amigo Federico Jímenez (¡no, Losantos no!) Santa Cruz, fallecido el pasado año, le puntualizaba que, a fin de cuentas, nuestra generación había tenido la fortuna de librarse de la guerra, aunque en los años de la infancia sufrimos los duros coletazos de una doble posguerra, la nacional y la mundial, que marcaron nuestro espíritu, nuestra salud, nuestra cultura y nuestra economía.

Pero, como decían Los Panchos a raíz de la incorporación al trío de Rafael Basurto Lara (quien había llegado para sustituir a Ovidio Hernández Gómez, que fallecería poco después): "Dios no nos quiere dejar, y nos ha mandado a Rafael". Pues por lo visto a la gente de mi generación tampoco nos quiere dejar (aquí) y le ha dado cancha a ciertos ángeles oscuros que nos han traído esta plaga bíblica para remacharnos.

El único consuelo que me queda es que íntimos amigos como Federico Jiménez, Manuel de los Reyes o Paco Navarro no llegaran a padecer esta mierda de situación en la que estamos inmersos sin remedio.

Miguel Ángel G. Yanes