29/1/21

EL BALNEARIO

No sé de ninguna ciudad que, teniendo un balneario, lo haya perdido, salvo Santa Cruz de Tenerife. Todo un culto a la desidia y al despropósito por parte de una clase dirigente interesada en otros negocios más especulativos y rentables.


La imagen más antigua que en mi cabeza pervive del Balnearrio es de finales de los años 50, cuando en aquellos últimos veranos de la década, mi abuelo Juan me llevaba allí, a aquella piscina para niños, que tenía la misma forma de Tenerife.

Con posterioridad, ya en los años de adolescencia y juventud, solía acudir con mi pequeña pandilla de vecinos y amigos, principalmente sábados y domingos de verano siempre que 'Lorenzo' calentara lo suficiente. Para ello teníamos que coger dos guaguas: la azul, del transporte urbano que nos trasladaba desde el barrio de La Salud hasta la Plaza de España, y la roja, de Transportes San Andrés que, desde la parada del Bar Capricho en la Avda. de Francisco La Roche nos llevaba hasta la mismísima puerta del Balneario.

De esa época guardo recuerdo entrañables de los buenos momentos vividos allí, principalmente en la década de los 70, hasta que, ya 'moteros de pro' y sin tener que depender para nada del transporte público, fuimos descubriendo nuevos sitios en la Isla (Las Teresitas, Bajamar, La Punta, Las Caletillas, El Médano, Los Cristianos...) donde pasar el día y darnos un chapuzón, con lo que dejamos de ir al Balneario que, dicho sea de paso, en aquella época ya había comenzado su franco deterioro.

Construído a finales de los años 20 a instancias del alcalde Santiago García Sanabria, se cerró al público en 1992, perdiendo con posterioridad su playa y su acceso al mar al construirse la vía de servicio del puerto y la dársena de contenedores, cayendo en un total abandono que lo ha convertido en la ruina que prácticamente es en la actualidad, no solo el edificio del Balneario y sus piscinas y canchas, sino también sus anexos: la Residencia (clausurada desde los años 80) y el bar-restaurante.

Hoy, después de casi 30 años de olvido y dejadez, y habiendo sido recuperado por el Gobierno de Canarias en 2013 tras el traspaso del Estado, es cuando nuestros dirigentes autonómicos, presionados por la plataforma 'Salvar el Balneario', la Gestora por la Defensa del Patrimonio de Santa Cruz y el propio ayuntamiento capitalino, se están planteado qué hacer con el Edificio.

 

Algo que, dada la negativa institucional a declarlo BIC (Bien de Interés cultural), apunta a que, más temprano que tarde, terminará siendo demolido con la excusa de que 'YA' resulta irrecuperable, tal y como ha ocurrido con otras construcciones que deberían haberse preservado.

 

¡Y Así nos va!

 

Miguel Ángel G. Yanes

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