11/1/21

CONTAGIO GLOBAL (2ª PARTE)

CONTINUACIÓN:

La han iluminado falsamente porque han elegido un marco tranquilizadoramente personal y, por lo tanto, narrativo y no sistémico. Pero la han iluminado a su manera. El Covid, como he dicho,"fue efectivamente creado en un laboratorio porque el capitalismo ha convertido la naturaleza entera en un laboratorio"; las vacunas, por su parte, traducen efectivamente ambiciones de poder porque el poder económico penetra ya todas las esferas del conocimiento y, aún más, del conocimiento aplicado.

Hay muchos motivos para desconfiar del 'origen natural' del coronavirus y otros muchos también para desconfiar de esas vacunas desarrolladas a velocidad sideral para contenerlo; pero ninguno de ellos tiene nada que ver con la maldad del gobierno chino o el afán de dominio mundial de Bill Gates. Ojalá fuera todo tan sencillo y tranquilizador.

Bill Gates

Queremos creer en los políticos y resulta que "la política está secuestrada por los índices bursátiles, la prima de riesgo y los límites draconianos de déficit público". Queremos creer en los científicos y resulta que "la ciencia está secuestrada por las farmacéuticas. El mercado, en efecto, es la sindemia". Fijémonos en lo que significa 'ciencia': "la hermosísima idea de una comunidad efectiva de intercambio transparente y generalizado en la que el progreso, necesariamente lento, sólo puede ser garantizado por la colaboración entre sus miembros y el apoyo de la ciudadanía exterior a través del Estado".

Esa comunidad existe y sigue produciendo resultados epistemológicamente fundados; si no fuera así, "si las farmacéuticas sólo vendieran aire y humo, habrían patentado y comercializado el cuerno de rinoceronte, el bálsamo de Fierabrás y los abracadabra de las magias blanca y negra". Esa comunidad existe y trabaja sin parar, pero ha sido intervenida, fragmentada y redirigida por un mercado paradójico que necesita verdadera ciencia y científicos convencidos, pero que sólo puede funcionar -al contrario que la ciencia y sus científicos- con opacidad, insolidaridad y precipitación; es decir, que sólo puede funcionar "violando las reglas íntimas de la comunidad científica".

Compuesto curativo según la literatura caballeresca medieval. Su fórmula aparece en el capítulo 17 de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

El mercado, digamos, necesita vender verdadera ciencia y, al mismo tiempo, necesita disolver las únicas condiciones en las que la humanidad puede producir verdadera ciencia; necesita una comunidad científica universal y efectiva, y necesita –y no sólo en el ámbito de la ciencia destruir todos los vínculos comunitarios universales y efectivos. Cuando no somos capaces de advertir y afrontar esta contradicción, acabamos cediendo sin remedio a una de estas dos tentaciones: "la de confiar en el mercado, confundiéndolo con la ciencia, o la de desconfiar de la ciencia, confundiéndola con el mercado".

"Una y otra tentación alimentan la 'sindemia'; la primera, la de los 'consumidores pasivos', porque acepta sin protesta la pérdida de transparencia, universalidad y eficacia médica; la segunda, la de los 'conspiranoicos totalitarios', porque no deja ninguna grieta por la que pueda colarse la verdadera política y la verdadera ciencia". La verdadera política, por cierto, nada tiene que ver con la gobernanza neoliberal, y la verdadera ciencia no se agota ni en las enfermedades ni en los remedios que reconoce y rentabiliza la farmacéutica privada o el 'sistema médico' en general.

La cuestión es la siguiente: "la producción y distribución de vacunas –cuya existencia hay que celebrar con alborozo– reproduce el modelo sindémico de la producción y distribución del virus. Es decir: "hay presión sobre la comunidad científica desde las farmacéuticas como hay presión sobre los animales y sobre la naturaleza desde las empresas agroalimentarias; y hay desigualdad social –y por lo tanto geográfica– en la distribución de las vacunas como la hay en la distribución e incidencia de la enfermedad". Eso es, en realidad, lo que quiere decir 'sindemia'".

Como sabemos, la velocidad con la que se han desarrollado las primeras vacunas contra la Covid-19 (Moderna, Pfizer, Oxford) "no tiene precedentes en la historia de la medicina". Siguiendo a la profesora Charlotte Summers, podemos aceptar que eso se debe en parte a los conocimientos acumulados en los últimos años, que "garantizan a los hallazgos un mínimo de seguridad epistemológica; es decir, el mínimo de fiabilidad que los hace vendibles en el mercado".

Pero esa velocidad despierta también justificadas reservas dentro de la propia comunidad científica, algunos de cuyos miembros consideran -con no menos fundamento epistemológico- que la 'presión sindémica' ha impedido agotar los plazos cautelares aplicados a investigaciones anteriores, de manera que –como explica Els Torreele, fundadora de la iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas "no tenemos ninguna certeza acerca de la duración de la cobertura inmunológica de estas vacunas ni está claro que los vacunados no puedan transmitir el virus".

La velocidad, pues, "es inseparable de la opacidad y de la falta de colaboración y genera un resultado inseguro que –añade Torreele– puede acabar siendo contraproducente, no sólo por los eventuales efectos colaterales para la salud sino porque puede minar además la confianza en la vacunación en general, alimentando las peligrosas teorías de la conspiración". La urgencia, sin duda, ha estado justificada, pero no conviene ignorar los riesgos potenciales –incluso para la credibilidad de la ciencia de esta precipitación inducida 'extramuros de la comunidad científica'.

Els Torreele

Esta incertidumbre, añade la científica belga, "está asociada a la competencia entre empresas farmacéuticas rivales que han mantenido en secreto sus investigaciones, contraviniendo las reglas de la práctica científica misma; así que al final las agencias sanitarias de los Estados, muchas veces, han autorizado estos productos 'sin más datos que una nota de prensa de la empresa'"

¿Y por qué esta velocidad? Las presiones, externas e internas, son obvias. Las internas tienen que ver con el hecho de que, "aunque buena parte de la financiación es pública, las patentes de explotación comercial son privadas".

Han encontrado la más fabulosa oportunidad de negocio en un mercado literalmente global que convierte a 7.600 millones de seres humanos en potenciales clientes de sus productos.

 "El 'capitalismo sindémico' siempre ha seleccionado y sigue seleccionando qué enfermedades son curables y cuáles no en virtud de criterios puramente económicos"

La misma lógica extractiva que se aplica a otros sectores –del petrolero al agroalimentario se ha aplicado aquí para extraer fondos de los Estados y conocimientos de la comunidad científica. En cuanto a las presiones externas, cabe señalar dos orgánicamente asociadas: la de los gobiernos nacionales a los que ha tocado gestionar la pandemia y que –incluso por razones electoralestienen que responder ante sus ciudadanos; y la de la población mundial, sobre todo la clase media occidental, a la que se prometió 'seguridad total' y que, por eso mismo, temblorosa y levantisca, exige 'una solución inmediata y definitiva'.

Ni el 'capitalismo sindémico' ni sus víctimas humanas –al menos en Occidente– "pueden aceptar la idea de la muerte y la fragilidad". La paradoja es que, "para satisfacer la demanda de inmortalidad individual, una vacuna insuficientemente testada puede aumentar, al contrario, la vulnerabilidad e inseguridad generales".

"La producción de vacunas remeda la del propio virus". Ahora bien, eso mismo ocurre en el ámbito de la distribución farmacéutica, donde la velocidad de la rivalidad empresarial impide la falta de colaboración; es decir, "la universalización de los beneficios". Como recordaba Juan Elman en un reciente artículo “la gran mayoría de los países no tienen garantizadas las dosis necesarias para vacunar a su población.

Mientras que Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, la UE, Australia y Japón tienen ya aseguradas entre 4 y 8 dosis por persona, son muy pocos los países de renta media que llegan a una sola dosis (cuando se necesitan dos para la inmunización).

Juan Elman

"Ninguno de los países más pobres ha firmado acuerdo alguno para acceder a la vacuna"

La propuesta inicial de India y Sudáfrica para liberar las patentes y suspender cualquier derecho intelectual sobre medicamentos o vacunas –al menos hasta que el 70% de la población mundial estuviera inmunizado fue rechazada en la OMS por los países europeos, Estados Unidos, Canadá y Brasil.

Por otro lado, el fondo Covax, supervisado por la propia Organización Mundial de la Salud y destinado a vacunar a poblaciones de bajos recursos, no ha sido apoyado por Estados Unidos y no recibe más que migajas de los países que acordaron su creación. Las vacunas, como vemos, "reproducen, en lugar de interrumpir, el movimiento en bucle, articulado y sin salida, de la 'sindemia capitalista'".

En definitiva, "si el capitalismo es una 'sindemia', va a seguir produciendo sin parar virus y pandemias; y va a seguir produciendo, también sin parar, vacunas y medicamentos selectivos y mal distribuidos. Ese es el futuro y no es nada halagüeño para la humanidad". Pero si el capitalismo es una 'sindemia', entonces la política y la ciencia, hoy cautivas, deberían estar luchando para liberar a la humanidad y a ellas mismas del capitalismo. "Eso sí sería bueno para todos".

 

FUENTE: ctxt.es
Santiago Alba Rico
04/01/2021

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Este artículo fue originalmente publicado el pasado 24 de diciembre en el periódico digital en lengua árabe aljumhuriya.net, fundado en el año 2012 por intelectuales y académicos sirios. Agradezco a su jefe de redacción, Yassin Swehat, su precisa y brillante traducción al árabe.

La prueba palpable de que el capitalismo no nos conduce a ningún sitio son las sucesivas crisis económicas del propio sistema, cada vez más brutales y cercanas en el tiempo, que niegan a los pobres cualquier posibilidad de mejorar, hundiéndolos aún más en la miseria.

Y es que el gran problema de nuestra civilización es que todo, absolutamente todo, lo queremos convertir en dinero.

 

 

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