El exilio anarquista, el mayor olvidado 80 años después
Tras finalizar la Guerra Civil en España, miles de 'libertarios' huyeron en busca de libertad. Aunque apenas se les ofreció ayuda desde las instituciones del momento, la CNT pudo recomponerse a lo largo del tiempo hasta el día de hoy, cuando los actos de reparación continúan silenciando su historia.
Un militante libertario hace el saludo anarquista cuando la 9ª Compañía
es la primera en entrar en París y liberarlo de los nazis. - Archivo CNT/FAL
Martín Arnal Mur acaba de cumplir 98 años. Si anda rápido, se cansa fácilmente, así que espera la llamada a primera hora de la mañana junto a su teléfono fijo en la casa que él mismo se construyó en su pueblo natal de Huesca "después de retornar de un exilio de más de 35 años en Francia". Es de los pocos anarquistas con vida que fue movilizado para luchar en la Guerra Civil, de la que huyó hacia Francia en 1939, finalizada la contienda bélica.
Su voz quebrada narra la historia viva de un exilio forzado, olvidado durante años y vilipendiado en la actualidad, ahora que se cumplen los 80 años del final de la contienda. Desde la Fundación Anselmo Lorenzo (FAL), el historiador y profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Javier Antón ha comisariado una exposición que se podrá visitar hasta finales de noviembre y que recoge cronológicamente "las diferentes etapas que los miles de libertarios exiliados en el extranjero recorrieron durante su periplo alejados del país en el que lucharon por la libertad y en contra del régimen fascista de Franco".
“La mayor parte de los anarquistas exiliados pasaron a Francia debido a la porosidad de los Pirineos, ya que muchos se conocían bien la zona por haber luchado en ella”, declara el encargado de la muestra. Algo similar le ocurrió a Arnal cuando a los 17 años, en 1938, se vio obligado a marcharse al país galo por primera vez debido a que las tropas franquistas iban a conquistar la zona en la que vivía. “En ese, mi primer exilio, caí enfermo, pero en cuanto me recuperé volví a pasar la frontera para entrar en Catalunya, aunque ahí no me llegaron a movilizar porque éramos la quinta del chupete, aún más joven que la quinta del biberón”, comenta el aragonés.
Los anarquistas son vilipendiados por las instituciones
Su segundo exilio, que duraría hasta 1975, empezó un 3
de febrero de 1939. Como tantos otros, este casi centenario anarquista
que desde los 15 años está militando en la Confederación Nacional del Trabajo
(CNT) tuvo que arreglárselas por sí mismo para poder subsistir. “Aunque
la mayor parte de los exiliados anarquistas pasaron a Francia, la
dispersión fue de grandes dimensiones: hay referencias de hasta 20
países a los que huyeron, como Argelia, Brasil, Venezuela, Reino Unido o
Bélgica, pero sobre todo México y Argentina”, reseña Antón.
Asimismo, el profesor de la Complutense incide en el hecho de que los 'exiliados
anarquistas' fueron los peor parados si se atiende a las cuotas de
personas a las que se les ofrecía asilo en otros países. “El Servicio de
Evacuación de Republicanos Españoles (SERE) y la Junta de Ayuda a los
Republicanos Españoles (JARE) ayudaron descaradamente a la cúpula de los
socialistas y comunistas enviándoles a México y Chile, aunque fueron
dos países en los que también se crearon importantes nodos cenetistas”,
denuncia Antón.
“Las instituciones daban de lado al 'movimiento
libertario' todo lo que podían, así que la reubicación de los exiliados
fue desigual al estar privilegiadas unas ideologías antes que otras,
cuando todas habían luchado y derramado sangre en contra del fascismo
en España”, argumenta el comisario de la exhibición.
Basándonos en las
cifras de las que se tiene veraz constancia: de los 2.500
refugiado que llegaron a Chile, únicamente 400 eran anarquistas, y en México, país en el que
arribaron más de 3.000 personas procedentes de España, los 'libertarios'
tan solo constituían un pequeño porcentaje.
Cabe destacar que algunos militantes de la CNT, central sindical que se convertiría en el eje articulador de 'la lucha anarquista
en el exilio', sí que recibieron ayuda. Según Antón, esta ayuda estaba
dirigida a “los que habían ostentado cargos gubernamentales, en la
administración o en estructuras militares, que fueron ayudados y bien
reubicados”. Al respecto, este profesor universitario cifra en un 90% a los 'cenetistas' que tuvieron que buscarse la vida sin ayuda de nadie.
Enfrentamientos en el seno de la CNT
"Los militantes de la asociación anarcosindicalista quedaron desperdigados por todo el mundo, excepto aquellos que siguieron luchando con las armas
contra el régimen franquista, integrados en el 'maquis' o la guerrilla
urbana". Es en ese periplo de tiempo cuando se produce una escisión en el
seno de la CNT. Así explica la situación Julián Vadillo,
profesor de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) especializado en
el movimiento obrero del siglo XX: “Algunos pensaban que el formato
colaboracionista inaugurado en 1936 debía terminar con la victoria de
Franco, y otros opinaban que la Guerra Civil no finalizaría mientras el
dictador estuviera en el poder, por lo que el sistema colaboracionista
debía seguir adelante”.
Esta situación tiene consecuencias en la CNT, como
la “pérdida del pragmatismo que había caracterizado al 'movimiento
libertario' debido a la represión y persecución que sufren los
anarquistas, a lo que se suma que, naturalmente, ellos no estaban
desenvolviendo sus actividades en el hábitat en el que estaban
acostumbrados, que era la realidad española”, comenta Vadillo. Aun así,
más de 30.000 anarquistas radicados en Francia estaban afiliados y
cotizando al sindicato español a mediados de los años 40. Esta dinámica
aún tiene sus ecos en el pasado más inmediato, ya que hasta el año 2010
varios delegados enviados por parte de los 250 'cenetistas' que seguían
viviendo hasta la fecha en Francia participaban en los Congresos
Nacionales de la CNT, tal y como enfatiza Miguel García, el actual secretario general del sindicato.
La vida de los refugiados en Francia
Arnal recuerda cómo empezó su vida desde cero
después de dejar atrás algunas de las experiencias más complicadas de su
vida, como "el fusilamiento de dos de sus hermanos que las tropas franquistas
capturaron cuando se acercaban al local del sindicato para informarse
sobre lo que estaba ocurriendo durante los primeros días de la
contienda". O que "le robaran su casa familiar para venderla después, así
como la ocupación por parte de los fascistas de las tierras que ya nunca
volverían a ser trabajadas por la familia Arnal".
En los primeros años de la década de los 40, el Gobierno francés envió a Arnal al campo de trabajo de Argelès-sur-Mer,
donde sería destinado a la Compañía de Trabajadores Extranjeros "para
terminar luchando junto a la 'resistencia francesa'" hasta que se produjo 'la
debacle', en sus propias palabras, refiriéndose a "la caída del país galo
en manos de los nazis".
El testimonio y los periódicos de los exiliados
Pasaban los años y la vida orgánica de la central
anarcosindicalista seguía desarrollándose. Una buena prueba de ello se
exhibe ahora en el salón de la FAL, la fundación cultural de CNT,
encargada de custodiar la documentación histórica del sindicato,
publicar libros o promover actos culturales como este. “En la exposición
hemos hecho una selección de 34 periódicos de diferentes
confederaciones en el exterior, agrupados por fecha de aparición y zona
de publicación, llegando a los 12 países, pero principalmente Francia, México, Argentina y Venezuela”, según describe Antón.
Los dos historiadores citados coinciden en la
importancia que la publicación de periódicos y creación de editoriales
tuvieron a la hora de cohesionar un movimiento tan disperso en el
espacio, “una característica que se mantiene de los periodos
anteriores”, según el profesor de la UC3M. La exposición así lo recoge,
además de que las cabeceras de las publicaciones están acompañadas de
fotografías y algunos objetos significativos. “La prensa en concreto
muestra las dos vertientes de la CNT en el exilio, tanto el sector más
ortodoxo como los más posibilistas”, comenta el comisario de la muestra.
El retorno a la tierra prohibida
“Es en los 70, pasado el episodio de mayo del 68 parisino
y habiendo empezado un 'tardofranquismo' aperturista, cuando ciertos
anarquistas vuelven de forma individual a España, donde algunos son
fusilados porque aún estaban vigentes las órdenes de búsqueda y captura
que pesaban sobre ellos desde hacía 30 años”, agrega Antón.
El año de la muerte del dictador sería la fecha indicada para que retornaran muchos 'militantes
libertarios exiliados', “aunque llegaban sin absolutamente nada, estando
todavía muchos de ellos proscritos y, desde luego, sin derecho a ningún
tipo de pensión”, incide el profesor de la UCM. Así, siguiendo la
estela cronológica del movimiento, la última imagen que aparece en el
salón de la FAL está fechada en 1977, cuando se pide en el registro la
legalización de la CNT dando inicio así a la reconstrucción oficial del
sindicato.
La memoria histórica libertaria en la actualidad
"A día de hoy, poco ha cambiado para la memoria del
exilio anarquista". La voz de la experiencia encarnada en Arnal lo resume
así: “Que ahora se aprovechen sin fundamento estos republicanetes de la
memoria colectiva que fue la 'represión franquista' y que solo se
vean banderas tricolores en los actos de reparación… A mí no me gusta la
guerra de las banderas, lo que hay que hacer es ir con el corazón por
delante, porque de pronto se coge una bandera y se le prende fuego, pero sí
que se obvia toda la memoria libertaria”. Una circunstancia, la del
olvido, que Vadillo achaca a que “la memoria anarquista es una memoria
más molesta, se convierte en la gran ignorada en todos los sentidos”.
En la misma sintonía se encuentra Antón, que dice
que “los ejercicios de memoria que el Gobierno está haciendo son solo
retóricos, recordando los hechos que a ellos les interesan y sin poner
un duro”. García, el secretario general de la central anarcosindical,
defiende: “Debe haber cierto miedo desde el Gobierno porque no
quieren sentarse a hablar con nosotros. La CNT es apoyo mutuo y acción
directa, algo que les hace tambalearse como institución, así que nos
obvian porque saben que podemos llegar a cambiar las cosas”.
Al respecto, aunque desde el punto de vista de
Vadillo en ningún sitio del mundo los actos de reparación están a la
altura del propio 'movimiento libertario', sí espera que “el trabajo
desempeñado por las asociaciones civiles y de recuperación de la memoria histórica
consigan convertirse no solo en un instrumento de estudio académico,
sino que también tengan cierta utilidad social, que es hacia donde hay
que caminar”, concluye el historiador.
Por su parte, Arnal recuerda que para saber dónde
están exactamente sus dos hermanos han tenido que exhumar primero unos 5 cadáveres del bando nacional porque los de Franco echaban muy
hondo a los nuestros y encima colocaban a los suyos. “Ahí estaban los dos,
en una fosa, tirados peor que si fueran basura, porque al menos la basura está
en contenedores y puedes separar algo, pero ahí no. Y cuando hicieron la exhumación, me quedé mirando el esqueleto de mi hermano que parecía clamar justicia”, sentencia este veterano libertario.
Es él mismo, Martín Arnal, ese señor nonagenario que
atiende durante media hora sentado al teléfono y que ya ha pagado su
cuota de CNT hasta febrero del próximo año quien finaliza, certero: “Es
terrible pero así es la historia”.
Martín Arnal en la actualidad
FUENTE: publico.es
Alcalá de Henares (Madrid)
Guillermo Martínez
Guillermo Martínez
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