Comenzó a sonar la música, y un borracho que acababa de entrar
vió a una señora vestida de negro sentada en una silla.
Se acercó a ella tambaleante y le dijo:
- Bailamos, mi negra.
- ¡No!
- ¿Por qué?
-Por cuatro motivos:
Primero, porque usted está borracho.
Segundo, porque esto es un velatorio.
Tercero, porque el Ave María no se baila.
Y cuarto, porque la negra lo será su madre.
¡Yo soy el cura!
Miguel Ángel G. Yanes
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