Gabriel Rufián Romero
De verdad Rufián, cada día estás más gordo, más hortera y más tonto. ¡Contrólate un poco!
¡Que argumentos más sesudos! ¡Madre mía, vaya nivelón!
El tal Hermann Tertsch destila un odio superconcentrado que debe excretarse -supongo yo- por algún tipo de glándula fascistoide al uso.
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