20/12/19

MONSTRUOS Y MITOS

Días atrás vi un interesantísimo documental en la segunda cadena de la televisión estatal (TVE-2) que abundaba sobre las criaturas mágicas y temibles que pueblan nuestros sueños y pesadillas, y se planteaba una inquietante pregunta, habida cuenta de que aparecen en todo época y en toda cultura a lo largo y ancho del planeta: 

"¿Existirán esos terribles seres que pueblan nuestros sueños?"
 

Uno de ellos, que surge de entre las brumas de la Historia, es el dragón, una criatura legendaria que puebla epopeyas, cuentos y relatos fantásticos. Se explica en el documental que es una de las criaturas imaginarias más antiguas, apareciendo en la mitología teutónica, en las leyendas cristianas e incluso romanas, y en civilizaciones para nosotros antaño tan lejanas como China, Japón o Korea.

Más allá del poder que se le ha asignado y de su representación casi siempre maligna (en la Edad Media se le consideraba una criatura del infierno) es un mito ancestral. 


Ya en siglo III A.C., un sabio chino llamado Wang Fu describió al dragón como una criatura híbrida formada por partes de nueve animales diferentes. En la antigua China el dragón era el símbolo del poder imperial, ya que se consideraba al emperador descendiente de un dragón celestial, de ahí lo del "Trono del Dragón".

Los dragones en la tradición occidental, a diferencia de la oriental, necesitan alas para volar, por lo que surge la necesaria pregunta:

"¿En qué momento surgió la idea de un dragón alado?"


Pues existe un dato facilitado por el historiador griego Herodoto quien, en el año 450 A.C., visitó la ciudad egipcia de Buto que, al parecer, antaño había sido atacada por unas temibles serpientes voladoras que sus defensores lograron abatir. Unos sacerdotes condujeron a Herodoto a un valle del desierto y le mostraron montones de esqueletos de aquellas supuestas serpientes voladoras que, posiblemente, fueran esqueletos fosilizados, y que hoy en día, paleontólogos que trabajan en la zona han catalogado efectivamente como restos fósiles de reptiles voladores.

La ciencia descubrió con sorpresa que durante el periodo Cretácico (hace 100 millones de años) el Sahara estuvo poblado por dinosaurios, y entre ellos algunos que con una envergadura de hasta 5 metros eran capaces de volar. Cabe imaginar el asombro de quienes en la antigüedad encontraran esos enormes restos,  que les harían creer en monstruos o seres gigantescos de los que iría nutriendo la mitología. Pero hay algo que los fósiles de por si no explican:

"¿Por qué los dragones escupen fuego?"


Está clara la imposibilidad de expulsar fuego por las fauces si en realidad se tratara de criaturas biológicas. ¿Qué eran entonces?

Pues a mí un dragón volador escupiendo fuego me trae la imagen clara de un avión de combate lanzando misiles, posiblemente de una civilización mucho más avanzada (terrestre, intraterrestre o extraterrestere) que existiera a la par que las civilizaciones conocidas y de la que no haya quedado constancia alguna, salvo la referencia relativa a dioses, ángeles y demonios.


Miguel Ángel G. Yanes

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