26/6/20

RACISMO, ODIO E INTOLERANCIA


Hay cosas a las que les doy 'muchas vueltas' antes de contarlas, pensando si merece la pena, si servirá para algo el hacerlo o si heriré determinadas supceptibilidades, pero al final, como es el caso que me ocupa, en un arranque visceral, decido hacerlo.

Comíamos mi esposa y yo en un determinado restaurante, y a pesar de que las mesas están algo más separadas que antes, si el nivel sonoro de los vecinos es alto, por más que intentes inhibirte, si tu audición es normal, en los momentos en que estás en silencio te llega parte de su diálogo.

Eran tres parejas bastante mayores, octogenarios casi (de ahí quizá la amplitud decibélica) que despotricaban sin cortarse un pelo del Gobierno actual, al que dedicaban determinadas 'florituras' que no quiero reflejar aquí para no mancharles.

La conversación, que me llegaba de forma intermitente, iba en un 'crescendo' no solo sonoro, sino también de tintes políticos extremos:


Sra. A: "Yo soy una incondicional de Intereconomía porque además de informar sin cortapisas, defiende nuestros legítimos derechos..."

Sra. B: "Pues en Vox hay un joven abogado que es un auténtica joya..." 

Sr. C: "Otra vez ha llegado una patera cargada de negros a la isla..." 

Sra. C: "A mí en el fondo me dan cierta lástima..."

Sra. B: ¿Lástima? Pues a mí no. ¡Si pudiera los mataba a todos!

Se me hizo un nudo en la garganta, pero gracias a él no la lié metiéndome donde nadie me llamaba.


¡Dios mío! grité para mis adentros. ¿Pero de qué coño estará hecha esta gente?... Entoncés caí en la cuenta de que ese 'odio desmedido' que últimamente campa a sus anchas por España, se ha mamado desde la cuna. 

Y yo que estaba tan contento porque me habían asignado la misma mesa de la última vez, me quedé rumiando, realmente cabreado, en que la cercanía de algunos comensales era aún demasiado corta. Me jodieron el almuerzo, sí,  pero al menos me quedó el consuelo de estar vacunado contra su puñetero 'virus'.

NOTA: Les juro por los sagrados huesos de mis antepasados que no he añadido ni una coma.

Miguel Ángel G. Yanes

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