Archipiélago canario (Longitud O: 15° 30 '0" - Latitud N: 28° 0' 0")
Los canarios somos muy dados al empleo de diminutivos, la mayoría de ellos terminados en 'ito': cachito, poquito, flaquito, gordito, ruinito... pero hay pueblos que nos ganan en el uso de tales sufijos.
Quizá el ejemplo más llamativo sea el de los costarricenses, llamados 'ticos' o 'ticas' por su afición a utilizar de continuo los sufijos 'ico' e 'ica': 'momentico', 'ratico', 'fotico', 'bonica', 'casica'... hasta el punto de que el término 'ticos' ha llegado a convertirse en gentilicio y seña de identidad de los habitantes de Costa Rica.
Curiosamente el sufijo 'ico', bastante empleado en Centroamérica y el Caribe, también es de uso común en comunidades españolas como Navarra, Aragón y La Rioja; no así en Canarias donde nos ceñimos literalmente a 'ito' e 'ita', si bien en ocasiones y en función de la frase, el mismo diminutivo puede tener carácter apreciativo ('que grandito el niño') o despreciativo ('estás hecho un cochinito').
Aunque con algunas palabras el diminutivo se genera de una forma más amplia, añadiendo los sufijos 'cito', 'ecito' o 'ecita': 'camioncito', 'pececito', 'puertecita', esta forma no se generaliza en el Archipiélago canario, ya que, existen formas comunes como 'cochito' o 'golpito', que solemos utilizar en lugar de 'cochecito' o 'golpecito'.
También existe el empleo del diminutivo como expresión cariñosa hacia determinadas personas; por ejemplo Pepita, Anita, Juanita... empleado con señoras mayores.
Ahora que escribo esto, recuerdo un comentario de mi abuelo Juan que se había extraviado entre los entresijos de mi memoria:
Domingo González Lugo
- "De niño, mi padre me llamaba 'Juanillo'.
Dato curioso éste porque, por lo general, los canarios no utilizamos 'illo' como diminutivo, y Domingo, padre suyo y bisabuelo mío, a fe que era lagunero de pura cepa.
Miguel Ángel G. Yanes
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