16/5/20

JULIO ANGUITA

Julio Anguita en los años 80

Hoy, 16 de mayo de 2020, es un día tremendamente triste para gran parte del pueblo español, y es que ha fallecido a los 78 años, víctima de una parada cardiorespiratoria, el histórico dirigente comunista Julio Anguita González, uno de los pocos políticos íntegros que ha dado este 'pís'.  

Apodado 'el califa' o 'el califa rojo', según la tendencia política de quienes lo nombrasen fue, entre 1979 y 1986, alcalde de la ciudad de Córdoba por el PCE (Partido Comunista de España) del que también llegó a ser secretario general. Con posterioridad sería coordinador general de IU (Izquierda Unida).


En su larga trayectoria política fue también diputado del Parlamento de Andalucía por Córdoba (1986 - 1989) y diputado en las Cortes Generales por Madrid (1989 - 2000). Posteriormente abandonó la política activa retomando su labor docente en el Instituto Blas Infante de Córdoba. Fue de los pocos políticos que tras estar más de 8 años en el Parlamento Nacional renunció a la pensión de jubilación como exdiputado, recibiendo la de maestro de escuela, labor que ejerció.

Aunque nunca he estado afiliado a ningún partido político, siempre supe, primero como estudiante y  luego como obrero asalariado que fui, qué orilla del río me tocaba defender. Es por ello que escuchaba con sumo interés los discursos y razonamientos de Julio Anguita, un hombre culto, coherente y realmente comprometido con la justicia social.


Uno de sus razonamientos más sonados se produjo a raíz del XVII Congreso del PCE (01/06/2005) en el que llamó a la refundación del partido, reflexionando acerca del Movimiento Comunista Internacional y del impacto negativo que había provocado la desaparición de la Unión Soviética, denunciando a su vez la sumisión de los sindicatos y de la Izquierda en general al orden capitalista establecido. 

Defensor de una verdadera democracia, abogó por el establecimiento de una III República y un estado federal, algo que 'a la derecha de toda la vida' le provocaba (le sigue provocando) angustias y retortijones. Prueba de ello fue la dureza conque monárquicos meapilas se ensañaron con él, 'rasgándose las vestiduras' y acusándolo de deslealtad  o 'traición' hacia el rey, cuando dijo aquello de


 "El tiempo que perdamos en insultar al rey
no sirve... 
Si conseguimos implantar la República, se le da un billete de tren y se le pone en la frontera".

Frase coherente y lógica donde las hubiera desde la óptica de un convencido comunista republicano como él, para quien la figura de un rey, no pinta absolutamente nada en sus convicciones políticas. Algo que los descerebrados de siempre tacharon prácticamente de 'anatema'. Lo que al 'califa', me imagino, le importaría tres pares de algo. Así y todo las fuerzas cavernarias lo machacaron a modo en prensa, radio y televisón.




Ha muerto Julio Anguita, sí, pero seguirá siendo un claro referente, tanto en el campo de la política como en el de ética, tanto para nosotros, 'los últimos de Filipinas' (viejitos, pensionistas, jubilatas) como para las actuales y futuras generaciones que ansién un mundo mejor, en el que brille la justicia social sobre todas las cosas. Es por ello que, ahora que su voz no reverbera, apelando a la 'Libertad, Igualdad y Fraternidad', grito por él:

!!!A por la III República!!!

Féretro con los restos mortales de Julio Anguita
en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Córdoba

Miguel Ángel G. Yanes

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