26/5/20

UNA PERLA RADIOFÓNICA


Villa de Candelaria (Tenerife)

Conducía ayer domingo, en compañía de Maki mi mujer, rumbo a la villa mariana de Candelaria en el sur de Tenerife, con la idea de poder disfrutar (tras más de dos meses de obligado confinamiento) de unos camarones y unas cervecitas, si es que la suerte no nos era esquiva y lograbamos pillar, a golpe aún del mediodía, una mesa libre en una terraza situada junto al mar, justo en la esquina de la Plaza de la Basílica con la Calle de la Arena, hacia donde nos dirigíamos.

Bar-restaurante Plaza (Candelaria)

Un sol de justicia y un calor fuera de tino para las postrimerías de mayo (30 grados a la sombra) empujó a muchos conductores a la carretera en pos de la brisa marina y algún refrescante refrigerio. La autopista TF-1, sin llegar estar saturada de tráfico como antes de la pandemia, soportaba una buena cantidad de vehículos, nada que ver con la práctica soledad de los fines de semana anteriores a éste.


A la altura de Tabaiba encendí la radio del coche justo en el momento en el que un joven locutor (lo digo por el timbre de su voz) atendía la llamada de una escuchante. Por lo que pude colegir, el asunto iba de barrer. Sí, de barrer el trocito de calle, antaño de tierra, de delante de la casa, una costumbre que prácticamente se ha perdido en la actualidad.


La buena señora explicaba que, en su pueblo, las vecinas se ponían de acuerdo para salir a barrer a la misma hora, instantes que aprovechaban para charlar y enterarse, en animada tertulia, de lo acontencido últimamente en la localidad mientras no dejaban de darle a la lengua y a la escoba, barriendo hojas, papeles, cagajones de las caballerías... 


Momento que aprovechó el locutor para dejar en las ondas sonoras esta perla: "Me las imagino barriendo también los cagajones de las vacas".


Acto seguido se me escapó una sonora carcajada. Las deposiciones del ganado vacuno no son cagajones, y no se pueden barrer, a lo sumo recogerlas con una pala. Por lo visto el muchacho en cuestión nunca había visto una bosta de vaca. Pobre.

Bosta de vaca sobre la que está creciendo una planta

Miguel Ángel G. Yanes

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