Hay una "subespecie" del género Homo, y en concreto sus miembros masculinos, que llama poderosamente mi atención por su absurda postura al volante de un coche, que no sé si es vicio, manía, herencia genética o qué. Yo los llamo "los hombres del brazo colgando". A lo mejor también hay elementos femeninos que conducen de esa guisa, pero nunca lo he visto.
Resulta evidente el peligro que significa llevar el volante con una sola mano, ya que, caso de un frenazo inesperado, un giro brusco o algún otro imponderable, esas décimas de segundo que se tardan en volver a tomar el control con ambas manos, pueden ser vitales. También corren el riesgo de que, en un golpe lateral, otro vehículo pueda dañarles el brazo... ¡arrancárselo acaso!
En ocasiones he ido tras alguno de estos individuos durante kilómetros, a pleno sol incluso, y el brazo colgaba sobre la puerta, achicharrado por los rayos de "Lorenzo" sin que pareciera sufrir por ello.
Una de dos: o lleva altísimo factor de protección solar o es totalmente insensible.
¿Serán brazos biónicos?
Miguel Ángel G. Yanes
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