El caradura de turno
Otros, sin el menor pudor, encasquetan sus coches en las plazas reservadas para minusválidos, pensando (digo yo) que como les faltan bastantes neuronas, pueden acogerse también a la minusvalía.
Luego están aquellos a los que las señales les importan tres pares de cojones y aparcan, por ejemplo, delante de un vado y se las piran.
Después hay otros-as que aparcan de oído; son incapaces de hacerlo sin golpear repetidamente a los coches de delante y de detrás.
Son cojonudos-as los que aparcan sobre los lugares reservados para motos y se chascan media docena de plazas por la puta cara.
También los hay que utilizan los pasos de peatones para dejar sus coches y que se joda el prójimo.
Podría seguir enumerando casos, pero estoy parado en doble fila y el ciudadano aparcado a mi izquieda, necesita salir. Así que me las piro.
¡Abur!
Miguel Ángel G. Yanes
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