"Nunca habrá un cambio de verdad. El poder desprecia a quien no lo tiene y esto seguirá pasando"
El escritor acaba de publicar 'La noche fenomenal', una novela trepidante ambientada en la Barcelona actual. En ella, resucita a viejos amigos, habla de literatura y del hecho paranormal que podría hacer cambiar la visión del mundo.
Javier Pérez Andújar (Sant
Adrià del Besòs, 1965) no es un escritor convencional. Atrapado entre el
gastado concepto de las dos Cataluñas, siempre se ha situado en un
discurso considerado incómodo para algunos, por no encajar,
precisamente, dentro de ninguno de los relatos oficiales. Ha vivido de
primera mano la realidad de las periferias urbanas del cinturón
industrial de Barcelona y asegura que durante el 15-M se emocionó. "Votaré a los nuevos", dijo en ese momento, pero ahora la desafección
política le ha calado y deja la ilusión para los más jóvenes. La ficción
le permite ser más libre que el periodismo y él lo tiene claro: los
libros son para entretener, pero no cambian la vida de nadie. Acaba de publicar 'La noche
fenomenal' (Anagrama) un relato ambientado en la Barcelona actual con
muchos personajes y muchas historias delirantes, locas.
¿Como surge la
idea de esta novela?
No hay una idea base, es un cúmulo de
historias. Por un lado, quería resucitar a mis amigos muertos y también
quería contar una historia de aventuras donde los personajes vivieran
peripecias. Resucitar a Batlló era una de las ideas principales. Quería
hablar de los amigos, de los vivos y de los muertos. También quería
hablar del hecho paranormal; en realidad me hubiera gustado escribir un
libro de temática paranormal, pero no tengo ni idea.
¿Qué hubiera escrito?
Un libro sobre la magia en Egipto o sobre el hombre polilla [ríe]
"¿A que no te imaginas quien me ha
llamado esta tarde? Dame una pista. El señor Moreno. ¿Cecilio, el vecino
que se murió el otro día? ¡El mismo! ¿Y qué quería? ¿Ha llegado
bien?". Esto es magnífico.
Dentro
del absurdo siempre hay una lógica. Cuando se rompen las reglas, se
establece una lógica sin reglas que también funciona. Por eso me gusta
lo paranormal: porque se rebela contra la ciencia y la vida corriente,
la ciencia como poder, no la ciencia como fuente de conocimiento.
"Me gusta lo que es rechazado por las estructuras de poder científico y cultural: la lluvia de ranas, la telequinesia, la ufología. Si aceptáramos que los hechos paranormales existen, cambiaría el mundo y la percepción que tenemos". También cambiarían las reglas del juego y eso es lo que explico en mi libro.
"Me gusta lo que es rechazado por las estructuras de poder científico y cultural: la lluvia de ranas, la telequinesia, la ufología. Si aceptáramos que los hechos paranormales existen, cambiaría el mundo y la percepción que tenemos". También cambiarían las reglas del juego y eso es lo que explico en mi libro.
También es una novela de humor.
Esta era mi intención. El absurdo es carne de humor.
El teatro de Ionesco, el de Beckett... aunque no me quiero comparar.
"¡Yo soy esencialmente superficial y el trabajo que me cuesta!" El absurdo
tiene un componente humorístico que me encanta. A mí me hubiera gustado
hacer humor negro, pero no me sale.
¿Somos ahora una sociedad más puritana respecto a lo que se puede decir y lo que no?
Sí, quizá sí. Tenemos muchos lugares para
expresarnos y lo hacemos con más contundencia que antes. Estamos más
presentes. No es que haya más puritanismo que antes sino que lo
expresamos más.
Todo es más visible. También del lado contrario: la gente más atrevida va más lejos y se arriesga más. Lo que no entiendo es porqué te abres una cuenta de Facebook si sabes que te la cerrarán.
Todo es más visible. También del lado contrario: la gente más atrevida va más lejos y se arriesga más. Lo que no entiendo es porqué te abres una cuenta de Facebook si sabes que te la cerrarán.
Al fin y al cabo es una empresa privada.
Exacto, no se trata de un proyecto colectivo. Además "las redes sociales están llenas de acusicas y chivatos".
Claro, todo se puede reportar.
"Ahora se llama reportar, pero antes de ello se decía chivarse, delatar, acusar". Hay muchas palabras antes que reportar.
"Escribir es un oficio solitario que se practica entre escombros", asegura uno de los personajes de su libro.
Esto
es en el entierro de uno de los personajes que se dedica a escribir
novela popular. La novela popular siempre ha estado en los escombros de
la cultura, pero ahora más. La industria ha caído y no hay novela de
quiosco. Esta frase hacía referencia a una actitud y un tipo de escritor
en concreto que ya no existe.
"Escribir siempre ha sido un oficio solitario. González Ledesma decía que él escribía desde su terraza y con la luz de la luna". Y sí, es un oficio que se practica entre escombros: yo pensaba en lo que queda de una industria que se ha hundido y que ya no resucitará. Nadie volverá a escribir novelas así porque no hay mercado.
"Escribir siempre ha sido un oficio solitario. González Ledesma decía que él escribía desde su terraza y con la luz de la luna". Y sí, es un oficio que se practica entre escombros: yo pensaba en lo que queda de una industria que se ha hundido y que ya no resucitará. Nadie volverá a escribir novelas así porque no hay mercado.
¿No piensa que la industria de la novela popular sea recuperable?
No. Las cosas duran lo que duran. No tiene ningún
sentido recuperar las novelas de mosqueteros del siglo XIX. ¿Por qué?
Una cosa es que te guste y otra que quieras que algo ocurra de nuevo.
Las cosas pasan cuando pasan y ya.
¿Esto quiere decir que el periodismo en papel no se puede recuperar?
Son
dos realidades diferentes, una cosa es la información y otra, el
entretenimiento. La quiebra de los bolsilibros fue absoluta, mientras
que los los periódicos aún resisten, aunque que las ventas sean
ridículas.
Aunque es importante lo que dice la prensa en papel: "el poder compra diarios y los consulta; conservan cierta influencia".
Aunque es importante lo que dice la prensa en papel: "el poder compra diarios y los consulta; conservan cierta influencia".
Es una novela ambientada en Barcelona. ¿Funciona como novela de Barcelona?
Barcelona en esta novela funciona como paisaje a
escala usuario, no es la protagonista como ocurre en otras novelas mías.
Aquí es un mapa. Como la trama es tan fantástica, delirante y pasada de
rosca, la única manera de hacer que funcione es que el escenario sea
verosímil, recrear un universo real. Mis novelas se ambientan en
Barcelona porque yo soy de aquí, conozco bien París o Madrid, pero no
tanto como para aguantar una novela de 200 páginas. Emilio Salgari
escribía sobre los mares del sur, en Sandokán, pero en aquella época
nadie había viajado. Ahora la gente viaja y no se les puede vender la
moto.
¿Tiene alguna lectura política, la
novela? "¿No les he dicho que he puesto una estelada en la ventana?
Todos los vecinos hemos puesto una. Hay que hacerse oír".
Esto es una conversación real. Es como el Bicing, algo que hay en Barcelona. Esteladas. Forma parte del contexto.
"(...) Pues afortunadamente en
nuestra ciudad aún se respetaba el derecho a decidir, y cada uno se
transformó según su origen, religión, raza, nivel cultural, posición
social y convicciones políticas".
"Esto
es un giro humorístico basado en la actualidad. Son ironías". No sé si
dentro de un tiempo quedarán desfasadas: yo pienso que no, porque tienen
sentido en sí mismas dentro de la novela y no dependen de la realidad,
pero "las novelas no son para interpretar nada ni para hacer magia negra
con ellas: son para leer y para pasarlo bien".
A veces el lector intenta tener una complejidad que no existe con el libro, interpretarlo. La gente quiere leer sociológicamente o antropológicamente una novela y es un error. La novela sirve para entretener, pasar un rato, divertirse. El valor que tiene es que esté tan bien hecha y que cualquier persona, de cualquier lugar, de cualquier época, la disfrute.
A veces el lector intenta tener una complejidad que no existe con el libro, interpretarlo. La gente quiere leer sociológicamente o antropológicamente una novela y es un error. La novela sirve para entretener, pasar un rato, divertirse. El valor que tiene es que esté tan bien hecha y que cualquier persona, de cualquier lugar, de cualquier época, la disfrute.
Pero en alguna ocasión ha comentado que escribir tenía que tener una parte política.
Quizás el titular lleva a engaño, pero sí he dicho
alguna vez que "la escritura tiene un lado político, histórico y
cultural. La escritura no queda al margen y está llena de todo lo que
una persona es". Aunque no te guste la política, el lector puede
interpretar de manera política. Y ya si te gusta, claro que se puede
notar. Yo no soy intencionadamente político, pero si me sale, lo dejo.
Para mí la política no es importante, pero está allí y tiene presencia:
las alusiones veladas, las descripciones. Está allí pero no tiene más
interés que eso.
¿Le interesa el momento político actual?
Me
interesa como espectador. Estoy relativamente al día. Me interesa y sé
que es importante porque se trata de las luchas de poder, pero lo miro
desde fuera, no tengo ni idea. Todo son fantasmagorías. Está claro que
irrumpirá Vox, pero también que tendrá un techo. La verdad es que no me
pone nervioso nada de lo que pasa. "Confío en que se imponga mi gusto y
la derecha no sume. Pero es un tema de gustos, no de pensamiento, ya que
no tengo un pensamiento muy nítido en política".
Pienso que la izquierda gobernará. Se impondrá de manera paranormal, espero. Y si no, ¿qué quieres que haga? "¡También hemos aguantado a Aznar!" Cambiar todo no cambiará nunca. Ahora el voto está fragmentado; "¡hay tantos partidos que me pierdo!" Es como una caja de balas mezcladas donde todas van alrededor."¡Me importa un pito!" ¿Cómo me puedo sentir implicado con algo con lo que no me siento representado?
Pienso que la izquierda gobernará. Se impondrá de manera paranormal, espero. Y si no, ¿qué quieres que haga? "¡También hemos aguantado a Aznar!" Cambiar todo no cambiará nunca. Ahora el voto está fragmentado; "¡hay tantos partidos que me pierdo!" Es como una caja de balas mezcladas donde todas van alrededor."¡Me importa un pito!" ¿Cómo me puedo sentir implicado con algo con lo que no me siento representado?
En una entrevista hace tiempo
aseguraba que la izquierda debe tomar el poder pero siempre es el poder
el que toma a la izquierda.
¿Esto dije yo?
Sí, lo dijo en 'Crític', en 2015.
Es demasiado buena para ser mía
Pues lo es.
Pues estoy muy de acuerdo, aunque no sea mía.
¿No le molesta que la izquierda se divida?
¡La derecha también se ha dividido en tres ahora!
Pero luego, todos a una.
Sí,
la derecha tiene prejuicios de cara a los demás, pero no hacia ellos.
La izquierda tiene prejuicios hacia los demás y hacia ellos mismos. De
hecho, tiene más prejuicios la gente de izquierda que la gente de
derechas. En eso me gusta más la derecha. Y no tienen vergüenza, pero
son una fábrica de mentiras.
Últimamente parece que dicen las cosas tal como las piensan, sin esconderse demasiado.
Es populismo y lo hacen para crear atención mediática, pero en lo sustancial, la derecha miente.
El 15M le emocionó mucho, siempre lo dice.
Fue un espejismo, una ilusión que me duró hasta el
19 de junio, cuando vi que la cosa se tuerce. Es a las generaciones más
jóvenes a quien toca creer, no a mí. "Yo soy un escéptico radical, ahora".
¿Qué balance hace de los ayuntamientos del cambio?
No se ha hecho nada demasiado revolucionario. Cuando
murió Franco y surgieron los primeros ayuntamientos democráticos
también se esperaba mucho cambio. "Nunca habrá un cambio de verdad. El
poder desprecia a quien no lo tiene y esto seguirá pasando".
En varias ocasiones, en
entrevistas y también en este libro habla del ridículo y cita a
Tarradellas. "En política se puede hacer todo menos el ridículo". Y
usted añade, en boca de uno de sus personajes: "la realidad que vivimos
ahora se ridícula".
En esta novela, el ridículo es un factor más de la historia. La palabra ridículo no me gusta, la utilizo por comodidad, pero pienso que es un concepto burgués. Cuando se habla de hacer el ridículo se habla de una percepción clasista del mundo. Yo prefiero hablar de disparate, de delirio, no de ridículo.
Sentirse ridículo tiene algo de autohumillante. Hay autocompasión y autoflagelación. "El ridículo es un concepto de derechas, como el concepto de cursi". Los tebeos de Bruguera acababan con "¡qué bochorno!"; eso son cosas de clase media y burguesa. El pobre no se siente ridículo.
"Como cronista me di cuenta que estaba harto de la realidad. Había llegado a un callejón sin salida", dijo usted hace un tiempo.
Sí, [me cansé] del periodismo, de la crónica.
Siempre había voluntad de aportar, de compromiso; la literatura y la
ficción son libres.
De hecho, ahora que habla de
aportar, en su novela, uno de los personajes hace un pequeño discurso
sobre ello. "Qué manía tiene la gente con aportar. Ahora todo el mundo
pretende aportar algo y, peor aún, pretende que la vida les aporte
algo". Es una de las reflexiones más interesantes.
Es
algo muy de la clase acomodada también. Ahora la gente quiere que la
vida les aporte, antes decían 'quiero que la vida me llene'. La gente
quiere ser mejor, pero la vida no es para hacerla ni mejor ni peor, es
la que es. También se utiliza mucho la palabra 'enriquecerse'. ¿Qué más
da? Si estás vivo, te pasarán cosas y aprenderás, no tienes que ir a
buscar las experiencias. Incluso el más torpe aprende de lo que le pasa. Los libros que cambian vidas y otros...
"¿Un libro te puede cambiar la vida? ¡Venga ya! La vida va cambiando sola". Pedirle a la literatura manifestaciones extraliterarias no tiene ningún sentido. "La literatura te da bagaje y te distrae, pero no te cambia la vida. Las verdades no te las descubre un libro, te las descubre la edad". La vida cambia si un día vives en Barcelona y al día siguiente te vas a vivir a la Amazonía y buscas esmeraldas, pero no te cambia porque te apuntes a un curso de yoga.
"¿Un libro te puede cambiar la vida? ¡Venga ya! La vida va cambiando sola". Pedirle a la literatura manifestaciones extraliterarias no tiene ningún sentido. "La literatura te da bagaje y te distrae, pero no te cambia la vida. Las verdades no te las descubre un libro, te las descubre la edad". La vida cambia si un día vives en Barcelona y al día siguiente te vas a vivir a la Amazonía y buscas esmeraldas, pero no te cambia porque te apuntes a un curso de yoga.
FUENTE: publico.es
Queralt Castillo
Queralt Castillo
Barcelona - 07/04/2019
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