César Vallejo
César Vallejo fue uno de los grandes poetas del siglo XX y sus escritos se muestran al paso de los años mucho más vigorosos que el de otros autores de su generación que alcanzaron en vida muchos más premios y reconocimientos. El periodista cultural y bibliófago, Víctor Fernández, ha reunido en "Me moriré en París" (Nórdica Libros) algunos de los poemas más significativos de Vallejo aliado con la ilustradora Sara Morente, que ha aportado su especial mirada con un trabajo inspirado en el mundo literario de Vallejo.
Víctor Fernández considera que Vallejo es un precursor del realismo mágico que llegará unas décadas más tarde. Víctor Fernández, antólogo y reivindicador de Vallejo nos habla de este mito opaco.
Hablas de hacer por fin una edición popular de Vallejo… ¿cómo se consigue hacer popular a un autor que de entrada no parece nada fácil?
Pues se consigue con cómplices como Sara Morante que ha puesto todo su talento en dar su lectura visual de Vallejo. También se consigue buscando entre lo mucho bueno que hay en la obra del poeta. Hemos tratado de ofrecer una selección literaria que sea muy ilustrativa de lo que es ese imaginario tan duro y potente. Lo que ofrecemos es una puerta abierta a los nuevos lectores de César Vallejo.
Bukowsky le dedicó un poema. ¿Se puede hablar de poeta maldito? ¿De perdedor?
No olvides que Roberto Bolaño fabuló sobre Vallejo en "Monsieur Pain". Hay cierto malditismo, imagen de derrota en Vallejo que él mismo se encargó de explotar. Luego el mito ha hecho el resto. Sí, hay algo de todo eso y tiene ese lado maldito, pero tampoco nos podemos olvidar que es un poeta comprometido con su tiempo, que no quiere que su obra quede dormida. Ese pensar en el futuro de su propia obra hace que no se le pueda considerar del todo como un perdedor.
Charles Bukowsky
En algunos artículos se habla de Vallejo como un hombre triste y melancólico y en otros de un Vallejo bailarín y bromista… ¿cómo era en verdad Vallejo?
Pues un ser bastante contradictorio. En la primera carta que envía a su hermano cuando llega a París, es un hombre feliz, alguien que se considera afortunado por incluso estar en la recepción que se hace en la embajada peruana. Se ve en lo más alto. Pero luego está la dura realidad de quien intenta sobrevivir y que trata de mantenerse a flote con la ayuda de unos pocos amigos verdaderos.
¿Estos poemas escritos hace casi cien años siguen hablándole al lector actual?
París
Siguen hablándole como el primer día. La poesía de Vallejo es atemporal y te toca hoy lo mismo que cuando fueron redactados. Es muy fácil identificarse con su poesía y su prosa.
¿Qué le faltó o sobró a Vallejo para alcanzar la celebridad de un Neruda o un Miguel Ángel Asturias?
Le faltó poder vivir más. Fíjate que me citas a dos autores que ganaron el Nobel. ¿Lo podría haber ganado él? Pues no lo dudo de haber vivido más. Tampoco se puede olvidar que la divulgación de la obra de Neruda es muy diferente a la de Vallejo. En la actualidad es mucho más fácil encontrar la obra completa de Neruda en una librería que la de Vallejo.
Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias
Como lector voraz… ¿Qué te ha aportado personalmente la lectura de la poesía de César Vallejo?
Mucho. Es uno de mis autores favoritos, alguien a quien me gusta volver de vez en cuando. Leer a César Vallejo te enriquece, es estimulante. Vallejo es un poeta que todos deberían leer, su poesía merece ser conocida, merece tener muchos lectores.
FUENTE: librujula.com
Antonio Iturbe
Ya de muy joven me atrapó la obra del peruano César Vallejo, un poeta que, a pesar de su prematura muerte a los 46 años, es uno de los grandes referentes de la literatura latinoamericana.
Quizá sus poemas más conocidos sean "Los dados eternos", "Piedra negra sobre una piedra blanca" y "Los heraldos negros", pero a mí me encanta aquél que titula...
"Desnudo en barro"
Como horribles batracios a la atmósfera,
suben visajes lúgubres al labio.
Por el Sahara azul de la Sustancia
camina un verso gris, un dromedario.
Fosforece un mohín de sueños crueles.
Y el ciego que murió lleno de voces
de nieve. Y madrugar, poeta, nómada,
al crudísimo día de ser hombre.
Las Horas van febriles, y en los ángulos
abortan rubios siglos de ventura.
¡Quién tira tanto el hilo: quién descuelga
sin piedad nuestros nervios,
cordeles ya gastados, a la tumba!
¡Amor! Y tú también. Pedradas negras
se engendran en tu máscara y la rompen.
¡La tumba es todavía
un sexo de mujer que atrae al hombre!
suben visajes lúgubres al labio.
Por el Sahara azul de la Sustancia
camina un verso gris, un dromedario.
Fosforece un mohín de sueños crueles.
Y el ciego que murió lleno de voces
de nieve. Y madrugar, poeta, nómada,
al crudísimo día de ser hombre.
Las Horas van febriles, y en los ángulos
abortan rubios siglos de ventura.
¡Quién tira tanto el hilo: quién descuelga
sin piedad nuestros nervios,
cordeles ya gastados, a la tumba!
¡Amor! Y tú también. Pedradas negras
se engendran en tu máscara y la rompen.
¡La tumba es todavía
un sexo de mujer que atrae al hombre!
César Vallejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario