-¿Qué nombre le vas a poner, hijo?
-Pues verá señor cura, yo había pensado en «Que pesque Dios».
-No, hijo mío, no me parece un nombre apropiado. Piensa en otro.
-Pues entonces «Remedios», señor cura.
-Eso está mejor. ¿Es quizá el nombre de alguna pariente tuya?
-No, es que he pensado que ya que no pesca, al menos que reme.
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