25/5/21

UN PUEBLO SISTEMÁTICAMENTE TRAICIONADO

Batería de traiciones de los gobiernos de España al Sáhara Occidental

 

Miles de saharauis se manifiestan en el campo de refugiados de Rabuni para apoyar a la activista Sultana Khaya.  EFE

Si algo no se puede reprochar al pueblo saharaui y a su legítimo representante político, el Frente Popular de Liberación de Saguia al-Hamra y Río de Oro (Frente Polisario), es no contar con una paciencia infinita. "Estoicamente y desde los tiempos de Franco, este pueblo ha soportado traición tras traición por parte de los gobiernos de España", cuya sociedad civil siempre ha destilado más honestidad y ética que sus gobernantes.

Con el dictador aún en vida y un año después de que 17 hombres, entre ellos Brahim Ghali, el actual presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), fundaran el Frente Polisario tras un congreso de 48 horas ininterrumpidas, "España trató de engañar al pueblo saharaui con un estatuto de autonomía".

Con un dictador viendo ya de lejos a la parca, aquello fue más obra de un pusilánime Arias Navarro, más obediente siempre que emprendedor en la toma de decisiones. Hasta miembros del INE acudieron hasta el Sáhara Occidental para trata de elaborar un censo, "mientras Arias Navarro, sumiso ante la presión, negociaba entre bambalinas la transferencia de los territorios a Marruecos y Mauritania".

 
Carlos Arias Navarro en 1976

El rey de Marruecos, Hassan II, no las tenía todas consigo y llegó a pedir el auxilio del Tribunal Internacional de La Haya, pero le salió el tiro por la culata. "En octubre de 1975, este Tribunal avalaba el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y rechazaba cualquier tipo de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental". La Marcha Verde, que contó con el apoyo directo del secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, cobró más fuerza. Y, de nuevo, otra traición. Esta vez de quien ya ostentaba la jefatura de Estado en funciones, Juan Carlos I, que viajó hasta El Aaiún un 2 de noviembre y en sus arengas llegó a afirmar que "España cumpliría sus compromisos", garantizando que "España protegería los legítimos derechos de la población civil saharaui".

A esas alturas, las órdenes a ciertos estamentos militares españoles de ir retirándose de sus puestos en el interior del Sáhara para dejar vía libre a Marruecos y Mauritania ya estaban dadas, y "Marruecos no tardaría en bombardear con napalm y fósforo blanco a la población civil saharaui, que huyó al desierto argelino del Sáhara". El 14 de noviembre de 1975 se firmarían los Acuerdos Tripartitos de Madrid que ratificaban la decisión.

González, el prometedor

 
 
Felipe González Márquez en 1996

Un año más tarde, ya en democracia, un joven Felipe González anticiparía las sucesivas traiciones que el PSOE iría cometiendo contra el pueblo saharaui. El líder socialista viajó hasta los campamentos de refugiados y en un pomposo discurso gritó que "nuestro partido estará con vosotros hasta la campaña final".

González, reconvertido hoy en uno de los embajadores del régimen marroquí con sus tejemanejes de lobbista, se despachó a gusto afirmando que "el Frente Polisario es el guía recto hacia la victoria final del pueblo saharaui" y lamentando que el gobierno español "no sólo ha hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios".Con el alto el fuego en 1991 y, sobre todo, con la resolución de la ONU por la que "en 1992 debía de haberse celebrado un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental" parecía vislumbrarse esperanza para el pueblo saharaui, pero no sólo no se ha celebrado dicho referéndum, sino que las traiciones de los gobiernos de España se han sucedido. 

Aznar, el pragmático


José María Aznar López en 1999

"Aznar instrumentalizó al pueblo saharaui para presionar a Marruecos, con el que sin duda alguna se vivió la peor época diplomática previa a la de estos días". Su estrategia, más que la de apoyar al Polisario, fue la de no tomar partido abiertamente por Marruecos. A pesar de ello, es cierto que en 2002 -año de la invasión del islote de Perejil- advirtió al presidente Bush de la "inestabilidad que supondría en el Magreb una solución al conflicto que no contara con la bendición del Polisario". Un año más tarde, España avalaría en la ONU el Plan Baker que no daba una especial ventaja al pueblo saharaui, pues contemplaba un referéndum en el que votaran todos los colonos marroquíes que el reino alauita ha ido introduciendo en el Sáhara Occidental desde 1999.

La hipocresía de Aznar se vería ya fuera de La Moncloa cuando "a pesar de que en sus 8 años de mandato nunca había recibido al presidente de la RASD, sí lo hizo en 2008, llegando a aceptar la invitación de viajar a los campamentos de población refugiada". Esto es una tónica mantenida tanto por el PP como por el PSOE: "cuando están en la oposición muestran más empatía por la causa saharaui pero, al llegar al poder, se desenvuelven mejor bajo la chilaba marroquí". 

ZP se lía con los mapas

 
José Luis Rodríguez Zapatero en 2011

El caso de José Luis Rodríguez Zapatero no podía terminar bien. Estando aún en la oposición en 2001, el socialista posó en el despacho de Mohamed VI con un mapa de Marruecos que incluía las Islas Canarias y Ceuta y Melilla. Con esta tarjeta de presentación y recordando que al poco de asumir la presidencia en 2004 aseguró temerariamente "que el conflicto saharaui quedaría resuelto en 6 meses", ¿qué se podía esperar? Pues aceptar el plan de autonomía del que el reino alauita era el mayor beneficiado, entre otras lindezas.

En 2009 su gobierno, con Miguel Ángel Moratinos como titular de Exterior, tomó partido por Marruecos con la huelga de hambre de Aminetu Haidar, a la que Marruecos había devuelto a Canarias desde El Aaiún cuando regresaba de EEUU de recibir un nuevo reconocimiento -el premio Civil Courage, concedido por la Fundación John Train- por su labor humanitaria como activista. En cuanto bajó del avión fue despojada del pasaporte por Marruecos y subida de vuelta a Lanzarote en un avión de otra compañía española.

Moratinos llegó, incluso, a ofrecer asilo o la nacionalidad española a Haidar, pero la activista ni quería renunciar a su nacionalidad saharaui ni quería acceder a dejar de vivir en su hogar, El Aaiún, pese a las continuas violaciones de DDHH por parte de Marruecos. Por lo que "Mohamed VI tuvo que ceder finalmente a la presión internacional de la sociedad civil, apoyada por personajes de la talla de José Saramago entre muchos otros.

 
Mohamed VI

Un año más tarde, se produciría el terrible desalojo del campamento de Gdeim Izik, en el que activistas españoles fueron testigos de torturas, vejaciones y detenciones arbitrarias de ciudadanía saharaui… incluso la muerte de un joven con doble nacionalidad hispano-saharaui

"Pese a la presión de diversas ONG, la titular de Exteriores, Trinidad Jiménez, optó por comprar la versión de los hechos de Marruecos", ignorando las pruebas irrefutables de audio y vídeo y aceptando que, incluso a día de hoy, existen presos que aún no han recibido un juicio justo. Fuera del gobierno, ya en 2015, "Zapatero culminaría su buen talante con Mohamed VI viajando hasta la ciudad ocupada de Dajla para acudir a un foro marroquí". 

Rajoy, sin justicia universal

 
Mariano Rajoy Brey en 2018
 
Mariano Rajoy, que siempre ha estado convencido de que "el conflicto no tiene solución", pasará a la historia como el presidente durante cuyo mandato "se bloqueaban las solicitudes de nacionales para la ciudadanía saharaui mientras se otorgaba la nacionalidad española por carta de naturaleza a determinados sefardíes originarios de España".

Ya con Pedro Sánchez, en una inaudita sentencia del Tribunal Supremo se ha negado la nacionalidad a los saharauis nacidos en el Sáhara Occidental antes de 1975, pese a ser considerada entonces la Provincia 53 de España. Además, Rajoy también tiene en su haber conseguir acabar con la Justicia Universal, de modo que la causa que la causa que llevaba la Audiencia Nacional sobre el caso de genocidio saharaui a manos de Marruecos, se esfumó. 

Sánchez olvida su responsabilidad


Pedro Sanchez Castrejón en 2020

En la era de Pedro Sánchez, no sólo hemos asistido estupefactos a cómo en 2018 cuando Josep  Borrell era ministro de Exteriores o la vicepresidenta Carmen Calvo este mismo año "han negado que España sea la potencia administradora del Sáhara Occidental", contradiciendo no sólo a lo establecido por el Derecho Internacional y por los autos de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sino incluso al auto del actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska que en 2014, como magistrado de la Audiencia Nacional, estableció que:

"las resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y los informes de su Secretario General, la Potencia Administradora del Sáhara Occidental sigue siendo España, aunque lo sea de 'iure' pero no 'de facto', hasta que finalice el periodo de la descolonización, tiene las obligaciones recogidas en los artículos 73 y 74 de la Carta de Naciones Unidas".

El gobierno de Sánchez ha pasado de puntillas por el conflicto del Sáhara Occidental y cuando lo ha hecho, ha sido para perjudicarlo. Prueba de ello es cómo el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez (Unidas Podemos) quien, después de reunirse con la ministra saharaui de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer, Suilma Hay Enhamed Salem, tuvo que recular tras haber tuiteado desde la cuenta de la secretaría que: "Le hemos expresado el compromiso para seguir cooperando en la ayuda a las personas con discapacidad, asi como nuestra solidaridad con el pueblo saharaui", viéndose obligado posteriormente a borrar los tuits.

El ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, abroncó a su homóloga española, Arancha González Laya, y ésta reculó de lo lindo, extendiendo el canguelo a sus socios de gobierno.

No podemos finalizar el artículo sin olvidar otra de las traiciones transversales a todos los gobiernos del PSOE y del PP: "los 'acuerdos de pesca con Marruecos' que esquilman los bancos saharauis, sobre los que el Derecho Internacional niega cualquier potestad al régimen alauita".

Así, desde 1977 hasta 1986, estos acuerdos han sido bilaterales entre España y Marruecos y, a partir de 1986 -cuando entramos en la Comunidad Económica Europea- hasta la actualidad, con la Unión Europea.  


"Todos esos acuerdos, claramente violan el Derecho Internacional, como ya dictaminó en 2018 una sentencia del Tribunal Superior de Justicia Europeo". Da igual, cuentan con la bendición del gobierno de España, del Borbón de turno –tanto Juan Carlos I como Felipe VI tienen una muy estrecha relación con Mohamed VI- como de la UE.

Demasiadas traiciones de los gobiernos de España al pueblo saharaui que continúa haciendo gala de que "nosotros tenemos relojes y él el tiempo"... pero todo tiene un límite.

FUENTE: publico.es
Posos de Anarquía
David Bollero
19/05/2021 


 
Se pasan las sentencias de la Justicia Europea por las partes pudendas.

 

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