19/5/21

A VUELTAS CON LA RECETA ELECTRÓNICA

 

Vuelvo a la carga con el tema de la receta electrónica. Resulta que ahora, con la 'nueva normalidad' de los c... prácticamente toda la relación con tu doctor-a de medicina general (con anterioridad conocido por nuestros mayores como 'médicos de cabecera') se produce vía telefónica, lo que, en contra de lo que nos quieren hacer creer, ha deteriorado aún más la relación entre facultativo y paciente, siempre en detrimento de este último, claro está, que, más que paciente, habría que denominar 'sufriente'.

Pues resulta que, desde hace bastantes años, tomo un medicamento específico para tratar problemas cardiovasculares y que, según indica el prospecto, no puede suspenderse de repente, sino que hay que ir disminuyendo palultinamente su dosis. Pues bien, como ahora la famosa receta tiene una validez de 6 meses y carecemos de ella en papel, nunca me entero de cuándo va a caducar, hasta que en un momento dado, el empleado farmacéutico, al pasar por el lector la tarjetita sanitaria de marras, te dice:

- La receta ya no tiene validez. Debe renovarla.

Y es entonces cuando empieza el problema, ya que, en aras de la eficiencia y el ahorro (algo que me parece lógico y loable) la receta solo permite la dispensación de los medicamentos cuando apenas quedan dos o tres comprimidos de cada producto, así que pides cita telefónica para que te la vuelvan a activar, pero hete aquí que, como me ha ocurrido en más de una ocasión, la cita te la pueden dar para dentro de ¡siete, diez o catorce días!, con lo cual te ves obligado a pagar el medicamento de tu propio bolsillo si no quieres quedarte sin él. Y eso es algo que, por desgracia, no todo el mundo puede permitirse.

En el caso que apunto, hube de desembolsar 13,50 euros (unas 2.300 de las antiguas pesetas). Lo digo porque sé que la mayoría de los pensionistas, aún tenemos que reconvertir los euros a nuestra antigua moneda nacional para saber con exactitud lo que vale un peine.

Verán: En mi comunidad autónoma, la gestión sanitaria la lleva el Servicio Canario de Salud (Yo lo llamo SERCANSA. Espero que nadie se moleste por esto)  y mi pregunta es simple: ¿Ocurre igual en toda España; va por comunidades, barrios, centros de salud o qué?


De todas formas el deterioro es evidente no solo en la atención primaria, y es que parece que renquea, y mucho, toda la Seguridad Social. Tengo la ligera sensación de que se está yendo a hacer puñetas, y la sospecha (no es la primera vez que lo digo) de que es algo orquestado por unos pocos económicamente poderosos: hacer ver que no funciona, que no es viable, para intentar privatizarla y quedarse con tan jugoso pastel.

Ojalá me equivoque.

 Miguel Ángel G. Yanes

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