24/10/19

¡NO FUE ASÍ!


Perdonen la salida de tono del título, pero la frase va dirigida a alguien que escribe un artículo titulado "Allende, el presidente que arruinó Chile" y no tiene la valentía de firmarlo.

Hay cosas que no se deben permitir. Mancillar la memoria de un hombre íntegro como fue el doctor Salvador Allende Gossens, presidente electo de Chile desde el 3 de noviembre de 1970 hasta el día de su muerte, acaecida el 11 de septiembre de 1973 a raíz del golpe de Estado perpetrado por el general Augusto Pinochet y sus adláteres, apoyados descaradamente por la CIA nortemaricana desde la ciudad costera de Viña del Mar, es algo inadmisible.

En principio no solo basta con tener un mínimo de cultura y de conocimientos históricos para hablar de estas cosas, hay que hacerlo siendo fiel a la verdad, sin sesgos ni medias tintas, ni disfrazándola de "honor", "patriotismo" y otras zarandajas que destiñen como la moralina.

Salvador Allende, nada más llegar al poder, y en cumplimiento (algo ya en desuso) de sus promesas electorales, decidió elevar el salario medio de la población un 130%, nacionalizar la banca y las grandes empresas controladas por capital extranjero, expropiando, al mismo tiempo, grandes latifundios que pasaron a manos de los agricultores para su explotación..

En 1971, Allende comprobaba satisfecho la eficacia de las medidad tomadas: crecía el PIB, se reducía el paro y la inflación estaba controlada. Fue entonces cuando (al igual que ha ocurrido en Venezuela) los poderes fácticos comenzaron a estrangular la economía del país, empezando a escacear los productos de primera necesidad, lo que generó protestas entre gran parte de la población.

Se ha querido demonizar la gestión del gobierno de Allende acusándolo de que la grave inflacción, cercana al 500% que se abatió sobre el país en 1972 y que arrastró el poder adquisitivo a niveles anteriores a 1970, fue debida a la excesiva emisión de papel moneda, cuando en realidad fue generada principalmente por la negativa a negociar de las grandes empresas chilenas ante el miedo a la pérdida de dinero.

Salvador Allende Gossens

Allende no arruinó Chile. Quien arruinó Chile, la libertad, la convivencia, el futuro, la democracia... fue la clase dirigente, ésa que brindaba con champán mientras el ejército -al mando de unos generales sin entrañas- masacraba, como primera medida, al gobierno salido de las urnas, para continuar luego con el pueblo soberano.

Dice el individuo en cuestión (para "ellos" siempre existen excusas) que Augusto Pinochet no organizó ningún golpe de estado:

"El pronunciamiento militar se produjo el día 11 de septiembre y hasta última hora del domingo 9, el máximo responsable del Ejército chileno no se sumó a la conjura. Fueron los militares que decidieron protagonizar el pronunciamiento quienes lo pusieron sobre la mesa de su residencia aquella noche del 9 de septiembre de 1973. Pinochet se limitó a firmarlo y a llevarlo a la práctica con la precisión de todo buen militar. De esa manera frenó la ruina de Chile".
Augusto Pinochet Ugarte

¡Oye, pero qué buena persona era Pinochet... y qué católico!... ¡¡¡"Mater pariorum"!!!

Miguel Ángel G. Yanes

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