7/5/19

EL ANTIGUO GUARDIÁN (POEMA)



A Laura, Ángel y Alejandro

 Apenas eran niños
Cuando, al alba,
Los llevé a conocer
Al antiguo guardián
Una mañana gélida.

Bajo la blanca lluvia
De un almendro dejamos,
Fría y desnuda,
La carcasa metálica,
De un invernal letargo
Rescatada.

Y subimos a pie,
Serpenteando
Las puntiagudas jaras,
En pos de las alturas
Donde el espíritu
De la montaña mora.

Aplastando
La humedecida hierba
Con sigilo,
Con un temor
Casi reverencial.

Apenas
Se escuchaba el sonido
De nuestros corazones
Hecho vapor al ritmo
De la respiración.

Nos enhebraba,
En la mágica luz
De aquel paisaje,
Con un sinfín de agujas,
la niebla, paso a paso.

Hasta que al fin pudimos
Alcanzar,
Ateridos, exhaustos,
La pétrea soledad
De la atalaya.

Tocar la ajada piel
Del viejo centinela,
Hecha jirones ya
Como una vestidura
Que el tiempo no perdona,
Fue un arrebato mágico.

Lo pudimos sentir
Fluyendo en nuestros cuerpos,
Haciéndonos partícipes
De su dura misión…
De sus secretos.

Alzando al cielo
Los venablos formamos
una pirámide
De luz y de madera,
Y frente a su disfraz
De eucalipto juramos,

Defender nuestros sueños
Con ahínco.

Miguel Ángel G. Yanes

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