Me
duele la situación de todas estas personas que arriban a nuestras
islas arriesgando la vida en el océano, pero, cuando los veo
desembarcar, vuelvo a repetir lo que ya he dicho en diveras ocasiones:
"Estos no son los más pobres de África".
Los
auténticamente pobres del continente africano no poseen ni chándal, ni
zapatillas deportivas, ni reloj, ni teléfono móvil como muchos de los que llegan hasta aquí. Están ahí enfrente,
muriéndose de hambre y de sed, en la franja del Sahel, un territorio que abarca de costa a costa, desde el Atlántico al Mar Rojo, situado bajo la latitud del desierto del Sahara
y donde jamás, por muy grandes que sean los grupos de familiares y
amigos, lograrán reunir el dinero necesario para que alguno de sus
miembros pueda costearse ese terrible viaje 'en busca del paraíso'.
Me
parece lógico, justo y hasta loable qué, los que puedan, busquen un futuro
mejor para ellos y para sus hijos donde quiera que sea, pero entiendo que son los países
ricos quienes tendrían que atajar el
problema en su raíz, combatiendo la pobreza y la consiguiente hambruna que genera en los países
más castigados, para presionar luego al resto y obligar a sus
gobiernos a combatir la injusticia, la corrupción y el mal reparto de los recursos, que son los principales motivos de la emigración, allí donde una élite (como siempre ocurre) acumula el poder y
la riqueza en pocas manos.
Tengo
claro que si la gente pudiera vivir desahogadamente en su propio país,
pocos abandonarían su tierra, su familia y sus amigos para
arriesgar la vida tras un futuro incierto. Lo que ahora cabe preguntarse aquí, es qué medidas tomará el Gobierno español para paliar esta situación de desbordamiento de los centros de acogida, de falta de recursos, de bloqueo de traslados a la península, de tensión social...
Rumiando este asunto, resuena en mi cabeza la voz metálica de mi abuelo Juan (al que nadie podía tachar de independentista) diciéndome, años ha:
- Cuando Canarias ya no le sea rentable al Estado español, ten por seguro que nos darán la independencia. No será necesario pedirla ni luchar por ella, porque nos abandonarán a nuestra suerte. El ejemplo lo tienes en el resto de colonias africanas que posteriormente fueron provincias españolas: Sáhara, Ifni, Fernando Poo, Río Muni, y que, hoy por hoy, con mayor o menor fortuna son países soberanos.
Miguel Ángel G. Yanes
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