Fotograma de la película Mar adentro (2004).
Alejandro Amenabar
Alejandro Amenabar
Desde la aprobación del divorcio en España, la ideología de algunos
se viene muriendo de forma lenta y bastante dolorosa. Era el año 1981 y
el país recuperaba un derecho conquistado durante la Segunda República y
abolido con la llegada del 'franquismo': "el de no tener que seguir casado
con quien uno ya no quiere por evitarle un disgusto al cura". , se llevaron las manos a la cabeza los fundadores
de Alianza Popular, "Será el
final de la familia" ante una ley normalizada en medio mundo. “No es hora
de leyes estridentes como esta”, protestaba el siempre enérgico Manuel
Fraga que, con todo el jaleo de "pasar de 'líder franquista' a 'líder
demócrata' en un cuarto de hora", no supo calcular que, muy poco después,
algunos dirigentes de su propio partido se sacarían en los juzgados la 'tarifa premium' del tú por tu lado y yo por el mío.
Décadas más tarde llegó a España la ley de 'matrimonio
homosexual'. Y con ella, "un capítulo más de esta muerte lenta y dolorosa
de la ideología reaccionaria". Quienes ya se habían acostumbrado a la ley
del divorcio –incluso practicándola en modo experto– decidieron aplicar
el mismo guión de años atrás. Esta vez no en contra del divorcio, sino
en contra de las bodas, las de dos mujeres o dos hombres que libremente
decidieran unirse. “Será el final de la familia”, repitieron, de forma
ya poco original para quienes vieron la peli anterior, y salieron a la
calle a manifestarse junto a la cúpula de la Iglesia, el Foro de las
Familias Como Dios Manda y una señora del Opus venida arriba, que en
plena mani entraba en directo en los micrófonos de la COPE para explicar
que los homosexuales “copulan por el ano por una lesión que tienen en
la amígdala”. Con la tranquilidad de que Berlanga ya estaba retirado,
"poco después de todo aquello, la cúpula del PP viajaba en pleno a
Vitoria para lanzar arroz y gritar qué vivan los novios en la boda de
Javier Maroto y su marido". Perder así la dignidad es innecesario
existiendo otras alternativas.
"Con cada nuevo paso social que no daña a nadie, pero beneficia a
algunos, los defensores de la ideología reaccionaria vuelven a repetir
esa cruel escena de la muerte lenta y dolorosa de sus argumentos". El
'histrionismo' y la 'exageración' se imponen una y otra vez y no hay cuidado
paliativo que les alivie la cosa. A veces el diagnóstico es
'fundamentalismo religioso', "ese virus que, por algún motivo, nunca es
tratado convenientemente". Otras, la típica 'paranoia aguda' o 'manía
persecutoria'. Ese delirio que lleva a algunos a estar seguros de que,
aprobada una ley homosexual, el Estado obligará a los señores que se
visten por los pies a encamarse con un maromo o a las señoras de bien
con una bollera. "Ahora llega a España la aprobación de otra nueva ley
que nos hará avanzar como seres humanos". Y con ella llegarán los gritos
de siempre, los 'aspavientos' y 'augurios catastróficos'. Entendamos su
dolor. Acompañémoslo en lugar de enfrentarlo. "Agarremos la mano
reaccionaria, acariciémosle la espalda y seamos sensibles con el dolor de
quienes padecen la muerte lenta y dolorosa de unas 'posturas ideológicas
incomprensibles' para las que no existen ni cuidados paliativos ni una
alternativa al sufrimiento alargado durante décadas.
FUENTE: ctxt.es
Tecetipos - Gerardo Tecé
12/02/2020
Por favor, si estuviera sufriendo sin remedio y no pudiera manifestar mi decisión, a mí no duden en "eutanasiarme". Gracias.
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