Mientras el dictador o burócrata de turno
hablaba en defensa del desorden constituido del régimen
él tomó un endecasílabo o verso nacido del encuentro
entre una piedra y un fulgor de otoño.
Afuera seguía la lucha de clases
el capitalismo brutal
el duro trabajo
la estupidez
la represión
la muerte
las sirenas policiales cortando la noche
Él tomó el endecasílabo
y con mano hábil lo abrió en dos cargando
de un lado más belleza
y con mano hábil lo abrió en dos cargando
de un lado más belleza
y más belleza del otro.
Cerró el endecasílabo
puso el dedo en la palabra inicial
y la apretó apuntando
al dictador o burócrata.
Salió el endecasílabo
siguió el discurso
siguió la lucha de clases
el capitalismo brutal
el duro trabajo
la estupidez
la represión
la muerte
las sirenas policiales cortando la noche.
Este hecho explica que ningún endecasílabo
derribó hasta ahora
a ningún dictador o burócrata
aunque sea un pequeño dictador
o un pequeño burócrata.
Y también explica que un verso puede nacer
del encuentro entre una piedra y un fulgor de otoño
o del encuentro entre la lluvia y un barco
y de otros encuentros que nadie sabría predecir
o sea
los nacimientos
casamientos
los disparos de la belleza incesante.
No es poesía, es política.
Pero la poesía y la política se basan en el mismo principio de Arquímedes: «Un poema total o parcialmente sumergido en un fascismo en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del Mariano o Sánchez que desaloja».
No sé si se me entienden.
FUENTE: publico.es
Rosa y espinas
Aníbal Malvar
29/11/2014
Este aprendiz de ateo y de poeta,
te entiende a la perfección.
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