31/5/14

LA PIRAGUA

Piragua es cualquier embarcación tripulada por uno o varios individuos que se impulsan por medio de pala. La diferencia es que dicho instrumento (la pala) no va fijado, ligado o unido a la propia embarcación sino en las manos de quien lo maneja, esto lo diferencia del remo.


El término piragua, según la Real Federación Española de Piragüismo, engloba a la canoa, el kayak, el canoraft, el hot-dog... embarcaciones largas y estrechas que, en origen eran construidas con tablas o cañas, y que en actualidad se fabrican básicamente de plástico o polietileno, dependiendo del tipo de actividad para  la que vaya a utilizarse.

Vengo a hablar de este objeto lúdico, en concreto del denominado "kayak open" (piragua biplaza, abierta, estable y ligera, de estructura plástica, recomendada solo para navegar cerca de la orilla) porque ayer, Día de Canarias, estuvo a punto de ocurrir una desgracia en la costa de Las Caletillas.


Nos hallábamos disfrutando de la sobremesa en la terraza del Mesón Las Ruedas (donde el amigo Lucio) cuando, entre el ronco ruido del oleaje, escuchamos unos gritos de auxilio. Eran dos personas que aparecieron de repente, a saber de dónde, a bordo de una de esas piraguas veraniegas, arrastrada por la fortísima marejada.

Un padre tremendamente inconsciente, haciendo caso omiso a las embravecidas aguas del océano, a un viento de todos los demonios, y a la bandera roja de peligro, se había adentrado, acompañado por su hija de mediana edad, en tal frágil esquife, y por mucho empeño que ponían, no conseguían acercarse a la costa.


Ante sus desesperados gritos de ayuda, corrimos todos hacia la orilla, pero mientras que alguno intentaba desvestirse (sin caer en la cuenta de que ni siquiera llevaba bañador) el héroe de la jornada ya nadaba hacia ellos que habían saltado al agua. A riesgo de ahogarse, rescató a la chica y posteriormente a su progenitor. Le dio un beso a la muchacha, pero olvidó darle una colleja al padre. Y a fé que se la merecía por imprudente.

Finalmente, la piragua, arrastrada por el ímpetu de la olas, quedó varada sobre los cayados de la playa, mientras las palas se alejaban flotando en lontananza.

Así que, aprovechando la festividad del Día de Canarias, pido públicamente al gobierno autonómico, premiar de algún modo el arrojo y el valor de este hombre, un héroe popular que no debe quedar en el anonimato. Desconozco sus apellidos, pero si nuestras autoridades están por la labor, pueden pedir referencias suyas en el mesón de marras, porque no estamos sobrados precisamente de personajes de esa talla. Sólo sé que su nombre es "René".


No pude por menos que acercarme a felicitarlo e invitarlo a una copa que atenuara, no sólo la tiritona que las frías aguas dejaron en su piel, sino el leve escalofrío de entender... que nada ocurre por casualidad.

Cuando uno se ve en esa tesitura de arriesgar la vida, hay un "impasse", un punto de inflexión, en el que te cuestionas por un segundo, si hacerlo o no. Si superas ese fugaz momento y te lanzas a ello abiertamente, algo ocurre que cambia tu nivel de conciencia. Nunca serás el mismo, aunque no lo comprendas. 


Reitero mi abrazo desde aquí.

Miguel Ángel G. Yanes

NOTA: Una hora más tarde aparecieron el helicóptero y la lancha de salvamento marítimo, y los presentes nos preguntamos, en plan de guasa, si vendrían a rescatarar las palas; pero resultó que era algo mucho más serio: seguían, por vía marítima y aérea, a un ciudadano llamado Jonathan García que nadaba con los pies encadenados, desde Santa Cruz a Candelaria.


1 comentario: