A ver si con lo que he podido entender en la prensa nacional consigo explicar, con palabras más o menos sencillas, este tremendo desaguisado institucional:
Los senadores españoles (otra absurda carga para nuestros precarios bolsillos) a la carrera y sin respiración, pasándose por los forros el propio reglamento del Senado, deciden tramitar urgentísimamente la abdicación de Juan Carlos I rey de España, por 209 votos a
favor, 6 en contra ( IU, ICV y ER) y 5 abstenciones (PNV) sin haber recibido aún el preceptivo proyecto de ley por parte del Congreso de los Diputados.
Periodistas, juristas e historiadores ya apuntan a este proceso insólito como una "chapuza exprés" en la que han incurrido las altas instancias del Estado; todo ello para que las Cortes Generales proclamen cuanto antes al nuevo rey que, de llegar a ser coronado, cosa con la que una gran mayoría de ciudadanos no está de acuerdo (de ahí las prisas de PP, PSOE, CIU y parte del Grupo Mixto) lo sería como Felipe VI; otro soberano que pasaría a engrosar la particular galería de monarcas borbónicos de este país, iniciada en 1701 con Felipe V Duque de Anjou, quien heredó el trono español tras la murte sin descendencia de Carlos II, último monarca de la Casa de Austria.
En el presente caso, al ser la abdicación una decisión personal del rey, no necesitaba en modo alguno ser aprobada por las Cortes Generales. Por si fuera poco, la exposión de motivos del proyecto de ley, hunde sus raíces en las monarquías borbónicas del pasado, en lugar de centrarse en la Constitución, eludiendo a su vez el detalle de que el rey accedió a la Jefatura del Estado al haber jurado los principios del Movimiento Nacional franquista.
Sólo tres senadores protestaron por esta irregularidad: Jordi Guillot Miravet y Juan Saura, de la Entesa Catalana de Progrés, y Jesús Iglesias, de IU.
En el diario
de sesiones del pleno del Senado de fecha 5 de junio de 2014, quedó reflejado para la historia, el hecho de haberse saltado a la torera la legalidad vigente.
Jordi Guillot solicitó intervenir para protestar porque no se respetara el
reglamento en un tema tan trascendental como la abdicación de un rey, aduciendo que "estamos asistiendo a una abdicación
exprés, una tramitación parlamentaria exprés y una coronación exprés, ante lo que debería ser un debate sereno y sosegado sobre una cuestión
tan trascendental como es la reforma del Estado".
Miguel Ángel G. Yanes
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