Yo antes no creía, pero ahora creo firmemente.
¡Sí!... Creo en los zombies; los veo a todas horas y por todas partes. Auténticas oleadas invaden las calles día tras día. Se mueven como autómatas, con la cabeza gacha, distraídos, absortos, sin percatarse de lo que está ocurriendo a su alrededor, y hasta tropiezan a menudo conmigo. Los hay de toda edad y de toda condición social; da igual, el sexo, la raza, la edad y la estatura.
Es como si un invisible "hechicero vudú" controlara su voluntad a través de esos terminales portátiles que llevan en las manos, con cuya tecnología logra convertirlos en esclavos sin que lleguen siquiera a ser conscientes de ello, ejerciendo un control total de su conciencia, circunscribiendo la realidad al minúsculo universo de una pantalla, mientras el mundo gira a su alrededor sin que lo noten.
Miguel Ángel G. Yanes
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