21/8/19

FEDERICO JIMÉNEZ DE LA SANTA CRUZ

A pesar de que cada uno tuviera su genio particular, más allá de neuras y de fobias, a Federico y a mí nos unía una profunda amistad. Es cierto que en los últimos tiempos nos veíamos poco, pero, tanto él como sus hermanos José Ramón ("Pipo") y Vicente ("El Garimba") nos habíamos criado juntos; apenas unas pocas viviendas separaban su casa de la mía.

Hoy, por una de esas "causalidades" del destino subí, tras años sin hacerlo, a los pagos de mi infancia, el populoso Barrio de La Salud, acompañando a un amigo que tenía que hacer unas llaves especiales en la Cerrajería Pérez.

Ya resuelto el asunto "cerrajeril", al peso del mediodía y bajo un sol de justicia, recalamos en Casa Tito para echarnos unas cervezas.

PDTE. IMAGEN
Casa Tito

Fue allí donde se rompió el día para mí. Ya que, después de saludarme (Tito, que aún me recordaba como uno de aquellos moteros que frecuentaban el taller de "Peyo" en los años 70) vino a darme el pésame por la muerte de Federico.

No me esperaba aquel golpe. Me cogió de improviso y con la guardia baja. A duras penas puede contener las lágrimas. No me lo podía creer.

- Falleció hace unos días -me dijo-

Sacó de debajo de la barra del bar los periódicos viejos y nos pusimos a buscar su esquela. Fue mi amigo M. A. Guerrero quien dio con ella:

Federico Jiménez de la Santa Cruz

Federico Jiménez de la Santa Cruz había fallecido el 12 de agosto de 2019 sin que este ciudadano se enterara del óbito, y sin que nadie se lo comunicara.

Roto de dolor por la inesperada pérdida, mientras el resto de parroquianos hablaba por los codos, un mutismo absoluto se apoderó de mí, rememorando los años de infancia y juventud que compartimos, sobre todo aquella época en que fuimos moteros y frecuentábamos a diario el Taller, donde otros amigos, Toño "El Abuelo" y Marcelo "El Negro" trabajaban a las órdenes de Peyo (quien también hace unos años que nos abandonó) en un ambiente siempre distendido y ameno; los hijos del Maestro: Susi y Mingo, niños aún, que ya pululaban por allí; y otros moteros conocidos y habituales con los que trabamos amistad: Vicente "El Turro", Alberto "El Buitre", Ernesto "El Nevera", Juani "El Verruga"... y tantos otros que se han ido borrando de mi memoria.

Juan Pedro Díaz Meneses "Peyo"

Sé que me repito como los pepinos pero, parafraseando a Mario Benedetti en su despedida al "Che",  cada vez que parte algún amigo, me gusta sacar a colación aquella frase:

"Sería una pena que no existiera dios,
pero habrá alguien, seguro que habrá alguien
digno de recibirte..." ¡amigo mío!

Vaya desde aquí todo mi cariño para Maribel, el amor de su vida, y sus hijas, Yaiza y María.


Miguel Ángel G. Yanes

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