Este titular de prensa le ha dado la puntilla al Carnaval:
Muere el poeta Leopoldo María Panero
Falleció ayer, a los 65 años, en la Unidad Psiquiátrica del Hospital Juan Carlos I de Las Palmas de Gran Canaria, donde había pasado recluido los últimos años,
Últimamente este blog parece más un obituario que otra cosa, pero el devenir de los años, con su metrónomo implacable, nos acerca cada día más al final de nuestro "tempo". Hoy le ha tocado el turno a Leopoldo María Panero, uno de esos pocos que no se venden porque no tienen precio. Al muelle helicoidal de su corazón se le acabó la cuerda y la aguja detuvo de golpe su balanceo pendular. Ya no necesita ni bomba, ni metrónomo, ni hospitales, ni cuerpo... Es el momento de volver al origen, a la fuente cósmica de la que salió un día para cumplir condena de poeta, habitando una forma material que le diera conciencia del placer y el dolor, y le permitiera regresar con un bagaje espiritual del que los propios ángeles carecen.
Ahora que ha fallecido se escribirán montañas de cosas sobre él, así que no voy a cansarlos con comentarios redundantes ni con datos biográficos que van a oir mil veces. Sólo decir que leí sus poemas con especial deleite, y que para mí, aparte de ser uno de los últimos "poetas malditos" y haber pasado recluido en centros psiquiátricos gran parte de su vida, resulta de los más preclaros poetas de su siglo, realmente tocado por la magia del Numen.
Fumador compulsivo donde los hubiera, la mejor forma de llegar hasta él, era llevándole un cartón de cigarrillos.
Miguel Ángel G. Yanes
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