12/3/14

EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ

Es el largo título del último libro que acabo de leer. Lo recomiendo encarecidamente por lo ameno y divertido que es.

Ha resultado uno de los éxitos literarios más insólitos de la literatura sueca; ópera prima de un autor desconocido hasta ese momento: Jonas Jonasson.


Llegó a mis manos a raíz de otro libro, regalo de Laura, mi hija, que hube de cambiar por haberlo leído tiempo atrás. Así qué, con él bajo el brazo, acudí a la librería en cuestión y me puse a ojear las novedades editoriales sin saber a que carta quedarme. Pero hete aquí que una portada llamó poderosamente mi atención; no por el título, ni por el autor, del que nunca había oído hablar, sino por la ilustración en sí: "un anciano vestido de color rosa y con un cartucho de dinamita en el bolsillo".
 

¡Éste es el libro!, me dije. No sé exactamente por qué, pero me sentí identificado con aquel personaje: Allan Karlsson, quién, ingresado en un centro de mayores, decide fugarse justo el día en el que le están preparando un homenaje por su centésimo cumpleaños, y que da pie a una aventura cuajada de insólitas peripecias.

Léanlo. No se van a arrepentir. Destila agudeza, humor a raudales y una buena trama que engancha de veras, amén de su calidad literaria.


Tal ha sido su éxito, que no ha tardado en ser llevado a la gran pantalla por Felix Herngren bajo su título original en sueco: ‘Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann’

Miguel Ángel G. Yanes
 

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