EL FANTASMA DEL CORONEL

Aunque nunca cruzamos palabra más allá del saludo formal, y eso que coincidíamos bastante a menudo en la terraza del Atlántico, cuando él, periódico en mano, acudía a tomar su café-cortado pasada ya la linde del mediodía, y yo la cañita de rigor para resfrescar el gaznate tras la diaria caminata desde las alturas de Santa Cruz; aunque nunca entablamos conversación, repito, yo sabía perfectamente quién era, y él, me temo, también sabía quién era yo: aquel atrevido que un día publicó un artículo sobre su persona y que (lo sé por terceros) no le hizo demasiada gracia: 

https://citizenplof.blogspot.com/2009/12/al-coronel-le-molesta-el-pito.html

Citizen Plof

Pues lo que son las cosas, aunque hace ya algunos meses que el coronel de artillería, historiador e investigador, Juan Arencibia de Torres falleció en esta capital, de la que era hijo adoptivo, y a pesar de que no teníamos nada en común, este ciudadano, cada vez que tropieza por la calle con alguien alto, enjuto y seco, tocado con sombrero panamá, así a bote pronto piensa que es él, hasta que recapacito y soy consciente de que ya no se encuentra entre nosotros, en el plano físico al menos. Y es entonces cuando me doy cuenta de que lo echo de menos.

 

 Coronel Arencibia

Tal vez él también a mí , y por eso su fantasma me persiga.

Miguel Ángel G. Yanes