3/9/20

EL MAYOR CRIMEN DEL FRANQUISMO (2ª PARTE)


CONTINUACIÓN:


Ahí tenemos a Muñoz Molina con 'La noche de los tiempos' y a Trapiello con 'Ayer no más' y a otros intentando convencernos de que Manuel Chaves Nogales y algunos de sus escritos nos dan las claves de la guerra civil, al menos de la que imaginan gente como Muñoz y Trapiello, que ya sabemos que aunque escriben novelas son casi historiadores. "El objetivo final, como el de los revisionistas, es ofrecer una visión negativa y caótica de la República y hacernos creer que la guerra, en la que todos 'fueron iguales', era inevitable".

Tienen mucho terreno ganado, porque lo que se nos viene diciendo desde la Transición es precisamente eso. Chaves, al que llevan camino del santoral de la 'Tercera España', les permite no ya lo que nunca les permitirán sus admirados escritores fascistas, sino lo que jamás podrán extraer de las obras de gente como Aub, Machado o Cernuda. Y ese concepto de la 'Tercera España' viene perfecto para la equivalencia maniquea. "La 'Tercera España' no existe. La realidad es más simple. En 1936 solo había dos Españas: la del Gobierno legal surgida de las elecciones generales de febrero y la del golpe militar del 18 de julio".

"La terrible agresión fascista conmocionó y quebró el Estado, que vio cómo en cuestión de semanas más de medio país caía en manos de los sublevados, que estaban aplicando un calculado plan de exterminio". Sin embargo, "allí donde el golpe fracasa o es sofocado por el pueblo en armas se abre un proceso revolucionario de consecuencias imprevisibles que tardará varios meses en ser controlado por los gobiernos republicanos" que afrontaron la nueva situación. Debería estar claro ya que los responsables primeros de lo que pasó fueron los que iniciaron la agresión abriendo la cadena de violencia. La República fue la víctima de ese ataque, al que tuvo que responder entre múltiples dificultades.


Al respecto resulta muy interesante el último libro de Ángel Viñas '¿Quién quiso la guerra civil?' En él demuestra cómo desde el mismo 14 de abril de 1931 los monárquicos, encabezados por Goicoechea, jefe nominal de Renovación Española, estuvieron en contacto con el fascismo de Mussolini para derribar el régimen republicano. "Está claro quién quería la guerra civil".  La huida de Manuel Chaves Nogales  fue humana y no merma en nada su categoría personal ni la calidad de su obra, pero lo que no podemos hacer en modo alguno es convertirla en modelo ejemplar. Chaves Nogales, como otros muchos, optó por quitarse de en medio.

Y por otro lado durante los 5 meses que estuvo en Madrid nadie lo molestó; sí que hubiera tenido problemas de haber estado en Sevilla el 18 de julio. Sin embargo, hay que decir que la 'Operación Chaves', para reafirmar la 'Tercera España' encierra un desprecio absoluto por todos aquellos españoles que, desde diferentes posiciones ideológicas, defendieron la República hasta la derrota final. Hubo muchos otros periodistas que permanecieron fieles hasta el final al gobierno legítimo de la República, y por ello, algunos se exiliaron y otros fueron represaliados por la dictadura.

Frente a los discursos anteriores de que: "la República fue culpable de la guerra civil y el de la equivalencia de la culpabilidad entre ambos bandos, se ha abierto paso no sin dificultades el de la revalorización de la II República, coincidiendo en parte con el Movimiento por la Recuperación de la Memora Histórica". Se ha trabajado en tal sentido a nivel historiográfico, tanto en el ámbito universitario, como en el de las enseñanzas medias. Personalmente publiqué en el 2001 el libro 'La Segunda República en Híjar', periodo que para los hijaranos suponía el caos, la violencia y la revolución, producto de su desconocimiento y su tergiversación. En el 2006 otro titulado 'José Gálvez Oliver. El Tío Rullo. Vida y exilio de un socialista hijarano'.


Luego publiqué algunos artículos  sobre el mismo periodo 'Las Misiones Pedagógicas en Híjar'; 'Las dificultades del republicanismo en Híjar en 1931'; 'Una página poco conocida de la II República: la primera vez que votaron las mujeres españolas', publicado en este mismo medio. Además de otros sobre 'La represión franquista en Híjar.' Todos estos trabajos me generaron problemas con algunos conciudadanos, llegando a algún enfrentamiento personal o retirada del saludo. Igualmente lleve a cabo con los alumnos del instituto de Alcañiz trabajos de 'historia oral', metodología de investigación que pude conocer a través de otro profesor de secundaria y gran especialista en el tema, Herminio Lafoz.

"En un  trabajo de uno de mis alumnos, pude conocer el bombardeo terrible sobre Alcañiz por parte de la aviación italiana". Bombardeo que documentó en un gran libro José Mari Maldonado, también profesor de secundaria, 'Alcañiz 1938: el bombardeo olvidado'. En mis clases no tuve reparo alguno en explicar las atrocidades y represalias del régimen franquista, por lo que en cierta ocasión el director del instituto me presentó las quejas de algunos padres.

Todo se debía por haber dicho en clase que "Franco había sido el mayor genocida de la Historia de España". En definitiva, en mi trabajo profesional "he tratado de explicar la II República, la guerra civil y el franquismo, desde una perspectiva muy diferente a las de los dos discursos anteriormente mencionados". Por lo que ya no pongo la mano en el fuego es porque otros colegas de profesión hayan hecho lo mismo, quizá por falta de compromiso y no querer problemas. Allá cada cual con sus razones.

Franco

No puedo sino terminar con una reivindicación de los valores de la II República. Para ello utilizaré las palabras del maestro ya fallecido Josep Fontana de su conferencia de 2009 'Los historiadores son gente peligrosa. La Interferencia de los políticos en la enseñanza y divulgación de la historia':

“De 1975 para acá –y eso son ya muchos años no se haya hecho nada desde arriba para alentar el trabajo de recuperación de la historia de la II República, algo que ha habido que hacer desde abajo, y con demasiada frecuencia al margen de las universidades, que no se han sumado a esta preocupación hasta hace muy pocos años".

"El retraso con que se ha abordado esta tarea tiene una consecuencia negativa, como es la de habernos dejado atrapados en la trampa que nos tendió el franquismo, contando muertos y haciéndonos olvidar que el mayor de sus crímenes, mucho mayor que las ejecuciones en las cunetas, en los descampados y en las cárceles, era el de haber acabado con esa gran esperanza de reforma que implicaba la República, relegando al olvido los esfuerzos realizados en aquellos años en terrenos tan diversos como son los de las libertades democráticas, los derechos sociales o, sobre todo, en el de la educación, entendida como un medio para convertir a los súbditos en ciudadanos".


"Hemos estado elaborando hasta ahora el censo de los numerosos maestros asesinados en los primeros días de la guerra civil. Tal vez haya llegado el momento de ponernos a explicar qué enseñaban estos maestros y de qué modo contribuían a un proyecto de transformación de la sociedad española, algo que algunos temieron que pudiera afectar a sus intereses y mermar sus privilegios, lo que les llevó a condenarlos a muerte.

En la introducción del libro “Enseñar Historia con una Guerra Civil por medio' (1999) el mismo Fontana nos dice: “Vivimos en tiempos de revisionismo en que se pretende sostener que en la contienda civil española ambos bandos fueron igualmente culpables y que la sublevación militar de julio de 1936 fue una consecuencia inevitable de los errores y abusos del régimen republicano. Pienso, por el contrario, que un análisis de lo realizado por cada uno de los dos bandos muestra que les movían razones muy distintas".

Y que es imposible entender lo que significó la Segunda República Española, y los motivos por los que la combatieron los sublevados de 1936, si se pasan por alto diferencias tan fundamentales como ésta:"la República construyó escuelas, creó bibliotecas y formó maestros; el 'régimen del 18 de julio' se dedicó desde el primer momento a cerrar escuelas, quemar libros y asesinar maestros.


FUENTE: nuevatribuna.es
Memoria histórica
Cándido Marquesán Millán 
10/08/2020

Conscientes de que cuanto más culto es un pueblo, más difícil resulta manipularlo, la dictadura franquista llevó a cabo una trágica depuración de docentes. Fue un proceso encaminado a desmantelar la obra educativa republicana, caracterizada por el laicismo, la coeducación y la introducción de nuevos métodos pedagógicos.​ Dicha tarea que comenzó una vez terminada la guerra civil en 1939, fue encomendada a tribunales designados por la Comisión Superior Dictaminadora, y se extendió hasta 1945.

Me place dejarles la reseña de uno de los grandes baluartes educativos de la II República Española: Francisco Giner de los Ríos.

Francisco Giner de los Ríos

Francisco Giner de los Ríos fue un pedagogo, filósofo y ensayista español, creador y director de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), impulsó también el Museo Pedagógico Nacional (1882-1941), la Junta para Ampliación de Estudios (1907-1938), la Residencia de Estudiantes (1910-1939), las Misiones Pedagógicas (1931-1937) o las Colonias Escolares. Tras la guerra civil española, la obra de Giner en general, y la ILE en particular, fueron condenadas por el régimen de Franco dentro del proceso de depuración del magisterio español.

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