8/9/20

MONARQUÍA, EJÉRCITO E IGLESIA (I)

¿Por qué son las tres instituciones privilegiadas y blindadas en la Constitución de 1978?

 
Llama poderosamente la atención que en nuestra Carta Magna hubo tres instituciones  a las que se les concedieron grandes privilegios y que quedaron blindadas: Monarquía, Ejército e Iglesia.
Una fue la Monarquía, especialmente blindada frente a eventuales reformas por el artículo 168, que para su revisión o eliminación "se requiere aprobación por 2/3 de ambas Cámaras y disolución de las Cortes"; las nuevas Cámaras deberán ratificar y estudiar la revisión por 2/3, y posterior referéndum.


Y la segunda, la explícita atribución al Ejército de la tutela de la 'integridad territorial' y del propio 'orden constitucional' (artículo 8), con un doble objetivo. Por una parte, 'sancionar el olvido de los crímenes franquistas'. Por otro, convertir a la jerarquía militar en guardiana de la 'indisoluble unidad de la Nación española' y en "factor disuasorio frente a las reivindicaciones de lasautonomías, nacionalidades y regiones”.

La tercera, la Iglesia Católica, a la que se le reconocieron sus intereses básicos en materia educativa (artículo 27) y  la renuncia al reconocimiento del carácter laico –y no simplemente aconfesional– del Estado (artículo 16.3), aunque la aconfesionalidad se incumple  ya que en dicho artículo “Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.


Un Estado aconfesional no debe hacer una cita expresa a una religión concreta, ya que esto significa privilegiarla sobre las demás e incumplir el artículo 14 “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda haber discriminación alguna ni por nacimiento, raza, sexo, religión, opinión…”

Tales privilegios a estas tres instituciones, quizá sea, por el peso de la historia, de la que hablaré luego. Han tenido un protagonismo clave. Las tres son instituciones conservadoras, mejor dicho, reaccionarias, jerárquicas, verticales, mejor dicho, reaccionarias, jerárquicas, verticales, cuyo poder va de arriba hacia abajo, del centro a la periferia.


Y lógicamente han contribuido en gran parte, no sé cuál es su alcance, a "determinar y configurar nuestra visión política, social, religiosa, económica de acuerdo con determinados valores". Pero además entre ellas ha habido en general un perfecto ensamblaje, o lo que es lo mismo una Triple Alianza. Se han apoyado siempre. Los roces entre ellas han sido escasos.

Veamos ese  peso de la Historia de la Monarquía, el Ejército y la Iglesia que condicionó todo el proceso constituyente. No quiero hacer un ejercicio de historia contrafactual. Mas creo que de no habérseles hecho esas concesiones la Transición no hubiera llegado a buen puerto. O hubiera sido muy distinta.


Fijémonos en la Monarquía.

Tomando como fecha 1800 hasta 2020, en estos 220 años, 168 de ellos hemos podido disfrutar -no está al alcance de todos los pueblos- de Reyes, Reinas o Regencias, todos ellos ejemplares. Aunque merece la pena recordar que Franco ya en 1947 declaró España como Reino en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, en su artículo 1º "España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino".


Sin embargo, se nos olvida con mucha frecuencia, ya se preocupan de ello los medios y buena parte de la academia, que "España es el único país de Europa donde la monarquía ha sido expulsada dos veces y dos veces restaurada". En esto seguimos siendo muy originales. La expulsamos en 1868 a gorrazos y en 1931 con las urnas y al poco la recibimos con vítores (1874). En cuanto a las dos restauraciones llegaron a través de dos golpes militares.

 La primera Restauración borbónica. En 1874 el general Pavía entró en el Congreso, no sería la última en nuestra historia, acabando con la I República. Luego llegó el 29 de diciembre de 1874 un pronunciamiento militar en Sagunto del general Martínez Campos, algo que molestó profundamente a Cánovas, al considerarlo innecesario, ya que según él, "había un estado de ánimo generalizado a favor del retorno de los Borbones", lo que no deja de ser llamativo cuando 6 años antes la reina Isabel II fue destronada con el regocijo de la mayoría de la población española.


Isabel II

El 14 de enero de 1875 entraba triunfalmente como Rey, Alfonso XII, hijo de Isabel II, de padre desconocido, aunque el oficial fue el desdichado Francisco de Asís.

Una anécdota muy expresiva del sentir voluble de los españoles, cuando descendía en un brioso corcel blanco, ante los estridentes vítores que no dejaba de lanzarle un paisano que corría a su lado, hicieron inclinarse a Alfonso XII para decirle: “Pero, hombre, ¡que se va a quedar usted ronco!”, a lo que el entusiasta replicó. “¡Que va! ¡Si me hubiera oído cuando echamos a su madre…!”.   Se iniciaba la primera Restauración borbónica.

Alfonso XII

Y la segunda Restauración gracias el régimen resultante del golpe de Estado de julio de 1936 contra la II República, que declaró España como reino en 1947, y luego nombró a Juan Carlos I como futuro sucesor de Franco en 1969. Por ende, "Juan Carlos I debe su trono al Dictador, al que dedicó en su primer discurso oficial como Rey de España las siguientes palabras, de las que todavía --que yo sepa-- no se ha arrepentido":

“Una figura excepcional entra en la Historia, con respeto y gratitud quiero recordar su figura. Es de pueblos grandes y nobles saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda su vida a su servicio.  La Monarquía en tanto en cuanto era un mandato de la dictadura, había que protegerla y blindarla constitucionalmente. No había otra opción. También participaron de este blindaje los medios y la academia.

Juan Carlos I

CONTINÚA...

FUENTE: nuevatribuna.es
Cándido Marquesán Millán 
30/08/2020

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